*57*

2 0 0
                                    

<He organizado esta hora cómo si no existieras, los pasillos en los cuales correrás ni siquiera habrán personas, de eso me he encargado yo, encontrarás en el sexto pasillo unas ropas para que puedas cambiarte y así no llamar la atención, junto a otros objetos que te servirán en el camino, al otro lado de la pared te esperará un caballo y alimentos básicos para transportar.>

Las instrucciones de la señorita Dixon fueron más que claras, también le concedió un mapa para no perderse, sin darle tiempo a despedidas tuvo que salir corriendo del lugar cuando empezó a correr la hora, porque el tiempo es ganancia al igual que desgracia cuando no abunda, junto a su corazón apresurado tras los pasos aventados en el viento de la adrenalina que corre por sus venas.

Cuál haya sido la condición de la señorita Dixon, es imposible de cumplir.

De igual manera la idea de que ellos dos puedan estar juntos...la descoloca por segundos, pero es lo mejor, no hay mejor pareja que ellos en todo el reino, ella es tan extravagante, fascinante y de buena clase, encaja con los estándares de su majestad. No habría porque sentir discordia o melancolía, ya que a su vez...Hazel, Hazel...no es más que un objeto fuera de lo común, para usar solo una vez.

Pero, ¿amor? Eso no existe en el vocabulario de él y menos viniendo de ella.

-Tremendo idiota.-Detesta, detesta tanto la idea de haber disfrutado aquel beso, que insignificante en un principio comenzó a cobrar sentido dentro de su corazón, odiando la idea que su mente se encuentre tan desligada de su corazón, diferentes pensares, chocantes entre sí.

Es lo mejor, quizás la señorita Dixon pueda encontrar otra manera que el príncipe aprenda a perdonar lo que ella jamás pudo evitar, desde que la emperatriz comenzó a tener poder, todo se trato de un día para otro, acumulando de manera bestial poder que simplemente Heather era una simple niña incapaz de hacer algo por él.

Viendo la situación de ahora, no sabe con exactitud cuánto poder posee la emperatriz.

Con sólo ver la disconformidad de su padre con que ella se postulara a concubina, no sólo se debe a su posición que tuvo que renunciar por su amor, sino también con temor a la emperatriz.

Es normal preocuparse por su hija, su única hija.

Suspira.

¿Por qué no tuvo la suerte de renacer en una familia así? Tantos hombres dispuestos a estar con ella, a luchar por ella, sin embargo, fijando su mirada en uno sólo que ni siquiera le dirige la palabra, debe ser realmente un castigo sin fin, tortuoso y sin sentido alguno, ¿Jaden sentirá algo por ella...?

¿Por eso mismo no se casa? La emperatriz mando por la edad de él, tener al menos una concubina, por cosas de leyes, no tuvo más opción que aceptar, porque no hay cosa que odie más que el compromiso.

Al pasar los minutos, tuvo tiempo de cambiarse de ropas y pasar por los últimos pasillos, resbalando el sudor a lo largo de su rostro, jadeando por los pasos apresurados y el tiempo acortarse tras cada recuerdo, tras cada discusión consigo misma, ¿Qué sentido tiene regresar al pasado, sacar conclusiones?

Vestida completamente de negro con pantalones y ropa de hombre, saca la cuerda que carga consigo misma y la avienta al otro lado con un objeto filoso ligado a él para internarse en la pared, jalando al verificar que sea seguro cruzar y así es, suspirando y pasando su mano por su frente sudorosa.

No tiene sentido alguno, no, pero de alguna sus primeros recuerdos al venir a este mundo es este reino, sus deliciosos pasteles de chocolate y la leche, alimentos que en la vida real no pudo probar, aquí si pudo, besar a alguien de la realeza y enfrentarse a su peor enemiga.

Ser parte de la historia.

Es doloroso renunciar de pronto, pero es lo mejor, es lo mejor para ella y su pueblo, no puede luchar contra la emperatriz, si Dixon no pudo, menos ella, sería tirar su vida a la suerte, no podría con tanto ella sola, niega con su cabeza y toma de la cuerda, lista para subir y poniendo sus pies sobre la pared, escalando de ella.

Es ahora o nunca.

Llegando a la cima de esta y admirar los picos del castillo que se elevan casi tocando el cielo, tan blanco todo que parece imposible de mantener ese tono por más de dos semanas, tan celestial, tan inmenso y prominente, seguramente sea la última vez que pueda observar algo así de magnífico.

Realmente ella no encaja ahí y jamás lo hará, tragando duro tras pensar esas palabras, su sola presencia ahí fue un claro insulto, todo...absolutamente todo se trato de una vil trampa sin escapatoria.

-Adiós Jaden...-Murmura Carter, moviendo sus piernas para caer al otro lado, sin embargo alguna silueta se mueve con rapidez a su lugar, saltando en el aire y subiendo a pasos apresurados a su paradero, sin darle tiempo a ver bien quién es, sólo admirando toda su cara tapada, tomar de su rostro y un pañuelo tapar su nariz por completo.-¡Mmm...!

Sacudiendo su cuerpo en busca de escapatoria, pero él la bota hacia adentro sin lastimar su cuerpo en el impacto y no despegando el pañuelo, aspirando todo el aroma Hazel, comenzando a sentir sus parpados pesados y su mente nublarse con cansancio supremo.

¿Qué me sucede, qué esta pasando? 

Tornándose todo negro y oscuro alrededor suyo, comenzando a perder el juicio de su alrededor al no poder controlar sus propios parpados y no poder mover ni una extremidad, cayendo en un sueño profundo de pronto.

kkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora