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-Hoy pondré a prueba su habilidad acerca de la historia de Gran Bretaña.-Sisea el concejal, a lo cual Carter pierde el aliento con el nombramiento del examen, ni siquiera tenía idea a lo que se iba a enfrentar, ya que desde el inicio le fue de poco interés y ahora, de pronto, resulta ser lo que más necesita para sobrevivir.

-No puede ser...-Murmura tan bajo con palabras intangibles, que pierde el color de su rostro, pérdida.

En cambio la señorita a su lado sólo observa desde la altura callada, alzando levemente sus iris azules como el mar que impacta contra la roca, ladeando una sonrisa. 

-Disculpe concejal que interrumpa.-De pronto se escucha la voz fina y elegante de Heather a lo largo del salón, callando a todo aquel que comentará.

-Por favor prosiga.-Alienta, sonriendo a ella con gran devoción, cualquiera que lo vea diría que le regala puntos sin que ella se lo pida.

-Me siento repentinamente cansada, pero mis responsabilidades son primero, así que propongo que los hagamos sentada, ¿Qué le parece concejal?-Se sobresalta Carter tras oír esa propuesta y eleva su mirada repleta de esperanza tras sus palabras, no puede ser coincidencia, no, no lo puede ser, provocando en el concejal un suspiro tras creerle todo a la joven Dixon, llevando miradas preocupadas encima de ella, todos excepto Carter, ¡Es claramente una mentira!

-No se exceda, claro que lo haremos mientras hacemos este examen.

-Gracias, muy atento.-Sonríe acomodando su cabello lacio dorado a un lado de su hombro pálido desnudo.

Pasan así las primeras mujeres a contestar las preguntas dadas, siendo en cuestión tres pero muy complicadas de acertar, admirando Carter las expresiones de frustración y dudas reinando en sus rostro, llegando al fin de tristeza y agobio al perder, casi nadie a ganado el examen, sollozando otras, quizás llevando la misma suerte que Carter.

¡Maldita sea, no puedo perder!

-Señorita Heather Dixon.-Asiente ella estando lista, completamente ajena al sentimiento negativo que reina el salón siendo la penúltima, serena, tranquila, segura de sus conocimientos.-¿Cuál es el nombre del príncipe heredero de la nación?

¿Qué?

Todas voltean hacia ellos completamente impactados al igual que Carter, esa pregunta cualquiera lo sabe, no se compara a las sumamente difíciles de las demás compañeras, es completamente injusto, no, es indignante.

-Por favor concejal, sé muy bien que puedo contestar cualquier pregunta más interesante.-Responde ella, suspirando y el concejal se sobresalta, tragando duro.

-Pero...

-Me preparé para un examen de mi nivel, ¿Acaso me considera insuficiente en capacidad mental?

-¡No, por dios, no señorita Dixon, cómo cree!-Se espanta completamente el concejal por la voz abrupta y molesta de la señorita, quien Carter la admira con mayor devoción tras su sinceridad y honestidad, cualquiera en su lugar hubiera aceptado tal oferta, pero ella no, ella guardia su dignidad ante todo.-Por favor perdone mi acción anterior, me arrepiento en su totalidad.-Baja la cabeza en sumisión, a lo cual ella suspira, moviendo la palma para que se enderece, a lo cual él acata.-¿Cuándo se desarrollo el instrumental de tinta?

-27 de enero de 1687.

Él verifica sus apuntes y suspira en alivio tras su repentina respuesta que ni dudo en soltar.

-Correcto...

Todas las damas suspiran asombradas por su inteligencia, añadiendo a Carter que la tiene a pocos centímetros, admirada por su inteligencia.

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