-Mi precioso cuerpo, mi voz, mi cabello...-Toca cada parte de sí con gran maravilla, temblando las palmas por la falta de fuerza y lo débil que se encuentra tras no comer por largas horas, tocando de sus ojos, sus labios y suspirar con nostalgia.-Niña estúpida, has creído cada cosa que he dicho y ahora dormirás dentro de mí mientras tu cuerpo real muere.
Se quita las coletas de su peinado que a estas alturas se encuentra enredado, tirando de sus cabellos a cada esquina de su cuerpo, lisos, tan lisos y sedosos que son fáciles de peinar, lamiendo sus labios y arreglar de mejor manera sus ropas, posando de manera elegante y distraída para llamar la atención del sujeto.
Tuvo que practicar mucho de elegancia, clase y para todos los exámenes con gran esfuerzo, aunque ella sabía bien que jamás ganaría, su pueblo tenía otra perspectiva muy diferente a la suya y jamás la entenderían. Tras ver cada estupidez que Carter hacia en su cuerpo todo dentro de ella se removía del disgusto, ¿Cómo si quiera se dejo tocar por el traidor y asesino del príncipe Jaden?
Esa familia, todos y cada uno de ellos merecía la muerte misma.
Tuvo que ver Carter con sus propios ojos la traición de un hombre que desde el principio nunca debió esperar nada.
Llamando su inmediata atención un hombre de piernas largas y traje blanco por todas partes, cabellos dorados y mirada azulada acercarse con cautela donde ella se encuentra; y todo su cuerpo temblar del espanto al verle, recordando ese rostro, esos ojos y cabellos, su imagen, su sólo imagen es idéntica a la asesina de su único y gran amor, Cedric.
Palideciendo por completo.
<Respira, respira, ya lo has visto, no es la primera vez, gracias a mis emociones una vez estuve a punto de ahorcarlo gracias a la intervención de Carter no lo hice, pero...¿Cómo pueden parecerse tanto y a la vez no? No, deben ser la misma persona en personalidad, sin escrúpulos.>
-¿Señorita Foster?
La trata con inusual respeto, confundiendo a Hazel, ¿Qué debería hacer? No es lo mismo ver que actuar y de pronto se siente tan cohibida, tan desprotegida de verle a los ojos. Es una replica de su madre en hombre, aunque lo atractivo no se le reste, es cómo el mismísimo ángel, con buena figura, músculos trabajados y su mandíbula perfilada, al igual que marcada.
¿Siente un interés por ella? Por alguna situación extraña acepto caminar ese largo recorrido, ensuciar sus zapatos, sus ropas y oler el desagradable olor de la celda con tal de verle, un príncipe a una inmigrante sucia y condenada a muerte.
¿Su hijo le salió defectuoso?
Poniéndose sobre sus pies con tal de dar un paso más cerca a la orilla sin embargo al darlo de un momento todo le parece borroso, torciendo su paso y cayendo directo al suelo, extrañamente muy débil. ¿Cuánto no ha comido, cuántas horas han pasado? Sintiendo las grandes punzadas hacerla gemir del dolor puro que se aloja en sus costillas y rodillas.
-¡Señorita!
Cerrando Hazel fuertemente sus parpados por lo estúpida que es, seguramente ha de verse lamentable, peor que un cerdo mismo con la pata torcida, es más, un cerdo ha de tener mayor valor de lo que ella lo tiene.
-Agh, perdón.-Se disculpa sin pensarlo, poniendo sus palmas en el suelo para levantarse pero cuando eleva la mirada se topa con sus rodillas en el suelo, ensuciando sus hermosas ropas blancas y unos iris celestes más claros que nunca había visto, hasta unas pequeñas pecas en su nariz respingada, admirando de ella con preocupación.
-No se disculpe, los idiotas que la encerraron tienen la culpa.
Abriendo con impacto los ojos hacia Jordan tras oír eso, ¿Ah oído bien? Frunciendo su ceño y sus ojos nublarse de lágrimas, nunca nadie la había hablado de aquella manera tan respetuosa, los guardias, cada persona de este asqueroso país la trataban peor que la misma basura, pero ahora que se encuentra en la peores situaciones, extrañamente este príncipe la trata de la mejor manera.
No, no puede ser cierto, pero su corazón repleto de temor tuvo que vivir lo que vio Carter, repleta de temor y tan sola, que por alguna razón se siente necesitada en refugiarse en alguien.
El miedo la acorrala una vez más, perdiendo la razón por segundos.
-¿Por qué, por qué viene por alguien como yo?
Quizás sea demasiado rápido preguntar algo como eso, pero lo necesita saber, necesita conocer sus verdaderos motivos.
Aunque por dentro todo lo que salga por su lengua le sea difícil de creer.
-...-Incapaz de responder Jordan, de pronto él también se siente confundido por sus acciones, realmente el remordimiento de haberla matado por poco de una situación donde siempre fue inocente golpeo directo a su moral, sus modales que su negación a perdonarlo lo dejo estupefacto y muy avergonzado.
Incapaz de volver a buscarla, aunque la preocupación por su bien fue muy latente en él.
Jamás deseo algún mal para ella y por primera vez, se pregunto su repentino interés por su hermano en ella, sin embargo quedo eso descartado después de escuchar de su rechazo rotundo hacia Hazel hace tan solo unas horas.
Busca la forma de acercarse a Jaden, cualquier excusa con tal de vivir como una familia, pero bien saben ambos que jamás lo han sido y tras tener el trono asegurado puede tirar de él y a su madre a la calle sin remordimiento alguno, ¿Qué mal le ha hecho para odiarlos con tal magnitud?
Temiendo día a día que tras su esfuerzo no pueda convencerlo de que no son enemigos y puedan correrlos o aún peor, encancerarlos, porque su rechazo no es por enemistad, sino odio auténtico, puede sentirlo, por sus filosos iris dorados que perforan con la mirada.
¿Un juguete más, como todas las mujeres con las que ha estado el príncipe Jaden? Jordan jamás se comporto de esa manera, siempre intento ser el más moral, cumplido y el orgullo de la nación, el que tiene pésima reputación es su hermano, más él nunca.
Sintiendo de pronto una palma sobre la suya y él eleva la mirada repentinamente.
-Si ni usted lo comprende, menos yo que soy una simple inmigrante de tez morena...-Las palabras rotas estremecieron la piel del príncipe, sin embargo a la orilla de de su vestido estaba repentinamente elevado, que seguramente ni ella se dio cuenta, admirando su proporcionada pierna desnuda.
Tragando duramente el príncipe.
-Creó que ahora comprendo porqué.
Jalando de la mano de la joven e impactando sus labios con los suyos.