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La luz y la oscuridad son zonas muy contrarias, son imposibles que ambas se lleven bien, prefieren extinguirse entre sí que ambas vivan en el mismo entorno, la vida y la muerte son lo mismo, jamás se han llevado bien por el simple hecho de hacer trabajos muy contrarios. Los mismo ocurre con Hazel y Carter, ambas debieron morir pero por alguna razón del tiempo y el espacio sus almas quedaron ligadas. 

Sin embargo convivir juntas en un mismo espacio, provocará que alguna de ambas muera.

Cobrando un cuerpo y un alma.

-Listo.-Empuja del cuerpo de Jordan con asco y se pone sobre sus pies sacudiendo sus ropas.-No tengo suficiente tiempo.

Abre los muebles del príncipe, robando un abrigo, dinero y un arma para defenderse, para su mala suerte solo encontró un pequeño cuchillo pero será suficiente, colocando todo en su cuerpo. Sabe bien que desde un principio se dijo que lo mataría, pero realmente nunca ha asesinado a una persona, sino solamente ha visto morir.

¿Cuán difícil puede ser?

Posando sus pies cerca del cuerpo inerte del hombre que yace dormido, sus cabellos dorados, sus iris celestes y su piel pálida, cada característica suya es perteneciente de esa bruja, que mataría con tal de verla llorar, lamentarse de que mato a Cedric, de su único amor que dio su vida con tal de salvarla, nunca fue su culpa, el que la entregará fue el maldito destino que hoy mismo le pondrá fin.

-Maldita infeliz...-Murmura, moviendo el cuerpo de Jordan y posa su peso encima de él, sacando el cuchillo de su cintura, tomando lo suficiente de él como para elevarlo y mirar con rabia el rostro del asesino, no, de la emperatriz. Forjando la presión entre sus dedos para no cometer una estupidez de dejarlo caer, si matarlo es la mejor decisión o no, no lo sabe, a ella no le interesa salvar a esta estúpida patria, en cambio Carter sí.

Podía saberlo por los pensamientos de ella, Carter no es una mala persona, ella por ninguna razón quiere que gente inocente muera, venga siendo de quién venga siendo, en cambio Hazel no, ella desea con furor la venganza, la justicia y que esas malditas personas sufran un poco de todo lo que ha sufrido ella.

No comprende su lado sentimental y débil que no la deja actuar con la mente fría ante todo, sino un peculiar ingenuidad que podía acabar con su vida un día de estos.

¿Será lo mejor matar al príncipe de la nación?

Antes de cometer el acto se lo pregunta por segunda vez, según Cedric si es la mejor opción, en cambio el futuro dictado por Carter al parecer no, eso salvaría a la patria y todos los planes se vendrían abajo, lo que Cedric siempre deseo fue la desgracia para el país, no la victoria por más engañoso que suene, al parecer la muerte del príncipe es una victoria para el país en un futuro.

Sin embargo sus amplios deseos por acabar con su vida amerita su tentación.

Si la venganza de matar al príncipe esta en el destino de Jaden, eso quiere decir que tendrá que ver con sus propios ojos como destruyen a su país de origen en el proceso, pero algo de bueno ha de traer y acabe de una vez por todas el conflicto interno por el cual tuvieron que huir de su país.

-En mis manos no me pertenece su muerte, no es el tiempo, ni la hora.-Guarda el cuchillo en su cintura, controlando sus inmensas ganas de perforar su garganta. Sin embargo paso por alto el último recuerdo, alterando todos sus sentidos en el acto, aunque la muerte del príncipe Jordan este asegurada, la de la emperatriz nunca sucedió.

Porque ella cautivo al mismo príncipe Jaden.

-No puede ser...-Murmura para sí, las cosas jamás funcionarán de esa manera, no, no puede ni siquiera pensar en quedarse, sabe bien que desea, anhela la venganza, pero que esa maldita mujer no tenga su justicia, le parece inquietantemente agobiante.-Tiene que ser mentira.

Si bien el príncipe Jordan ni siquiera le pregunto el porqué de su castigo, eso quiere decir que simplemente quería aprovecharse de ella y no podía fiarse de él en su totalidad, era como fiarle su misma vida, ¿a cambio de qué? De nada. No obstante, ¿El príncipe Jaden? Él mismo le dio la espalda cuando más le necesito, declarando un rotundo rechazo hacia ella.

Esta vez no le corresponde decidir, las respuestas con claras.

-Sea matarlo ahora o en un futuro, es como adelantar la catástrofe, la emperatriz nunca pierde.-Muerde su labio inferior en rabia total, ¿Qué podría hacer antes de irse? Ella es como una bomba de tiempo, su sola muerte significa la destrucción de su pueblo, de su familia, pero la justicia, ¿Cuándo tendrá la oportunidad si no es ahora?

-Debo huir, ahora que tengo tiempo y avisarle a mi pueblo.

Decide dejar las cosas con su rumbo natural del destino, que por algún caso no desea que el poder de la emperatriz crezca de forma abrupta por su codicia. Pero bien lo que puede hacer con la información valiosa que tiene, alertar a otras personas con poder, aunque de momento no tenga idea quiénes.

Lo que tendrá es tiempo para alertar de la desgracia del futuro.

-Maldita sea...-Se pone sobre sus pies y decide caminar directo a la salida, teniendo por suerte cero personal en el camino, por las altas horas deben estar todos durmiendo, excepto quiénes cuidan las entradas y salidas del castillo. Corriendo a lo largo de los pasillos que por las grandes ventanas entra la luz brillante de la luna en ellas, ocasionando una vista azul fascinante del pasillo.

Sin percatarse por su desesperación de una segunda persona en el mismo sector.

Escuchando como de pronto su acelerado corazón se detiene por un mini segundo al parar abruptamente sus pasos cuando un sujeto alto de ropas negras en su totalidad se posa en frente suyo al salir de la esquina de una pared donde aparentemente estaba escondido.

Percatando de primero unos fieros ojos dorados que destaca de todo su rostro y su pálida boca ladear una sonrisa siniestra de lado.

-¿A quién crees que engañas?

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