Capítulo XLIV

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Eva

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Eva

Las calles de Seattle me reciben alegremente, decir que estoy feliz es muy poco para lo que siento en estos momentos, estoy dispuesta a recuperar lo que es mío y que tontamente cayó en manos equivocadas. Sé muy bien que tomará un poco de tiempo hacerle ver a Alexander que yo soy la mujer de su vida. Un amor como el nuestro no se olvida tan fácil, el accidente qué pasó con su esposa, <<no por mucho>>, no estaba en mis planes.

Pero el solo hecho de verla y saber que ella es su esposa, sacó lo peor de mí. Una parte de mí siente que las cosas hubieran sido más fáciles si ella se hubiera quedado en el agua, hundiéndose y dejando de estorbar en la vida de Alexander y en la mía.

Me bajo del taxi, al parecer la suerte está de mi lado, ya que Alexander está saliendo de la empresa en este mismo instante, luce furioso, pero eso no opaca lo guapo que se ve en ese traje azul ceñido al cuerpo y esos ojos verdes que alguna vez me miraron con amor.

Lo volverán a hacer, solo necesito volver a acercarme a él, estoy segura de que nos pertenecemos. Si estuviera equivocado el destino no nos hubiera reunido de nuevo. He aquí estoy, dispuesta a recuperarlo.

Veo cómo sube a su auto y no dudo en subir al taxi del que apenas bajé. No puedo perder esta oportunidad que me ha dado la vida.

—Siga el auto negro —le pido al señor y este asiente con el ceño fruncido.

Alexander conduce demasiado rápido como si quisiera matarse. Está realmente mal, pero he visto cosas peores y las conozco al dedillo.

—Señorita, es imposible seguirle, ¿acaso quiere que nos matemos? —reprocha el taxista, lo ignoro y pongo los ojos en blanco sintiendo una oleada de fastidio recorrerme.

—Le pagaré el doble, ¿de acuerdo? Sólo no pierda de vista ese auto —el hombre asiente con la cabeza, no tan convencido.

No puedo perder esta oportunidad, necesito hablar con él, nuestra última visita no fue tan placentera como yo lo hubiera deseado. Al cabo de media hora empezamos a llegar a calles que no son comunes para un magnate de los negocios como lo es él, pero sé que ambos las conocemos a la perfección. Los años no han pasado aquí ni entre nosotros.

Estaciona el deportivo en una esquina y sale con rapidez como si le urgiera golpear o matar a alguien.

Permanezco fuera del lugar a la espera, le pago al señor lo acordado y salgo del taxi con rapidez, decido quedarme oculta, está enojado y no quiero tentar mi suerte, mucho menos después del percance que tuvimos en Italia, prefiero dejar a que se le pase el enojo y después hablaremos.

Entro al lugar que desprende ese olor a tabaco mezclado con sudor, los hombres que yacen dentro me miran con morbo, pero solo estoy enfocada en el hombre que se encuentra en el ring demoliendo a golpes a su contrincante.

Mis ojos quedan sorprendidos, este no es el mismo Alexander herido que peleaba a los dieciocho años por el abandono de su madre, esté Alexander da golpes letales a su contrincante, hay algo más, sé que algo más le sucede, desde aquí puedo sentir su rabia y su coraje, y el pobre hombre ya no da para más, solo se cubre la cara para evitar los golpes.

No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora