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Dos días, dos días son los que le quedan para estar en el castillo.

No esta en posición para rechazar tan tentadora ayuda, pero todo su cuerpo vibra en desconfianza, en temor fugaz, apoyando su palma en la pared al sentir un mareo repentino aturdir su vista, cerrando de estos con furor al por poco perder las fuerzas.

Es Hazel seguramente diciéndole aceptar, cada vez que se ve en la cumbre de la pérdida siempre Hazel verdadera le manda alguna señal, quizás sea esta vez confiar. igual, no, no puede rechazar tal oferta, si es buena o mala es lo que menos importa, deberá utilizarla como dé lugar, en nombre de Jaden o el castillo ahora es lo que menos le importa, sino poder tener el seguro en sus manos.

Seguramente sea ello.

-Conozco la forma de hacer caer a la emperatriz.-Confiesa Carter.

-¿Cuál?

-¿Cómo podría confiar en usted?-No puede simplemente ceder, necesita al menos saber aparte de su amor por el príncipe, ¿hay algo más que le impulse?

Sonríe Heather de lado, marcando sus hóyelos, acomodando su cabello rubio largo de lado, mientras posa su cuerpo por completo en la cama y sus piernas fornidas las sube a ella.

-¿No es suficiente razón mi desprecio a su majestad?-Suelta una pequeña risa en diversión.-Mi amor por el príncipe es tan honesto, como doloroso su desprecio, lo que más anhelo que nada es volver a obtener su confianza, su amistad para luego exigir más, como el amor mismo.-Conecta su mirada a Carter, con diversión pura en su rostro, al formar su palma en puño tras decir las últimas palabras.

¿Qué le divierte tanto?

-¿Cuál es la gracia señorita Dixon?

Abre sus parpados en sorpresa y sonríe con más amplitud.

-¿No simpatiza con mis emociones desbordantes? Después de pasar quince años buscando la manera de sacar la maldita intrusa del castillo, aparece frente mis ojos la posible solución.-Suspira, relajando su expresión.-Ni si quiera la he oído, pero algo cerca que la haga inquietarse así, ha de ser catastrófico. 

Conoce la gravedad de la situación, aunque gran parte ignore.

¿Cómo podría ella simplemente confiar en Hazel?

-Disculpe señorita Dixon, pero no comprende en la situación en la que me encuentro, mi vida no ha de valer mucho como la suya y su majestad ha visto diversas formas de como hacerme desaparecer.-Sabe de igual manera que su recamara no es segura y su objetivo es escapar sin ser vista, no planea regresar, pero mientras tome el tiempo, prefiere estar segura.

-¿Cree que no me he percatado de ello?-Añade Dixon.-Usted y yo somos amigas, que en las demás no he hallado más que hipocresía e interés, en lo cual, en usted no encontré, durmiremos juntas de ahora en adelante.-Sonríe con plenitud.

Eso no le causa gracia en lo absoluto a Carter.

-¿Di, disculpe, cómo podría yo? Eso es pedir más de lo que podría.

-Tonterías, es lo menos que puedo hacer y aumentarle la seguridad, sin que se de cuenta.-Sisea Heather seriamente.-Soy sincera con mi amistad y que me pueda ayudar con su conocimiento, hace que la aprecie aún más.

¿Es un ángel bajado del mismo cielo?

La mirada de Hazel se empaña, le es difícil poder creer que realmente le ayudará, dando pasos torpes al momento de correr y caer de rodillas al suelo, asustando a Heather y esta poner su espalda recta para mirar que Carter no se haya hecho daño, admirando las lágrimas pesadas de Carter al caer al suelo.

Aturdiéndola por completo.

-¡Gracias, realmente gracias!-Solloza Carter de la alegría, de poder confiar en alguien por fin, por fin.-No la defraudaré, la ayudaré en lo que sea necesario, por el bien de todos.-El corazón de Heather se ablanda y eleva una sonrisa risueña, acariciando el cabello de Carter levemente, mientras Carter libera todo el pesor de su corazón, de ver solamente paredes a su alrededor, paso de pronto a ver una puerta.

Una salida.

-Me aseguraré que nada le falte.-Acaricia su cabello liso levemente, con delicadeza, con una expresión serena, demasiado tranquila a comparación de Carter.-Eso no significa que podemos perdernos este examen, es primordial no levantar sospechas.

Asintiendo Carter.







Aunque el buen corazón de la dama Dixon sea completamente sincero, de buenas intenciones y diferentes a la peste del castillo, ella proviene de una familia que desde sus inicios lucho para ganarse su lugar, en cambio la emperatriz Lucrecia no, ni siquiera su hijo, aunque le es difícil analizar y aceptar que Jordan sea hijo de ella, lo mejor será no involucrarse más con él.

Nada que provenga de ella es bueno, su cuerpo tiembla por completo de imaginar que fue si quiera capaz de levantar la espada en contra suyo, no puedo olvidar tal escena más terrorífica.

No puede olvidarlo.

Con el dolor de su pecho, tendrá que aprovechar la oportunidad de escapar y ser ayudada, que hacerlo por sí mismo de forma muy arriesgada, con su protección seguramente llegará a salvo, queda muy lejos el castillo al pueblo y el dinero que tiene, no es suficiente.

Es egoísta, cruel y despiadado engañarla de esa manera, pero todo se fue al demonio al ver que no puede contra la emperatriz, que no puede contra ellos y su única opción es amenazarla desde lo lejos, que su sola presencia es detestable hasta para el príncipe, ¿Qué le espera a ella ahí, la muerte?

Su opción inicial ni siquiera fue quedarse en ese maldito castillo, esta harta de todo.

Siente de pronto una palma en su hombro y voltea su rostro hacia un rostro limpio de imperfecciones, sonriendo amigablemente al poner un paso adentro del salón real de concubinas, llamando la atención de todas las damas al admirar la entrada de ambas juntas, siendo amigas oficialmente.

Dejándolas sin aliento.

-Buen día.-Añade Carter con seguridad, haciendo resaltar el vestido rojo que le regalo Heather en buena voluntad, como muestra de su amistad, sin opción ya que no tenía como regresar y insistió en que se lo pusiera, de ser otra opción, lo hubiera rechazado, pero viniendo de Dixon, rechazar es igual a insultar.

Resaltando su pequeña cintura gracias a la malla que aprieta sus costillas, elevando con sí sus pequeñas senos que se ven grandes gracias a la malla, levemente maquillada con colores oscuros y sus labios pintados de rojo pasión, cayendo como cascada su largo vestido.

Se siente muy incómoda, no es su estilo, pero disimula su comportamiento por educación.

-Adelante...-Murmura el concejal, frunciendo el ceño. 


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