Capítulo XXVIII (parte 1)

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Camille

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Camille

Permanezco con la mirada fija en la ventana que da vista hacia el jardín de mi madre. La brisa es imponente pero también relajante a su vez. Me permite estar absorta en mis pensamientos y lejos de la realidad. Sin embargo, la opresión que ataca mi garganta no disminuye y, por ende, siento que no puedo respirar.

Quiero desvanecerme con el aire y olvidarme que mi vida está a punto de cambiar para siempre. Estoy a pocas horas de dar un paso que en sí, definirá mi destino para siempre.

Los nervios vuelven a atacarme por enésima vez y sin poder evitarlo, termino soltando un profundo suspiro mientras observo a los pajaros a través de la ventana que se posan en las ramas de los árboles en el jardín. Sé que su única preocupación es volar alto e intentar encontrar eso que llaman hogar.

En el fondo, creo que les envidio. Son libres y pueden volar donde quieran, cuando quieran. Y me gustaría creer que la gente es capaz de hacer eso sin sentirse prisionero de su realidad. Y aunque soy libre de tomar una decisión sobre mi vida con respecto a lo que voy a hacer, me siento atada a Alexander con cadenas invisibles, que cada vez tiran con más fuerza.

Necesito emprender un vuelo en este momento a cualquier otra parte, un viaje lejos del caos de mi vida. Quiero escapar de todo lo que me ata a él y me condena a un abismo de oscuridad.

Porque por fin llegó el día de mi boda y de todos los sentimientos que me abordan, ninguno es de felicidad o plenitud. No siento la innegable emoción que caracteriza a las novias el día de su boda.

Desde que era una niña, Sam y yo jugábamos a fingir que nos casábamos de mentira. Ella decía que cuando fuera mayor se casaría con Zac Efron y tendría muchos hijos con él. Yo tenía una ligera obsesión con Chris Evans, que con el pasar del tiempo quedó en el olvidó cuando conocí a Alexander. Obviamente, no ocurrió nada de eso, nuestro cuento de hadas nunca se hizo realidad. Y simplemente lo olvidamos y continuamos con nuestras vidas.

Pero por alguna razón mi subconsciente siente la necesidad de recordármelo en este preciso momento.

Simplemente éramos unas niñas ingenuas queriéndonos comer el mundo entero, sin darnos cuenta de que crecer no lo es todo como creíamos.

Ahora me estoy preparando mentalmente para convertirme en la esposa del hombre que amo con todas mis fuerzas, que le profeso mi más profundo amor pero que para mí mala suerte, el sentimiento no es recíproco...

La ironía de los seres humanos, amar a quien no nos ama.

Me siento herida por dentro, mi corazón está destrozado y me es imposible borrar las palabras de Alexander, sólo por el simple hecho de que él las dijo. No me merezco esto. No merezco sufrir por una persona que no se arrepiente de haberme hecho daño, y mucho menos ser tratada como un puto juguete sólo para su satisfacción.

No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora