41

10.3K 1.3K 559
                                    

Esta historia está a la venta en Amazon en todos los países, así que si queréis apoyarme, no esperar a las actualizaciones u obtener los capítulos extras solo disponibles en la versión de pago, podéis comprar este libro en físico o en ebook, que es mucho más barato (menos de 5 dólares) ^^

León corretea por los pasillos, espada en mano, y los siervos que lo ven exclaman por la sorpresa. Shin y Sanha se lo topan y lo persiguen, creyendo que juega, mientras blanden uno un tenedor y el otro una cuchara de madera, aunque León los deja atrás al llegar al patio.

—¡Hola, perdón por llegar tard- ¡Eh! ¿Tú eres el alfa que conocí el otro día? ¿Nath?

—El mism-

Un espadazo de Kajat los interrumpe. La hoja literalmente atraviesa la conversación y se clava entre ambos, a unos milímetros de los pies descalzos de León, que da un salto atrás, mostrando lo mucho que sus reflejos han mejorado.

—Nath no pierdas tiempo y a pelear, León, lo mismo digo. —murmura roncamente el hombre.

León asiente y se pone serio, la curiosidad de por qué está Nath ahí lo distrae, pero da lo mejor de sí. Nath lo busca de forma pilla, lo rodea para atacar por la espalda, ponerlo nervioso, desestabilizarlo, y Kajat es más calculador y menos obvio. El joven de cabello color almendra no para de sonreír maliciosamente cuando toma a León de improviso y lo ve sudar y evitar sus golpes con dificultad, abre la boca con sorpresa cuando el chico le propina dos espadazos que esquiva algo justo de tiempo, y le lanza miraditas extrañas a Kajat. León se muere por descifrarlas, pero se obliga a centrarse en la pelea.

El reto de hoy es el castaño, no porque pelee mejor que Kajat, para nada, sino porque pelea de forma diferente a la que León está acostumbrado a ver y porque el pelinegro parece hoy más calmado, dejando casi todo el protagonismo para el cadete al cual no le saca los ojos de encima. Los golpes de Kajat son imprevisibles y poderosos, pero afortunadamente para León son más escasos hoy, aunque combinados con las energéticas ráfagas de Nath, León siente que lo tienen contra las cuerdas. Además Nath tiene un estilo de lucha que no se asemeja al del príncipe ni el coronel, es juguetón, como un cachorro, sin embargo cada golpe que asesta es fuerte y letal y rompe la ilusión del juego recordándole que en una pelea real Nath lo despedacaría fácilmente.

—¡Es bueno! —grita el castaño cuando León trata de darle en los tobillos con un golpe preciso. Salta y le pisa la espada.

El alfa es delgado, pero sabe que no podrá levantarlo, así que ni lo intenta: abandona su espada y, contra la previsión de Nath, León usa sus poderosas piernas para patearle el estómago. Este no se lo espera y cae hacia atrás mientras Kajat ataca por la espalda. El omega no tiene tiempo de tomar su espada, así que rueda a un lado y chasquea la lengua al ver a Nath levantándose y robándole el arma.

—Joder, casi vomito —ríe el alfa más joven, sobándose el estómago.

Después de eso su risa jocosa pasa a una sonrisa de diablillo y entre él y Kajat lo acosan a golpes, sabiendo que León no tiene con qué defenderse. Diez minutos más y la pelea está finalizada. A León le sorprende haber tardado tanto en acabar con la espada del coronel en la garganta, pero era inevitable.

—¡Uf, que buen calentamiento! Has estado jodidamente genial —lo halaga el castaño, devolviéndole la espada a León, que asiente y agradece.

—¿C-calentamiento? —pregunta el muchacho sorprendido.

—Sí —responde Nath con una enorme sonrisa. —, dentro de media hora tengo un pequeño examen y si a los tenientes les parezco apto podré ser guardia real. —explica poniendo las manos en sus caderas e inflando el pecho.

Garras de omega [EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora