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¿Cómo no pudo saberlo desde un principio?

La rabia, la melancolía y el sabor agrío que siente a lo largo de su garganta, por casi cae en otra trampa de la emperatriz, ¿Cómo confiar en su enemiga? Ella jamás confiaría en Hazel nuevamente, es preferible quitarla como dé lugar del medio, siempre fue su objetivo, pero, ¿Qué hacer? No tiene tiempo, no tiene alternativa y la amenaza sigue en pie.

Sin embargo, Carter tiene un seguro.

-Ahora puedo entender los documentos...-Murmura ella, apretando las manos de la felicidad, corriendo a lo largo de los pasillos, ya cambiada y tomando pocos minutos para llegar a su recamara, girando la perilla y caer de rodillas abruptamente, elevando la comisura de sus labios ansiosa por entender qué dicen, sin embargo esa felicidad se va desvaneciendo al momento de no ser nada debajo del colchón.

Carcomiendo la punta de sus dedos por sentir la bolsa, los papeles, ¡Algo! Sin embargo la soledad, sin señal de haber puesto algo ahí, sucumba su cuerpo por completo, palideciendo.

-No, no, no, no puede ser posible, no me puede estar pasando a mí...-Un grito de angustia se instala en su garganta y eleva las manos hasta tomar de sus cabellos, perdiendo el control por segundos de sí misma, olvidando como respirar, olvidando quién diablos es y a qué llego a ese mundo, sino es a solo morir.-¡No, no dios, no!

Jala de sus cabellos, palpitando el dolor mismo en la raíz de estos, percatando que todo es real, tan real que es difícil de digerir, imposible de aceptar, empujando con todas sus fuerzas el colchón de su cama hasta caer a un lado justo al suelo con todas las sábanas bien tendidas, desordenando todo en su camino.

Vacío.

-¡No, no puede ser, no!-Retrocediendo estupefacta hasta toparse con la pared detrás suyo, abriendo sus parpados ante su única salida que le fue arrebatada, preguntándose quién, dónde y porqué, si sus minutos están contados desde ahora, no...pasando cómo bala por su mente las palabras del príncipe.

"Mi corazón no conoce el significado de compasión y por más deseo que posea, jamás nublará mi buen juicio."

Ahora todo tiene sentido, él mismo le advirtió, tomo sus papeles como muestra de ello y ahora pensará que esta de lado de la emperatriz, la ve como su enemiga, como su amenaza, quizás si solo se le aparece de nuevo, pueda ser que la mate, por eso mismo su actitud frívola y distante, no confía en ella.

¿Entonces por qué no la asesino cuando tuvo la oportunidad? 

Quizás quiera saber cómo obtuvo esa información, para sacarle más.

-¿Qué haré ahora? No tengo nada, ni seguro, ni esperanza, sólo amenazas de leones sedientos de sangre.-Bajando la mirada rendida, ni siquiera se molesto en escudriñar los papeles de Jaden, porque este mismo la tiene en la mira, pueda ser más riesgoso jugar en contra de él que la emperatriz.

Quizás, sólo quizás...pueda ser esta vez, ¿Jordan?

-Estuvo a punto de asesinarme-Cierra sus ojos fuertemente ante las pocas opciones que le quedan.-y es hijo de Lucrecia. 

¿Heather Dixon?

-Apenas nos conocemos y sólo una vez fue amable conmigo.-Aprieta sus labios ante la posibilidad, dormir por esa noche sola en su recamara, es un gran peligro, tiene miedo, temor de su propia vida, ahora peor que nunca, siente que ha cometido el peor error.-Pero necesito su ayuda, sé bien que ama al príncipe Jaden y si le devuelvo el favor con ello, quizás pueda extenderme una mano.

Su última opción siempre fue ser su concubina, jamás quiso llegar a esa alternativa, tras las espadas en contra la pared, fue muy injusto, pero Heather es conocida por tener muchos contactos y poder, quizás pueda colaborar, lastimosamente no leyó mucho de ella en aquel libro, pero a simple vista se ve que es una mujer amable y cordial.

Se toma la molestia de cambiar sus ropas y ponerse la mejor posible para dormir, abriendo la puerta de su recamara y admirar la oscuridad de la noche, mientras la luna alumbra por completo los pasillos, mueve sus piernas por el pasillo admirando cada puerta por el recorrido, todas tienen nombre y apellidos, seguro encuentra la suya.

Sin embargo los minutos extensos pasan y por ninguna admira su nombre, ni su apellido, pesando mucho su vista por el sueño que le sucumbe, bostezando a lo largo de la hora, llegando hasta la última puerta, sin señales de ella, tampoco es que pueda hablar con las demás compañeras, le detestan, seguro la mandan a un barranco que la recamara de Dixon.

-¿Qué haré ahora?-Pega su espalda por la última puerta y suspira, formando puños en sus manos al tomar de sus ropas blancas y arrugarlas, nublando su mirada de pronto, olvidando por completo que por lo largo del día, que suprimió sus emociones, su tristeza y de repente, caen las gotas al suelo sin reparo, sintiendo nada en absoluto, que desesperación, agonía y frustración.

¿Qué puedo hacer, cómo puedo salir de esto? ¿Cómo puedo alargar el tiempo?

Resbalando su cuerpo a lo largo hasta caer al suelo y y fijar su mirada en la vegetación, sentir el frío viento pasar por sus ropas delgadas, mientras la sus parpados pesan aún más por el sueño mismo, olvidando por completo su razón, su lucha, consumiendo el agotamiento todo su cuerpo, prefiriendo dormir mejor al aire mismo, que su recamara, fuera del peligro.

-No deseo morir...-Murmura, cerrando levemente sus parpados hasta decaer, olvidando lo que la rodea y sus lágrimas parar de caer al dejarse descansar.

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