Siente sus parpados muy pesados tras todo el trabajo acumulado, sintiendo cómo mueven de su cuerpo de un lado a otro, gruñendo en lo bajo y suspirando cansada, sin embargo unas punzadas terribles apuntan a sus rodillas y sus costillas, abriendo abruptamente sus parpados por el incesante dolor que hasta había olvidado.
No solamente eso, sino que como siempre todo había sido un sueño, siendo el mismo dolor regresarle a la dura realidad, la cual jamás desea volver, pero aceptar que aquellos sueños son reales es una locura, también ilusionarse, encariñarse para luego no volver a soñarlo, sería demasiado duro.
Lo mejor es huir, huir de todo posible dolor que le produzca en el futuro y ahorrarse cualquier momento trágico.
Esta es la vida real.
Elevando su cabeza que se siente peor que una roca, tan pesada cómo dolorosa, tocando los sienes con el ceño fruncido, suspirando profundamente, llevando una mirada que otra, pero sobre todo unas tres en especial, sus causantes de despertarse abruptamente.
-Dios, has pasado cinco horas durmiendo y no se ve que despiertes por nada, la maestra te ha puesto una detención por tu descaro,-Un silencio rotundo se forma alrededor de Carter sin creer en esas palabras.-por más que te hablen o te muevan, pareces muerta.-La rubia no paraba de hablar.
La palabra detención hacia eco en su mente una vez y otra vez, palideciendo por completo, ¿Qué, durmió tanto tiempo, cómo puede ser eso posible y no despertar? No, ella no ha dormido por toda una noche y sigue herida, es compresible que su cuerpo reaccione así, pero no se puede perdonar una maldita detención, es su fin.
Los labios de la rubia seguían moviéndose sin importarle Carter que hable, si ni siquiera tiene en mente ponerle atención, esta en serios problemas.
-¿Dónde se encuentra la maestra?-Suelta abruptamente, cortando la habladuría de la rubia, abultando sus labios ofendida, bufando y rodeando sus ojos.
-Acabo de salir, no me interrumpas quieres Car-Le corta el comentario poniéndose sobre sus pies e ida cómo un cohete directamente al pasillo, alzando sus pasos tras cada paso, ignorando por completo las punzadas dolorosas de cada extremidad de su cuerpo.
Encontrándose a la maestra, en medio del pasillo.
-¡Maestra!-Exclama, deteniendo los pasos de su supervisora, ladeando su rostro a la dirección del grito y Carter camina hacia ella, apresurademente, hoy ha cometido tantas faltas pero no porque quiera.
-¿Señorita Carter?-Niega la maestra en desaprobación tras mirar bien el uniforme incorrecto que lleva puesto.-Realmente una alumna tan excelente cómo usted quedarse dormida por todo el día y reprobar literatura, sin contar su uniforme, no puede pedirme que retire la detención.
¿Reprobar qué? Casi se desmaya Carter tras lo que escucho, no, no puede ocurrirle eso, en serio.
-Señora Connor, puedo explicarle porque estoy en estas condiciones hoy, pero por favor no manche mi beca con estos grandes errores, me he esmerado tanto en cumplir absolutamente todo.-La desesperación es palpable en su tono, hasta las personas que pasaban a su alrededor se apenaban por ella, se miraba tan lamentable en su situación, pero la maestra es ajena a todo aquello.
-Exactamente así empiezan señorita Carter,-La joven ladea una ceja confusa tras su negativa.-con excusas para perdonarles, pero le lamento decirle que yo no consiento esas pobres excusas.
Se gira sobre sus talones y el sonido de sus tacones tras arrematar con repudio en el suelo se van alejando tras su vista, admirando la oportunidad de derrimirse, imposible.
-No lo puedo creer...-Suspira cerrando sus ojos fuertemente.
Recibe un empujón de su lado y se tambalea torpemente tratando de equilibrarse tras el movimiento abrupto, recibiendo las carcajadas de la maldita rubia con sus amigas, tirando un papel con notas a su lado, sosteniendo de él sin problema.
-¡Eso te pasa por pesada!-Grita la rubia ya en la salida.
Farfulla Carter en lo bajo y desciende su mirada, directamente al papel que le tiro la rubia, abriendo sus parpados en sorpresa al identificar la letra de la maestra en él, su firma, suponiendo que debe tratarse de su castigo.
Debe limpiar la piscina y retirarse antes de las cinco,-¿En dos horas? Imposible.-sino cerrarán la escuela y se quedará encerrada, también me encargaré de bajarle puntos en varias clases por su mal rendimiento, cómo un reprendimiento adecuado, espero que reflexione.
Carter sin soportarlo más arruga la hoja entre sus dedos y la parte en pedazos ida en la rabia, maldiciendo en lo bajo, no sabe por cuánto tiempo soportará esas situaciones que van de mal en peor, tirando de aquellos papeles con brusquedad contra el suelo.
-Joder, joder,-De imaginar que regresaría a la realidad para recibir esta clase de problemas, prefiere mil veces ser una concubina.-quizás servirle a un inútil no sea tan malo.
La idea no suena tan mal al plantearlo así, ¿Su majestad deseo un poco de té, qué le unte en sus labios un poco de este sabroso pastel? Sonríe de lado Carter de sólo imaginarlo y si es cómo las señoritas lo describieron, irresistiblemente apuesto, tan galán que hasta la misma hija del gran duque babea por él.
Majestad, el príncipe Jaden Gray Beckham.
Hablando del rey de roma, la historia que se leyó, esta en la biblioteca, no tiene ni idea en qué momento se encuentra, si ya en su reinado, no, espera, si tiene idea, su objetivo es que no llegue al trono, a sí que ahora debe estar entrenando para ser el comandante de los guardias.
Antes de la catástrofe.
Es imposible que el sueño se amolde a la historia, quiere decir, es ridículo, sin embargo una curiosidad latente la tiene picando de sus dedos, de cómo termino siendo ese personaje que jamás leyó, tragando levemente ante la idea alocada de visitar la biblioteca, no sin antes limpiar de la bendita piscina.