CamilleDespués de minutos de discusión entre Amelia y Alexander, en la cual él no cedió a ninguna de las objeciones, al fin nos casaremos.
Alexander le dejó muy en claro que no requeríamos de su aprobación para casarnos y aunque me siento mal por ella, es la verdad. Además, no permitió que siguiera dando su opinión y puso fin a su absurda discusión diciéndole que no era su boda. Desde entonces las cosas se pusieron un poco tensas entre todos.
Preferí no meterme en su disputa familiar y mantenerme al margen de la situación. Al fin de cuentas, terminaría casándome con Alexander quisiera o no, ya lo he decidido y no voy a dar marcha atrás.
Nerviosa, enfoco la mirada en el hombre que está enfrente de mí, el corazón se me acelera con demasía dentro del pecho y la sangre me comienza a bombear más rápido de lo normal cuando caigo en cuenta de que esto es real. Ha llegado el momento de casarnos y mis piernas amenazan con rendirse.
Lo detallo nuevamente, mis ojos puestos sólo su imponente figura, grabándome hasta el último rincón de su piel.
Alexander es el tipo de hombre que no necesita sonreír ni hacer el mínimo esfuerzo para verse bien, su sola presencia basta para acaparar las miradas a su alrededor.
Ya estamos en nuestro sitio, él se encuentra a mi lado. Mantiene una postura erguida y una expresión inexpresiva. Mis testigos van a ser Sam y mi nana, mis padres estuvieron de acuerdo con mi decisión y no le vieron ningún problema. Por el otro lado, los testigos de Alexander serán Stefan y Amelia.
Todos estamos acomodados en nuestros respectivos lugares y los demás invitados están detrás de nosotros esperando a que de inicio mi condena, en otras palabras, mi casamiento.
Hay varios fotógrafos quienes se acomodan en posiciones angulares buscando capturar nuestra perfecta unión para venderlo a la prensa. Todo el mundo hablará de esto, lo sé, no siempre se casa uno de los magnates más codiciados del mundo.
¿Qué estoy haciendo?
No lo sé, pero deseo que todo salga bien.
Dejo que el viento acaricie mi piel y levanto la mirada cuando me siento con las agallas suficientes para hacerlo, aceptando mi destino. El juez ya nos está esperando para dar inicio a la ceremonia.
Observo a Alexander con absoluta fijeza. Sus rasgos duros e impasibles como siempre. Trago grueso, demasiado nerviosa al sentir toda la atención de los presentes enfocada en nosotros.
Él parece notar mi nerviosismo y, aunque pienso que me dirá algo, lo que sea para que pueda relajarme, sólo me regala una sonrisa más fría que el hielo.
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No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️
RomanceCuando Camille cumplió diecisiete años conoció al socio de su padre, el demonio de ojos verdes; un hombre sumamente atractivo con un porte que exuda dominio y poder, de quien se enamoró a primera vista. Durante dos años, Camille idealiza falsas ilu...