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Ambos se dirigen hacia una mesa vacía, algo apartada. Los soldados hacen una reverencia ante Kajat y los altos cargos que están bajo el mando del coronel lo saludan con una sacudida de manos. El alfa hace un gesto con la cabeza a un criado y eso basta para que les traiga dos grandes bandejas cargadas de comida. La comida del cuartel no es tan lujosa y variada como la de palacio, pero León queda impresionado al ver la cantidad. Arroz, pollo y alubias es lo que compone el menú del día, pero las cantidades parecen suficientes como para alimentar a una manada entera.

—Necesitaría dos estómagos para terminar esto—advierte León mirando su plato desde diferentes ángulos, abrumado por no saber por dónde empezar.

—Me comeré lo que te sobre y creo que repetiré. —León lo mira con la boca abierta por la sorpresa y Kajat le mete una cucharada de arroz, riendo cuando el chico casi la escupe. —No bromeaba cuando dije que si te comiese no tendría ni para empezar.

—Es algo ofensivo que me llames aperitivo ¿Sabes? —dice León con la boca medio llena del enorme montón de arroz que el alfa le ha dado.

—Pensé que te gustaba mi honestidad. —se burla Kajat, sonriéndole mientras desvía un poco la mirada a la derecha.

León nota algo allí con su vista periférica, un grupo de alfas jóvenes charlando y riendo entre ellos, mirando indiscretamente de vez en cuando. Pero hay uno de ellos que le llama la atención al omega: un alfa serio que ignora al grupo y lo mira a él y luego a Kajat todo el rato. El chico ignora también su comida y se muerde la cara interna de la mejilla ahuecándola. Después de mirarlos un rato se levanta con su bandeja en la mano y va hacia su mesa. León se encoge un poco en el banquito y cuando el alfa se sienta a su lado se separa discretamente.

El alfa es alto y atlético, menos corpulento que Kajat, pero se desplaza con movimientos confianzudos que le recuerdan a él. Tiene el cabello y los ojos color almendra y una mandíbula muy cuadrada.

—Jefe —dice saludando al coronel. León se extraña porque pese a usar ese apelativo formal el joven luce una media sonrisa juguetona dirigida hacia Kajat. —. Soy Nath, encantado ¿Te llamas León? He oído mucho sobre ti.

—Uh, sí, encantado —responde el omega comiendo para no tener que hablar demasiado.

—No es muy propio de un recluta que se siente con el coronel sin preguntar antes ¿Sabes? —Kajat habla serio, arqueando una ceja. Parece molesto, pero sus feromonas demuestran lo contrario.

El alfa se levanta del banco, apoya sus manos en la mesa inclinándose hacia Kajat y dice en tono impertinente y burlón:

—Mi gran coronel ¿Me concedería el honor de sentarme con usted?

Kajat toma un bocado de pollo, lo mastica lentamente, sosteniéndole la mirada al recluta y provocando una tensa espera y después de tragar, beber agua y limpiarse con una servilleta las comisuras de la boca dice:

—No.

El alfa bufa y vuelve a sentarse con León.

—He preguntado antes de sentarme —le responde socarronamente y con una malvada sonrisa en su rostro. Luego da un codazo a León para llamar su atención. —, este hombre es un borde ¿Cómo lo soportas?

—Bueno, a mí me resulta agradable.

—Será porque no te ha roto un brazo aún —ríe, mirando después a Kajat con reproche.

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