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-¿Qué sucede aquí?-Pregunta Jaden al ver a la emperatriz en su asiento, con su vestido negro resaltando su piel pálida junto a su cabello dorado claro, elevando la mirada con superioridad, sus labios rojos como la sangre elevan una sonrisa sínica, mirando a los padres de Heather de rodillas y su cabeza en el suelo en total humillación ante la emperatriz.  Abriendo Jaden sus parpados atónito ante lo que ve, tensando su mandíbula. 

-Sus padres desde días imploran que quite el castigo de su amada hija, ofreciéndome hasta su preciadas tierras y negocios, ¿hasta dónde debes llegar para saciar tu sed de maldad?-La informalidad llenan sus labios de dulzura, tensando él su mandíbula de la rabia, no puede creer que hasta este punto tuvieron que llegar los padres de Heather, se supone que no se preocuparían por eso, pero qué padre deja su hijo a la miseria? 

Sólo el suyo al parecer.

-En la ley no existen excepción o distinción, la señorita Dixon debió pensarlo mejor antes de aceptar un título por muy debajo al suyo.-Es lo mejor para Heather, realmente ella nunca debió involucrarse con Jaden, siempre se verá afectada sin importar la situación.

Estar cerca del castillo, de este lugar que nunca tuvo que volver a poner un pie, es lo único que lo mantiene cuerdo y le recuerda los pocos buenos momentos que vivió en su juventud, tenerla alejada es lo mejor para ella.

No quiere ni siquiera imaginarse si ella hubiera puesto un pie sin la excusa de querer ser concubina.

-La familia Dixon tiene una gran influencia económica en mi país, cuál sea la causa la señorita Heather Dixon fue capacitada para ser la heredera de la compañía.-Suspira en cansancio por el claro rechazo de Jaden ante la humillación que tienen que hacer sus padres con tal de salvarla, desconocen por completo al príncipe, que para ellos es un hombre tirano.-Como emperadora debo mediar por la paz y por cuestiones de amor, no deseo romper lazos comerciales con ellos.

Aprieta los puños Jaden mordiendo su labio inferior con sumo furor, no, algo esta tramando de nuevo, aunque todas las razones que dio la emperatriz son completamente válidas, separarse de una compañía tan poderosa como los Dixon no les conviene para nada al país, sin embargo no puede caber en su cabeza con la facilidad que la convencieron. 

Ella no es una mujer que se puede convencer con solo palabras.

-¿Por qué desea tanto el regreso de la señorita Dixon?-Se atreve a decir Jaden.

Suspira la emperatriz, ladeando su cabeza con una sonrisa de suma soberbia, jamás se sentirá menos que el príncipe, a pesar de no ser de sangre real ella se considera de mayor valor que todo el castillo y oro junto.

-No soy una mujer tan frívola como crees. Después de todo, podrían ser los herederos sus hermanos menores, pero son tan pequeños que no pueden ir al inodoro solos.

Más razones favorables y válidas de su lado, ¿Qué esta ocultando? Cual sea la razón, Heather sería incapaz de involucrarse con ella, a pesar de que Jaden sea un tirano con la única persona que realmente le importa, todo fue con tal de salvarla, ella le ha demostrado que su amor por él jamás termina.

No obstante, la sola idea que la emperatriz no ponga ni un "pero" en su regreso, lo pone realmente ansioso. Recordando de pronto que el sirviente le había dicho que Heather ya había regresado, sobresaltado gira su rostro por todos lados buscando en cada rincón del salón, cuando de pronto unas puertas del otro lado se abren de sorpresa, admirando unos cabellos dorados y preciosos, junto a su rostro neutro, viendo hacia el suelo.

Su ajustado vestido rojo carmesí oscuro resalta su piel blanca como la leche, tan suave a la vista y sus delgadas muñecas que sostienen el vestido, sus labios rojos como la sangre y sus ojos carecientes de maquillaje, pero tan llamativos como siempre, le hace aliviarse a Jaden que se encuentra en buen estado.

Tan diferente como la última vez que la vio, solo espera no haberla herido tanto.

-Su majestad...-Se inclina ella en respeto total hacia la emperatriz, sin mostrar gran expresión.

-He decidido romper con tu castigo con tal de que asumas de inmediato su derecho como heredera y hacer negocios en el extranjero.-Sus padres se levantaron de pronto impactados con la noticia, ellos nunca quisieron comercializar en el extranjero por los conflictos de los países, las tensiones son demasiadas hoy en día y su país no es la excepción.

Justamente lo que Jaden sospechaba, ella no aceptaría sin una condición.

Sin embargo su padre no pueden oponerse, viendo a su hija tan cerca de él y sus ojos admirarla con mucho dolor, temblando sus brazos con tal de abrazarla y sus rodillas estar adoloridas de tanto permanecer así, punzando sus parpados de la alegría de verla con salud.

Tanto Heather como su padre saben que el negocio familiar correría mucho riesgo en el extranjera, pocas familias de Gran Bretaña se han animado a extender sus negocios en el extranjero, pero por la difícil comunicación se han visto pésimos resultados, al igual que los conflictos por la independencia de la cual exige cada país, es alertador. 

Mirando Heather a su padre de primero antes de dar cualquier respuesta y él asiente levemente con el dolor de su corazón, pero sería capaz de darlo todo por ella, al menos su obsesión con el príncipe ceso, de otra forma no hubiera accedido a rogar por piedad, con esa lección ella pudo darse cuenta que él jamás la amo.

-Acepto.-Responde Heather.

Sonriendo la emperatriz con euforia. 

-Bienvenida de nuevo al castillo real, nueva socia.

Preguntándose Jaden lo que sucede ahí.


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