CamilleLos molestos y brillantes rayos de sol que se filtran por los orificios de mi ventana me hacen abrir los ojos con pereza, ya está amaneciendo y no puedo soltar un bostezo mientras me remuevo sobre la cama.
Con el movimiento de mis manos busco el cuerpo de Alexander, que se supone debe estar a mi lado por lo ocurrido ayer, pero no es así.
Arrugo el entrecejo y me levanto completamente de la cama, sentándome del todo. Reubico mi mirada, reparando en la habitación y me doy cuenta de que su ropa ha desaparecido del suelo.
No hay ningún rastro de él.
Dejo que la realidad de las cosas se acentúen en mi cabeza, cierro los ojos casi al instante, sin querer sentir la agonía que se aglomera en mi corazón al entender lo que está pasando.
Un sollozo sube por mi garganta y las lágrimas se acumulan en mis ojos al mismo tiempo en que una extraña presión atraviesa mi pecho.
<<Que tonta fuiste, Camille, enserio pensaste que amanecería a tu lado>>
Me reprime mi conciencia una y otra vez, con el afán de lastimarme. Parpadeo alejando las lágrimas mientras me deshago de las sábanas que cubren mi delgado cuerpo. Me paso la mano por la cara, tratando de disipar la sensación de vacío y humillación que me acobija al solo recordarlo.
Me dirijo directo a la ducha. Necesito no pensar más en él.
Enciendo la regadera, dejo que el agua se lleve todo mi dolor, pasan unos segundos y cuando bajo la mirada me doy cuenta de que hay restos de sangre seca en mi parte íntima que descienden hasta el exterior de mis muslos. Me estremezco por completo y no dudo en lavarme rápidamente, quiero deshacerme de todo lo que me recuerde a él en este momento. Sin embargo, el eminente dolor en mi bajo vientre no me permite hacerlo. Porque es un recordatorio que no me permite borrar lo que hice anoche, aunque tampoco desee hacerlo.
Suelto una lagrima en cuanto los recuerdos de anoche me invaden, haciéndome sentir desechable, ya que aunque para mi fue una noche especial, todo lo que había soñado, el hecho de que se haya ido sin darme ninguna explicación me hace sentir como si no valiese nada.
Absolutamente nada.
Después de unos minutos termino de ducharme y salgo del baño buscando un atuendo para ir a la Universidad. No tengo ganas de asistir pero no puedo permitirme faltar. Luego de hacer un desastre en mi armario me decido por un vestido sencillo con estampados de flores y unas zapatillas bajas.
Mi pelo se encuentra un poco húmedo así que opto por dejarlo en una coleta alta, no tan ajustada. Comienzo a aplicarme un poco de maquillaje para ocultar las ojeras que abundan debajo de mis ojos; un poco de rímel y un labial rosa para obviar lo pálido de mi piel.
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No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️
RomanceCuando Camille cumplió diecisiete años conoció al socio de su padre, el demonio de ojos verdes; un hombre sumamente atractivo con un porte que exuda dominio y poder, de quien se enamoró a primera vista. Durante dos años, Camille idealiza falsas ilu...