-Mañana será la condena a muerte tras las pruebas contundentes de su escape.-Declara la emperatriz, rompiendo sus piernas Hazel del impacto tras oír su condena, cayendo al suelo de rodillas por el impacto sin poder procesar esas palabras y sus ojos nublarse de dolor, de agonía que interfiere en su garganta al intentar sacar su voz, solo un hilo de voz sale de sus labios.
-¿Así sin más?-De pronto interfiere el tono profundo de Jaden, captando la atención de la emperatriz.-Su más prometedor y gran amistad, capaz de nivelarla a nuestra clase de pronto su vida le parece tan insignificante, al menos un juicio digno, pero ni eso.
Parece hacer revote esas palabras en la mente de Lucrecia quien por poco había olvidado la presencia del príncipe por la euforia y desesperación de condenar a Hazel tras acortarse los días; y tener de amenaza el estúpido interés del príncipe heredero en ella, dejando pasar su supuesta amistad estrecha con la maldita escoria inmigrante.
-Por favor su majestad.-Intenta regresar a su estado nulo, sino a una emperatriz amable que jamás se divirtió y deleito de condenar a muerte a una escoria.-Si no tomamos en cuenta las reglas del palacio, nuestros mandatos no tendrían sentido, nos faltarían el respeto en su totalidad y yo simplemente me preocupo por usted.
Jamás había sonado tan falsa la última oración.
-¿Preocupar?-Saca una carcajada de sólo oír esa palabra, tanto que le divierte con furor esa estúpidez, que para rotundamente, sacando una filosa mirada que por poco desaquilibra a la emperatriz.-No me haga reír, carezco de paciencia.
Los guardias no saben qué hacer con la fugitiva, solo la sostienen y ella se ve obligada a ponerse sobre sus pies, pálida, pidiendo a gritos ayuda, pero por alguna razón se siente sola, tan pérdida y desamparada por su mala suerte, tan solo hace unas pocas horas hubiera podido escapar del reino, de no haber sido por el príncipe Jaden.
-Lleven a la fugitiva a la cárcel y mañana al amanecer mismo será colgada.-Manda sin titubeos y sin ganas de fingir, con el príncipe eso jamás funciona y esta más que cansada de fingir, le ha faltado el respeto totalmente, formando sus palmas en puños de la rabia que contiene.
-No.-Demanda el príncipe heredero, parando en seco los guardias.
-¿Qué ha dicho?-El tono de la reina es filoso, agobiante y demandante.
-Por su amistad estrecha con la pobre fugitiva y nuestras relaciones con los inmigrantes, me veo forzado a atrasar su muerte, al menos hasta que termine su último examen como concubina.
¡¿Qué?!
Cualquiera que sea el caso, aunque tenga la autoridad absoluta ambos deben regirse a las normas, contradiciendo en su totalidad a la emperatriz, estática ante sus palabras, no puede negarse y tampoco quiere aceptarlo, pero la estrategía que usa el príncipe heredero no puede contrarrestarse.
Tensando su mandíbula por la impotencia y se gira de manera brusca, saliendo disparada del lugar y los guardias llevar a la fugitiva a su celda, sin embargo Hazel cual sea las palabras o atrasar, su muerte es inmediata, temblando por completo, de pies a cabeza, nublando sus parpados de lágrimas pesadas, devastada.
Sin embargo la presencia del príncipe heredero la descompone por completo.
-Necesito hablar con ella por unos segundos.
-Su majestad, eso...-Esta prohibido, cualquier contacto con una fugitiva puede mal interpretarse como que él sea parte de algún proyecto ílicito, sin embargo con la mirada intimidante y dorada del príncipe hace que ambos se inclinan en aceptación y la suelten de inmediato, dejándo a ambos solos, cayendo por poco Hazel al suelo del impacto.
Sintiéndose tan pesada, tan fragil como pesada incapaz de cargar consigo misma pero unas grandes y fuertes manos toman de sus hombros, elevando la mirada cargada de lágrimas y muchas emociones, resbalando las lágrimas a lo largo de sus mejillas pálida, tan pálida que el príncipe comienza a preguntarse cómo de estar morena, paso a ser blanca.
Preocupándose de su salud y ella no soporta más.
-Su majestad...-Murmura con la boca seca y salta a su cuerpo abrazando de este, buscando alguna protección antes de ser encerrada, tomando con tal fuerza su cuerpo, que para Jaden esa fuerza no significa nada, pero para ella todo su esmero con tal de recordar su aroma, su voz, su cuerpo fornido y su altura intimidante, hundiendo sus dedos en sus ropas destruida.
-Hazel...-Murmura el príncipe.
-No deseo morir, por favor, yo jamás le traicionaría, no sería capaz.-Alejando su cuerpo con el suyo y admirar con más detalle sus facciones, sus cabellos negros cayendo en sus iris dorados, brillantes, su nariz respingada y sus labios carnosos, al igual que su mandíbula marcada, sin imperfecciones, ni un solo grano, teniendo que elevar todo su rostro con tal de dejar impregnado su rostro en sus recuerdos.-Por favor, destruya a la emperatriz, hágale pagar por todo el daño que me ha hecho, a mi y a mi pueblo.
Abriendo Jaden sus parpados ante sus palabras.
-Sé que es muy egoísta y el tiempo esta por acortarse, pero deseo de sus labios, su tacto antes de ahogarme en la soledad y el frío.-Añade Hazel rota.
Por alguna razón iba a interrogarla, pero las palabras no salen de los labios del príncipe sino se queda atonito escuchando sus palabras, procesando toda la información y los movimientos innesperados de la reina, teniendo que quedar en silencio contundente.
Sin embargo de alguna manera le destruye verla de esa manera, con el poco tiempo conociéndola a visto en su ser inocencia, astucia e inteligencia, sin embargo no mucha al indagar su pasado sin poder ocultar algunas manchas de su vida.
Conociendo quién es el verdadero enemigo.
Fijando su mirada carente de emoción alguna en los labios de Hazel.
-¿Te has divertido jugando conmigo?-Abriendo con impacto los parpados Hazel y ante de poder decir alguna palabra él impacta sus labios en los suyos, tragándose toda palabra y mover con tal brutalidad sus labios que Hazel no puede seguir su ritmo y él elevar sus manos con brusquedad sus pechos, masajeando con fuerza que Hazel solloza por el dolor e intenta alejarlo de su lado confundida, muy confundida.
-¡No, mm...!-No se siente bien, no se siente nada bien, sino le aterra de gan manera y Jaden la empuja cayendo al suelo abruptamente, abriendo con espanto sus ojos al ver cómo la trato, como la peor escoria en su vida.
-Llevenla ya.
Quedando boquiabierta.