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Un gruñido se oye en la cama y la pequeña bolita blanca que Harry estaba abrazando se remueve, alzando su cabeza de cabellos despeinados como una nube y sus ojillos rojos de cansancio. León se frota la nariz, también rubicunda, y parpadea unas cuantas veces.
-¿Dónde...? ¡Oh! Ya se me ha pasado la fiebre -dice con alegría, palpándose la cara y sorprendiéndose de la rapidez con la que puede mover sus brazos. Hace unas horas no podía siquiera levantarlos, como si pesasen toneladas, y ahora se siente agradecido por cada pequeño movimiento. -¿Tú te sientes mejor, Harry? Aura me ha dicho que has vomitado...
El alfa a su lado lo mira con modorra, girándose en la cama para abrazarlo y estrecharlo más cerca.
-El lazo me estaba dando horribles tirones hacia ti. Estaba en esa estúpida reunión y era como si tuviese una cuerda amarrada en la entrañas que me tiraba con la fuerza de un titán. Me ha revuelto el estómago sentir que estabas mal y yo no podía ir contigo, por eso he vomitado. Pero ahora estoy aquí y tú ya estás bien, así que no hay problema, mi amor. -murmura besándole la frente, el chico se acomoda en sus brazos y suspira de tranquilidad. -Deberíamos ir a bañarnos, has sudado mucho y no quiero que la mordida o el corte de tu mano se infecte.
-Oh, es verdad... -murmura el chico abriendo la mano y viendo la línea roja, ahora mucho más oscura y recubierta de una costra irregular. Nota la palma de la mano tensa, algún pinchazo si la extiende a propósito, pero ya casi se había olvidado de esa herida.
León se percata de que está desnudo y de que debe ser Aura quien le ha quitado la ropa para poder bajar su temperatura, aunque no le avergüenza en absoluto saberlo. Baja de la cama de un salto y Harry lo ayuda, sosteniéndolo por la cintura cuando nota que el chico se ha mareado un poco por incorporarse repentinamente. De hecho, al levantarse él decide levantar también a León, llevándolo en volandas hasta la bañera.
-¡Oye! ¡No soy una dama en apuros! -le dice el muchacho golpeándole el pecho a su alfa, que lo deja en el agua y se desnuda frente a él mientras le responde.
-¿A no? Porque yo te veo en un apuro -dice con tono pícaro, deshaciéndose de los pantalones que se le habían quedado trabados en los tobillos.
León se cruza de brazos, le saca la lengua y le dice:
-¿Cuál?
Harry alza una ceja, entra en el agua con él sin romper el contacto visual en ningún momento y lo acorrala contra una de las paredes de la tina. León ladea su cabeza sumisamente, revelando la marca, disfrutando de la larga lamida que Harry le da en ella. El escozor de la carne viva se une con un hormigueo agradable, fresco, que alivia su dolor.
-Estás a punto de ser comido, León, comido a besos. -le murmura dulcemente, plasmando con sus labios en cada una de las hendiduras del mordisco. León gimotea, el toque es suave, blando y superfluo, pero cuando roza la herida puede sentirlo clavándose dentro suyo, como un dulce veneno que le entra en el torrente sanguíneo y que en un latido se distribuye desde su corazón hasta todo su cuerpo.
El omega de cabello blanco ríe por la frase de Harry y desliza una mano por su abdomen, bajando con intenciones claras que hacen al alfa ronronear en su oído.
-Es gracioso que hoy me amenaces con besos, pensé que eras más fiero, de los que usan garras y dientes. -el tono ronco del omega, la forma en que su cabeza deja de tenderse pasivamente para buscar el lóbulo de Harry para morderlo y la manera en que la mano izquierda de este rodea la polla de Harry bajo el agua le hacen poner sus dientes sobre la marca rojiza.
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Garras de omega [EN AMAZON]
RomanceLeón es el último lobo blanco sobre la tierra, un omega que se oculta en el imperio de aquellos que extinguieron a su raza. Él aún no ha presentado, así que logra pasar desapercibido, pero cuando llega su primer celo él queda vulnerable y al descubi...