Naturaleza

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Pasada la medianoche te despiertas al escuchar un sonido extraño.

El ruido es suave al principio, apenas logrando despertarte mientras tu mente nublada por el sueño intenta convencerte de que no es nada, invitándote a que vuelvas a dormir. Vergonzosamente casi dejas que te lleve por un pequeño momento antes de que el sonido se volviera más fuerte y constante, intercalado con uno que otro llanto agudo. Un ceño fruncido adormilado se forma en tu rostro mientras intentas descifrar de qué se trata sin abrir tus pesados ojos, antes de que el horror te golpee y tus ojos se abran de golpe por sí solos.

Es el sonido de Yunho agonizando de dolor.

El miedo te hace saltar de la cama rápidamente, tallándote los ojos mientras corres al lado de Yunho, casi tropezándote cuando tus piernas quedaron atrapadas entre las sábanas. Recuperando el equilibrio, llegas a la cama frente a la tuya observando el rostro de Yunho.

Para confusión tuya, parece que todavía no ha despertado, pero está retorciéndose entre las mantas como si estuviera intentando alcanzar algo, quejándose con los ojos completamente cerrados. Un sonido incomprensible sale de sus labios y te inclinas para escucharlo más de cerca, sientes que tu corazón se aprieta dentro de tu pecho cuando descifras las palabras que se repiten en tu oído una y otra vez.

—Gunho... lo siento, Gunho.

Te quedas mirando el rostro pálido y demacrado de Jeong Yunho llamando con voz débil a su hermano repetidas veces, la misma persona que lo había apuñalado sin pensarlo dos veces. Aun después de haber sido traicionado, incluso en su estado agonizante y debilitado.

No dejará de buscar la mano de su hermano.

Angustia, tan cruda que se siente tan real, araña tu interior y te obliga a tomar la mano estirada de Yunho, queriendo proveer algo de consuelo de cualquier forma que puedas. Los dedos de Yunho se cierran alrededor de tu mano débilmente, aferrándose a ti como si se estuviera ahogando y tú fueras alguna clase de salvavidas en medio de un inmenso océano. Duele, pero no eres capaz de apartar la mano.

Entonces te congelas.

Porque los ojos de Yunho están abiertos.

Casi te caes de la cama por la impresión, a pesar de que tu maestro te había advertido de antemano que la anestesia solía tener un efecto más débil en el maestro de batalla mayor, nunca hubieras esperado que despertara tan pronto. Te recuperas de la sorpresa tan rápido como puedes y acercas una mano vacilante al rostro de Yunho.

—¿Yunho? ¿Yunho, puedes, verme?

Pero Yunho no responde, simplemente parpadea mientras sus ojos vagan de un lado a otro, batiendo sus pestañas como una mariposa revoloteando sus alas, hasta que finalmente enfoca la mirada en algún lugar a tu izquierda y una enorme y brillante sonrisa aparece en su pálido rostro. Frunces el ceño mientras los nervios empiezan a apoderarse de ti, la ansiedad se asienta en tu interior. ¿Qué está pasando?

—Gunho... volviste a mí.

Cada músculo en tu cuerpo se convierte en hielo al escuchar esas palabras, inconsciente tu mano aprieta con fuerza la de Yunho. Él piensa que eres su hermano.

Buscas sus ojos cuidadosamente como tu maestro te ha enseñado, reconociendo finalmente las señales de lo que ves ahí. La mirada borrosa y desenfocada, pupilas dilatadas, respiraciones cortas y superficiales, murmullos incoherentes, viendo algo que en realidad no está ahí. Todo eso apunta a la misma cosa.

Yunho está alucinando.

No hay nada que puedas hacer por él. Si tuvieras que adivinar, el veneno en el sistema de Yunho probablemente tenga alguna clase de alucinógeno que finalmente empieza a hacer efecto, y sin un antídoto adecuado, no hay forma de que puedas ayudarlo. Lo único que puedes hacer es mantener a Yunho calmado y su ritmo cardiaco bajo control, previniendo que el veneno se siga expandiendo por su cuerpo.

Pirate King (pirate!au) ➵ ATEEZ (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora