Capítulo XXV (parte 1)

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Camille

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Camille

Empiezo a emprender mi camino con dirección a casa, mis pasos son lentos pero precisos, y es que sinceramente ir a mi casa en este momento es lo último que me apetece. Quiero huir de todo lo que me asfixia porque ya no quiero pensar en lo que debo hacer, necesito tomar un descanso y dejar que mi mente se aclare. Aún no me siento lista para enfrentar a Alexander, ni mucho menos a mi padre. Pero debo hacerlo, será lo mejor para mi aunque mi corazón grite otra cosa.

Suspirando, hago a un lado esos pensamientos que no hacen más que frustrarme, y dejo que mi mirada se pierda en las angostas calles de Seattle, en cuanto mis ojos reparan el alrededor una sensación de tranquilidad me sacude, erizando mi piel. La ciudad es hermosa como para no disfrutarla, hay varias tiendas de ropa, florerías, pastelerías y restaurantes en los cuales puedo pasar un buen rato.

Al ver la cantidad de panecillos, tartas y galletas que hay en la vitrina, el apetito no tarda en apoderarse de mí y, sin pensarlo dos veces, me dirijo hacia la pastelería con el tremendo deseo de devorarlo todo.

Amo los postres y más si son de chocolate.

Entro a la pastelería y el exquisito olor a pan recién horneado invade mis fosas nasales, es simplemente perfecto, ojeo a la chica que está en la caja tomando las órdenes de los clientes, me acerco rápidamente a ella dispuesta a ordenar algo.

—Hola, bienvenida a Rosse 's Bakery —comenta la chica, regalándome una gran sonrisa de comercial.

Le devuelvo el gesto y hago brevemente mi pedido, que consiste en una gran porción de tarta de chocolate y un café con esencia de avellana. La chica anota mi pedido, me dice el total y le doy mi tarjeta de crédito para pagar. La coge amablemente y la pasa por la máquina, me la devuelve con una sonrisa amena y me dice que espere en una de las mesas.

Asiento en respuesta y me alejo de la fila, mis ojos viajan a todas las mesas disponibles dentro del lugar, que es muy bonito y espacioso, tiene una decoración moderna que se basa en cuadros de pastelería. Aún así ninguna mesa me convence, ojeo afuera del lugar y encuentro una un poco apartada, me llama la atención así que camino directo a esa mesa y tomo asiento esperando mi pedido.

Mi mente no tiene planes en hacerme olvidar el desastre en el que vivo y me hace empezar a divagar en los últimos sucesos de mi vida, que son demasiado revoltosos, aún no le he contado a Sam lo de Aarón ni mucho menos del accidente en el club, tengo muy claro que a una mejor amiga se le tiene que decir absolutamente todo, pero cuando le dije que me casaría con Alexander puso el grito en el cielo y podría asegurar que se volvería loca si le dijera todo lo que oculto.

Al principio no tomó la noticia de mi matrimonio nada bien, ya que según ella no debería casarme por un contrato porque voy a salir lastimada, <<concuerdo con la rubia>>,  pero después de conversar el tema por horas llegó a la conclusión de que era la oportunidad perfecta para estar cerca de Alexander y enamorarlo, yo me negué rotundamente, le aseguré que ese hombre es incapaz de sentir amor, cada vez me convenzo más de eso.

No estoy lista para soltarte (+18) ✔️©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora