CamilleAl cabo de una media hora llegamos a nuestro destino, el lugar en donde tendré que impresionar a cientos de personas porque me convertí en la esposa de Alexander.
Mi campo de visión es cautivado por una mansión enorme, la estructura es magnífica ya que cuenta con un gran muro de piedra. Es hermosa, sólo que está luce más formal a comparación de las mansiones que he visto antes, como si esta solo fuera utilizada para ciertos eventos.
La duda se instala en mí y comienzo a pensar más acerca de la fortuna que amasa mi esposo, ¿cuántas propiedades tendrá Alexander? No hay duda, demasiadas como para contarlas...pero pensándolo bien tiene mucha lógica, Alexander es un hombre multimillonario y ha de tener más propiedades de las cuales desconozco.
Decido alejar los pensamientos acerca de la fortuna de mi esposo y enfoco mi atención en el lugar. Nos disponemos a entrar al salón de la planta principal, solo nos separa un gran portón, al otro lado estarán las personas a las que necesito impresionar para cumplir con mi rol de,"esposa perfecta".
Al contraer matrimonio con un magnate como Alexander sabía a lo qué me atenía, ahora soy alguien quien debe imponer un ejemplo ante la sociedad y debe estar a la altura del importante impresario que está a mi lado, observándome como si fuese algo digno de admiración.
Mis piernas me fallan por unos segundos debido a la tensión que aborda el lugar, sin dejar a un lado los nervios que me están haciendo querer salir corriendo de esta mansión llena de personas que están listas para criticar cada una de mis acciones.
Me quedo parada unos segundos para tomar una gran bocanada de aire y tener el valor de enfrentar lo qué hay detrás de esa puerta. Alexander se da cuenta de mi nerviosismo más sin embargo no me dice nada. Él parece tranquilo, luce neutro y sin expresión alguna que delate un atisbo de emoción. Una faceta nada nueva para mí.
Ya debe estar acostumbrado a este tipo de eventos.
Sin dejar de verlo, carraspeo la garganta.
—Estoy nerviosa, lo siento —confieso, mordiendo mi labio inferior sin importarme el dolor que infrinjo.
Él suelta un resoplido.
—No tienes porque estarlo, Camille —me dice con voz suave y ronca—, solo tienes que sonreír durante toda la noche y fingir que todo está bien. No muestres tus debilidades y compórtate como lo que eres —su mano deja una caricia sutil en mi mejilla y los nervios parecen esfumarse con su tacto.
Pero cuando lo miro a los ojos, también veo un ápice de duda y no sé si es por mi culpa. La inseguridad se apodera de mí y pregunto:
—¿Y si hago algo mal?
Él niega, muy seguro de sí mismo, como si eso fuera imposible.
—No lo permitiré, que no se te olvide de quien eres esposa —su mirada me transmite esa seguridad que nunca he tenido—, actúa como lo que eres, preciosa. La esposa del magnate más importante; Alexander Rosselló —sonríe con arrogancia, como si el mundo le perteneciera y eso lo hace lucir jodidamente sexy ante mis ojos.
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No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️
RomanceCuando Camille cumplió diecisiete años conoció al socio de su padre, el demonio de ojos verdes; un hombre sumamente atractivo con un porte que exuda dominio y poder, de quien se enamoró a primera vista. Durante dos años, Camille idealiza falsas ilu...