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Hazel retrocede bajando la mirada tanto como puede tras ser descubierta tras pasar minutos, ni siquiera días, marcando aún más su sentencia.

-¿Heather?-Pregunta la emperatriz, admirando Hazel el gran parentesco en los rostros de ambos, sus cabellos dorados y sus hermosos ojos celestes cómo el cielo, al igual que su tono de piel lechoso como de porcelana, pero las facciones marcadas en el rostro de Jordan, son tan atrayentes como masculinas, vistiendo ambos de colores tan contrarios y sus personalidades igual.-Te has confundido hijo mío.

¿Hijo suyo? Frunciendo el ceño Jordan, quién admira a su madre desde la altura, ladeando su camisa con mangas largas blanco en el aire y su pecho un poco descubierto. Sin poder creer que lo sea, él es un verdadero ser humano, en cambio ella no, es un demonio en persona, de la peor calaña que el sólo recuerde hace que quiera matarla ahí mismo si pudiera.

-¿A qué te refieres madre?-Su tono, su voz es tan dulce y ronca, que es un deleite oírlo.

-Es Hazel Foster, de Vorkshire.

Hazel cierra sus ojos fuertemente ante su nombre y suspira, sin desear ver la reacción de Jordan que de seguro es decepción, es más, si quiera su comprensión y amistad, se debieron por haberla confundido, estrujando aún más su corazón.

-¿Hazel Foster?-De pronto su nombre pareció dulce en los labios de aquel caballero, elevando la mirada levemente hacia quién le dirige la palabra, teniendo una expresión neutra, pero ninguna de decepción.-Me has mentido,-Esquiva la mirada de Hazel frunciendo ella el ceño tras su acción este sube al altar, tomando asiento al lado de la silla real, admirando cómo se ve de poderoso y atrayente tras marcarse sus músculos al posar su peso sobre la silla.-has fingido ser otra persona y eso tiene consecuencias.

Hazel baja la cabeza abruptamente ante sus palabras duras, sin embargo la desconcierta una risa chillante de la emperatriz.

-Hijo mío, ¿Quién es posible de confundir a la dama Dixon con la señorita Foster?-Jordan abre los parpados tan grandes y un efusivo sonrojo consume sus mofletes, mordiendo su labio inferior en furor tras la burla de su madre.

De algún modo Hazel trago duro tras el insulto sin medida de la emperatriz.

-Es el colmo,-Conecta de pronto la mirada con Hazel tras desvanecerse su bochorno, admirando una expresión de dolor en sus facciones.-te ofrecí mi amistad, mi ayuda y honestidad, ¿fue divertido mentir? Quién hubieses sido, es lo que menos me importa.

¿Qué? De pronto el corazón de Hazel late con gran furor y sus mejillas comienzan a devolver el color, lamiendo su labio inferior tras esas palabras tan sinceras y llenas de igualdad, apesar de sus raíces, Jordan, Jordan la ve tal cómo es. Desde la primera vez, al igual que las otras, siempre quiso ayudarla, projurando su salud ante todo.

Él no es igual a su madre, es más, ni siquiera a de saber de lo terrible que es su madre y los planes tenebrosos que tiene, porque sino hubiera reaccionado de diferente forma al saber su verdadera identidad, relajando todo su cuerpo ante la innecesario temor de su vida al estar cerca de él. 

 -No obstante, eres un príncipe y tienes derecho a escoger su castigo.-Añade Lucrecia, cansando sus labios de sonreír y poner una expresión neutra.

-En efecto.-Responde Jordan, sin embargo no pasa desapercibido cuando sus ojos descienden a su cuello y lo largo de este se ven chupetones, tragando duro ante la imagen.-¿Es usted una mujer casada?-De pronto salen tan rápido las palabras sin pensarlas antes.

¿Qué?

-¿Qué tonterías dices hijo, no ves que es concubina?-Finge ignorancia, elevando una sonrisa en sus labios, mientras Jordan se pone sobre sus pies y formas sus palmas en puños, resaltando su vena en el cuello del furor tras oír esas palabras.

-¡Sentenciada a muerte!-De pronto todo ilusión se cae en pedazos en frente de Hazel tras oír esas palabras de nadie más que Jordan, de quien pensó jamás oír esas palabras, recordando de pronto que admiro su cuello, cayendo en recuerdo de lo terrible que eso dice de ella.-Maldita sea, ¿Quién se ha creído para engañar a mi hermano?

De pronto se para la emperatriz a tomar de hombros a su hijo, resaltando el vestido negro de mangas largas ajustadas a sus delicadas muñecas.

-Hijo, nunca imagine que ella haría algo cómo esto, pero piénsalo antes.

Al ver Jordan que los guardias no hacen absolutamente por la mirada de Lucrecia que tenía ella sobre ellos, saben bien que no deberían actuar sin una orden suya, ya presenciando la sentencia de un compañero suyo por no adivinar las preferencias de su majestad. Perdiendo Jordan la paciencia y baja el altar, caminando a lo largo en frente de Hazel y saca su espada a un lado de su cintura.

Carter no puede creer lo que esta viendo, no puede refutar ni negar los hechos, un guardia se ha aprovechado de ella contra su voluntad y su sangre será derramada por Jordan, sin poder luchar por su pueblo y cierra los parpados de un impulso repleta de temor.

-¡Hijo, detente!

Eleva de esta a la altura suficiente y Hazel cae sobre sus pies, cayendo lágrimas a lo largo de su rostro y la decepción le carcome el pecho, sabiendo de sobra que es su culpa, que si dice que fue un guardia de nada sirve, ha cavado su propia tumba, le fue infiel a su majestad, apesar de nunca dejarse acariciar por un hombre.

Escuchando las puertas abrirse abruptamente y golpearse entre ellas, escuchando el tintineo de unas espadas y elevar la mirada mojada, admirando a ambos hombre de ropas tan contrarias como aspectos físicos chocantes, reconociendo de sobra quién es el de cabellos negros y su mirada felina de iris dorados, elevando una sonrisa siniestra a lo largo de su rostro.

-¿La emperatriz te mando a matarla?

Se aleja Jordan de su hermano y tira la espada a otra esquina.

-Jamás pelearé con mi hermano, pero este asunto lo asumí yo, no mi madre.

De pronto esa palabra suena una y otra vez en la mente de Carter, intentando comprender el transfundo de cómo pudo interrumpir el salón real y entrar con poder, parando en seco al príncipe, perdiendo fuerzas en sus muñecas tras darse cuenta en el lío aún mayor en el que esta metida.

Su actitud, su prepotencia, su demanda no se debía que fuera altanero, sino porque es el príncipe Jaden Beckham, el verdadero heredero al trono.

-Que curioso,-Arremata Jaden, poniendo una expresión aburrida en su rostro, mientras Jordan la tiene neutra pero un poco enfadado.-¿A qué se debe?

-Infidelidad.




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