Lil meow meow |myg|

20

Sunnie observó con el seño fruncido a NamJoon. Ella realmente no podía entender como es que ese híbrido canino inteligente parecía ser tan tonto cuando estaba al rededor de Yoongi.

Era como si el interruptor de la inteligencia se apagara en su mente o como si su cerebro se apagara o simplemente se fuera. Era tan jodidamente raro.

- ¡Te juro que no duele! - aseguró Yoongi alegre mientras estaba metido en esa camisa de fuerza que Agust le había prestado.

NamJoon asintió con duda, sonriendo alegremente. Él también estaba metido en una camisa de fuerza.

Ambos híbridos corrieron sin detenerse soltando un grito de guerra hasta que terminaron chocando entre ellos y cayendo al piso mientras soltaban quejidos de dolor - o en el caso de Yoongi, maldiciones a todo lo sagrado que conocía.

- BiNa, creo que mi chico es una mala influencia para el tuyo... - habló a su amiga por teléfono.

- ¿Por qué lo dices? - cuestionó la otra al otro lado de la línea.

Sunnie vio como NamJoon y Yoongi se pusieron de pie nuevamente para volver a hacer lo mismo. Y como luego ambos híbridos se arrastraban por el suelo fingiendo ser gusanos que se convertirían en moscas.

Por alguna razón los híbridos habían llegado a la conclusión de que, si las orugas se volvían mariposas, entonces los gusanos se volvían moscas.

Lo sorprendente de eso, fue que NamJoon había propuesto esa idea y no Yoongi. Sunnie habría esperado aquello de Yoongi. Él era un estúpido la mayor parte del tiempo, NamJoon por el contrario solía ser bastante inteligente.

Bueno, todo el mundo tenía sus fallas y momentos de estupidez, ¿No?

- Por... por nada.- suspiró Sunnie negando al ver como ahora los híbridos habían comenzado a darse patadas entre ellos mientras se movían como desquiciados tratando de liberarse de la camisa de fuerza.- Entonces, ¿Qué decías de ese chico guapo que te atendió en el restaurante?

Si Sunnie lo pensaba bien, NamJoon y Yoongi estaban hechos él uno para él otro, no por nada eran los mejores amigos.