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-Su majestad, la señorita Dixon, hija del gran Duque.-La anuncian antes de su entrada.

Dando el primer paso para adentrarse al salón real, Heather sin la suficiente valentía no eleva la mirada sino la mantiene baja tras la plena pena de volver a verle después de tanto conflicto en su peor momento, si decide ejecutarla comprenderá, doblando sus rodillas y cayendo al suelo, deshecha. 

No sabe bien si peor sufrimiento sería ser abandonada en una isla remota o acabar con su tortura con una sola atravesada en su corazón.

Las puertas detrás suyo se cierran y sus ojos se llenan de punzadas, derramando sus lágrimas asustada.

-¡Merezco la muerte su majestad, por favor perdone mis errores del pasado!-Jadea contraída, completamente rota, sabe bien que antes de su llegada Jordan hablo por ella, él siempre suele molestarla y jugar malas bromas, pero por primera vez se preocupo por su bien estar, algo que ni el mismo Jaden hizo por ella. No obstante, no tiene idea qué hablo de ella.

-Mi preciado hijo ya hablo conmigo sobre su situación.

Abriendo Heather sus parpados con asombro.

-Su majestad...

-Sin embargo tras sus ataques hacia mí, no sé si considerar justo la ayuda inmediata hacia usted.

Temblando todo el cuerpo de Heather tras oír eso.

-Yo, yo realmente me siento arrepentida por todo lo que he hecho, como sabrá, Jaden no me escogió dejo claro que yo, yo...-De pronto su voz se rompe tras sacar las siguiente palabras.-soy su motivo de odio, desprecio.

En cambio la emperatriz abre sus ojos en contemplación que es cierta la información que le fue entregada, elevando una pequeña sonrisa maliciosa, mordiendo su labio inferior con estasis de dicha noticia, la consideraba claro una amenaza si ganaba el puesto como concubina, pero teniendo ella tantas desventajas por las muchas personas que aprecia, siempre supo lo fácil que sería de manipular.

La desesperación la carcome, la noticia de que Hazel sigue con vida y será la concubina del príncipe la altera aún más, pero no es momento de perder la cabeza, tirar todo a la borda por sus emociones, aunque daría todo su fortuna con tal de deshacer todas esas emociones asfixiantes que palpitan sus dedos con tal de ahorcar a ambos, pero las cosas jamás serían así de sencillas.

Nada ha sido fácil para la emperatriz, tampoco lo será esta situación.

-No comprendo porqué me dice dicha información, ¿eso en qué cambia la situación actual? Oh,-Finge estar en sorpresa, dando un pequeño salto en su asiento y ponerse de pie.-quiere ser librada de su cruel destino por un amor que jamás le fue correspondido.-Tiembla el cuerpo de Heather por completo tras la mención de su verdadero propósito.-Pero hay algo que yo valoró más que el mismo oro, armas, poder y muerte en todo el mundo. ¿sabe lo qué es señorita Dixon?

Elevando un poco la mirada Heather, admirando la mujer a metros suyos con el rostro serio, sin expresión alguna, con tal empoderamiento y altivez que nadie sería capaz de bajarla de su estatus. Junto a su precioso vestido rojo con negro, con encaje en sus hombros y cuello, apretando su diminuta cintura y sus modestos bustos, resaltando su piel más blanca que la misma nieve.

-¿Qué podría ser?

-Lealtad.-Responde la emperatriz tajante, tragando duro Heather, bajando la mirada asustada, ya tras la muerte de la madre de Jaden ella a mostrado todo menos lealtad, sino ambos saben bien que siempre han sido enemigas, pero la emperatriz siempre ha tenido la victoria por sus influencias y poder. Sacando Lucrecia una espada de su cintura, deslumbrando el metal y apuntar esta a su cuello, sintiendo Heather el filoso y frío metal que impacta con su piel cálida, punzando con terror sus ojos del pánico y su corazón acelerar con gran pesar, olvidando como respirar.-Debería matarla ahora mismo para desechar todo estorbo en mi futuro, matarla para vengarme de todas las encrucijadas que tuve que pasar por su maldita culpa.

La emperatriz sabe bien que es su llave para la victoria, pero una fuerza mayor que la misma mente fría no la deja pensar bien, tener de rodillas ante ella, una de sus peores enemigas y mayor estorbo por ser testigo de la muerte de su pasado manchado, su destrucción, siempre fue tentada más incapaz de hacerlo por estar tan lejos de ella, sin embargo ahora su espada esta junto al cuello de Heather, tan fácil, vulnerable y estúpidamente sencilla de matar.

¿Qué cara pondría el padre de Heather? Si bien siempre fue reprendida, muchas veces la perdono, la amo como ninguna otra hija o hijo en su linaje, decidiendo que a pesar de ser la menor, la heredera de toda su fortuna, ¿pero qué hizo ella? Decepcionarlo una y otra vez, todo por "amor" pero jamás quiso involucrar a su amada familia, por más que ella misma se estuviera matando.

¿Qué es la familia?

Lucrecia solo ha conocido la codicia, la envidia, la traición desde que fue coronada como emperatriz, esta más que harta de la gente hipócrita, convirtiéndose ella en uno de ellos, aquello que juro destruir y negar, ahora lo hace, ¿Quién diablo es ella ahora?

Apretando con furor su agarre de la espada y elevar la pierna, pateando del pecho de Heather con gran brutalidad que la tira al suelo de golpe, cayendo de espaldas al suelo con los ojos bien abiertos y su corazón acelerarse con furor, sintiendo las punzadas en su pecho del reciente golpe y sin poder reaccionar a tiempo Lucrecia posa su tacón encima de su pecho, apuntado a su garganta nuevamente para que ella misma observe la intimidante espada que podría perforar su cuello, tragando duramente.

-Estoy más que harta de la maldita traición que condena este castillo.-La rabia en Lucrecia es verdadera, honesta, Heather se piense mil veces antes de contestarle, porque el odio que le tiene es suficiente para matarla ahí mismo, lo puede ver sus ojos, su semblante, no esta jugando, ella no sabe jugar o bromear.-Si sólo tengo la más mínima sospecha de tu traición, no sólo tu morirás, me encargaré de ejecutar, torturar y humillar por completo a toda tu familia, observando con tus propios ojos la desgracia de tu familia, empezando por tu padre.-Abriendo Heather sus parpados con gran pesar, destrozando por completo su corazón y temblar sus labios con gran impotencia, ¿Qué ha dicho, su amada familia?-Su apellido quedará olvidado en cuestión de días, su esfuerzo que les costo llevar siglos, en un día todo el mundo se olvidará.

Derramando lágrimas con gran pesar, perdiendo el brillo en sus ojos y solo observar oscuridad, pasillos, recorridos sin salida alguna, sino un círculo vicioso hacia la misma desgracia, jamás será libre de su destino, por nacer en su familia, es maldita.

¿Escoger entre ella, su familia o Jaden? Por primera vez considero mala idea recurrir a su ayuda, sin embargo recuerda como él la rechazo, la humillo y la utilizo, tensando su mandíbula de la rabia, que mujer más estúpida, ¿sigue pensando en él después de todo lo que le hizo? Ahora este conflicto con la emperatriz es su problema, todo a causa de nada, quizás es tiempo que se olvide que la muerte de la madre de Jaden sigue siendo significativa en su vida, es tiempo de dejarla atrás.

-Tiene toda la razón emperatriz,-de pronto Heather deja de llorar, teniendo una expresión neutra en su rostro, completamente desecha, sin una pisca de esperanza.-no puedo seguir maldiciendo a mi familia por un hombre que no le ha importado a nadie que a sí mismo, no quiero que vuelva a pisar mi apellido, mi nombre como si no valiera nada.

-¿Entonces qué harás ahora? La lealtad se gana con hechos, no con palabras señorita Heather Dixon.-Menciona muy fríamente. 

-Lo destruiré, haré que ruegue por mí ayuda y me vea como su única salvación, quitando de camino a su estúpida compañera que no ha hecho más que acabar con mi paciencia.-Se oscurece la mirada de Heather a un nivel que emociona a la emperatriz, sonriendo de lado y ya no teniendo temor a la espada que esta a centímetros de ella.

-¿Y cómo harás eso?

-Haciéndolo dudar de su veracidad.

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