Capítulo XLVI

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Camille

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Camille

Con un torrente de emociones reducidas al nerviosismo, camino hacia la entrada de la empresa de mi esposo, sintiendo que mi corazón martillea con vehemencia, la sangre me bombea más rápido de lo normal y todo eso es gracias a la persona, más bien demonio, que me espera al atravesar esas puertas.

Hay millones de miedos al igual que dudas y no puedo hacer absolutamente nada para que se apacigüen.

Ha pasado más de un mes sin vernos, sin dirigirnos la palabra, sin sentirnos, sin tocarnos, y ahora estamos a pocos metros de estar frente a frente, estoy deseando que estos sentimientos aglomerados en mi pecho, que me nublan la racionalidad, se extingan de una vez por todas porque ya están acabando conmigo y con las pocas fuerzas que tengo.

¿El sentirá lo mismo que yo?

Mi corazón está demasiado acelerado, siento los latidos en mis oídos, como si se fuera a salir de mi pecho.

¿Estará igual de nervioso?

¿Me extrañará?

Veto cualquier pensamiento indeseado. Claro que no, él nunca estaría así por mi.

Tomo una bocanada de aire, llenando todo mis pulmones del mismo, deseando que se retenga ahí por el resto de la noche para así poder soportar lo que resta de la velada. Sin esperar a Sam, que fue a estacionarse, decido entrar al lugar, camino unos metros más hasta llegar a la planta baja de la empresa, puedo escuchar una música clásica de fondo y varias voces que cada vez se hacen más fuertes. Me adentro por el pasillo iluminado hasta revelar el evento donde hay una decoración espectacular que por poco me quita el aliento.

Reparo mi alrededor un tanto embobada, hay demasiada gente para mi gusto, aunque la prensa junto con los fotógrafos son los que reinan en la noche.

Me acerco al centro de la pista sin dejar de observar mis alrededores en busca de alguien, mis ojos se abren más de lo normal al sentir toda la atención enfocada en mí, mis manos comienzan a sudar y mi corazón deja de latir al escuchar su voz a mis espaldas.

Los vellos de mi cuerpo se erizan de golpe, uno por uno, adornando mi piel que siente que arde con solo percibir el sonido áspero y ronco que caracteriza su voz, respiro hondo y sin tener otra salida, me giro lentamente para encontrarme con ese par de ojos verdes que tanto me han atormentado desde que los dejé de ver.

Al verlo postrado frente a mí, el mundo se detiene como la primera vez que lo ví, el tiempo se queda eclipsado a nuestro alrededor, cayendo en una burbuja donde solo él y yo somos partícipes. Lleva un traje negro que le ciñe el cuerpo, su pelo está ligeramente peinado hacia el lado izquierdo y lleva una incipiente barba sin afeitar, tiene un toque más varonil y aseñorado que lo hace lucir jodidamente irresistible ante mis ojos.

<<Céntrate, Camille>>

Parpadeo varias veces y carraspeo la garganta para salir del trance en el que estoy envuelta por su culpa

No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora