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El peliblanco jadea, Aura escurre un paño húmedo en su cabeza y es como si le granizase en la cara. El resto del cuerpo no está en el infierno, es el infierno. León podría jurar que su carne se ha convertido en llamas y su sangre en magma, los huesos pesados como roca volcánica, no puede moverse y hasta le cuesta hinchar el pecho al respirar, como si una enorme bola de fuego lo aplastase contra la tierra.
—Siento como si me muriese. —le dice al joven médico, que asiente con rostro tranquilo.
—No te preocupes, es lo normal. Harry te marcó la noche pasada, no, la anterior ¿no es así? —León asiente, aunque tras mover la cabeza nota el cuello y la barbilla tan empapados en sudor que jura que podría ahogarse con él. Tiene hasta el cabello chorreando y aunque el médico a veces le trae toallas para secarse, León siente que no sirve de nada, además, hasta la toalla más suave se siente como si le fuese arrancar la piel. Por lo que a él respecta, la tiene fundida, pegada al cuerpo por algún extraño milagro, pero si alguien la toca está seguro de que se llevará una pasta sanguinolenta y dejará a la vista la carne viva. —Tú has pasado mucho y por eso la fiebre no te ha subido hasta ahora. Después de la boda dormiste un día entero por el agotamiento, pero ahora que has despertado y que el mordisco ha hecho costra tu cuerpo se ha fortalecido suficiente como para hacerte vivir los efectos de lazo. Esto es solo una vez, no volverá a darte nunca tanta fiebre por la mordida, es solo que es difícil de asimilar, especialmente cuando eres un omega de otra raza y tu cuerpo debe acostumbrarse.
—Ugh ¿Por qué algo tan bonito como que tu alfa te marque se siente así de horrible? —pregunta León, cuando mueve la boca siente el final de su lengua ácida y la forma en que sus encías salivan antes del vómito, es una saliva espesa, el mismo sabor horrible que cuando alguien tiene un mal aliento mañanero.
—No todas las cosas buenas se sienten bonitas al principio. Has unido tu corazón con un alfa de porvida hasta el punto de que cualquiera de los dos podría morir de desamor, es normal que tu organismo se sienta raro, no te preocupes.
La voz de Aura suena siempre como una nana y León se siente muy reconfortado cuando le habla como a un niño mientras le frota la frente con el paño fresquito. Nota el calor hasta en la orejas, pero al menos el agua fría alivia un poco su malestar.
—¿Y Harry? —pregunta incapaz de erguirse, lo huele cerca, pero no logra verlo en la habitación desde su posición.
—Harry ha ido al baño, a vomitar. Él puede sentir tu malestar, así que también tiene algún síntoma compartido contigo, es la primera carga que tu alfa te ayudará a llevar gracias al lazo: la fiebre y los mareos.
León sonríe de forma irónica, quiere frotarse los ojos, pero nota el calor en las puntas de los dedos de la manos y los pies como si estuviesen hinchados, así que no se atreve a moverlo.
—Eso sonaría muy bonito si no estuviese hecho mierda.
Aura ríe con incredulidad por el vocabulario del omega y después le quita el trapo de la frente que ya se ha calentado y le presiona algo suave y pequeño en los labios.
—¿Es medicina? —pregunta el muchacho poniéndose bizco para ver la pequeña pastilla que tiene en frente. Aura niega.
—Es concentrado de hierbas somníferas. No te quitará los síntomas, pero si te la tomas despertarás cuando ya se hayan pasado. —León asiente y recoge el objeto amargo con su lengua.
Traga duro, sin apenas saliva en la boca, notando como la pastilla se le atraviesa en la garganta y baja despacio. La sensación es angustiosa, pero al menos sabe que le hará mejorar.
—¿Te puedes quedar hasta que me duerma? —pregunta el omega, a lo que el castaño asiente y se pone en la cama con él. Lo mira, pese a su aspecto pueril, con la dulzura de una madre, y le aparta los cabellos húmedos de las mejillas y la frente. —Harry ha ido a una reunión esta mañana... yo debería haber ido también ahora que soy su omega, pero...
—Cariño, no puedes ni levantar un dedo, deja las reuniones por hoy. —le dice con dulzura, poniéndole una mano en la frente. —Ay, que fiebre más alta chiquitín, estás como una sopa de las que echan humo.
León tose en un intento de reírse, mira al omega con sus párpados purpúreos, inflamados y medio caídos, con un cariño especial. Aura tiene un toque maternal que León no se explica; sí, tiene una personalidad dulcísima y cuidadosa, es amable, es un buen médico y todo eso, pero hay algo en él que solo lo tienen los omegas con cachorros. Su edad le indica que es imposible, pero aun así León se pregunta de dónde viene y por qué le recuerda tanto a su madre. Aura le hace sentir tan seguro.
—¿Han dicho algo importante en la reunión?
—Bueno, los lobos de Vento respondieron a la última carta y su comportamiento no es sospecho, así que por ahora la alianza se mantiene y nadie en el consejo cree que ellos hayan tenido nada que ver con la muerte del rey, incluso han dicho que han reflexionado sobre la tensa situación de los lobos rubios y nos han mandado aún más soldados. También nos ha llegado información de que Lady María ha llegado hará como medio día a su reino, los Kaz deben estar iracundos porque se haya rechazado el matrimonio, pero es muy improbable que nos declaren la guerra, su ejército no tiene nada que hacer contra el nuestro. Eso es todo, creo.
León asiente, somnoliento. Los ojillos se le van cerrando mientras trata de procesar la información y Aura, cuando lo nota dormido, sale para ver al príncipe, que está hablando con Hermalias sobre cómo organizar a los soldados llegados de Vento.
—Aura —lo llama Hermalias, chasqueando los dedos en el aire. El omega, que ya se dirigía ahí, se apresura para llegar y hace una reverencia al ver a la mujer.
—A su servicio.
—Aura, el ojo ya no me duele y puedo mover el brazo bien, has hecho un excelente trabajo. —lo halaga con voz firme. El médico le da una sonrisa satisfecha, aunque le apena no haber podido salvar la vista de la coronel en su ojo quemado.
—Su majestad, le he dado un somnífero a León, para que pase la fiebre durmiendo ¿Usted necesita algo?
Harry niega, le remueve el pelo al muchacho y le dice.
—Muchas gracias por cuidar de él, puedo sentir lo tranquilo que está ahora mismo. Siento haberte asustado cuando padre murió y cuando León tuvo ese ataque, yo... me avergüenzo de mis actos, omega, soy un alfa muy fuerte y un rey, no debí usar mi poder de ese modo en alguien como tú. —Harry rasca su nuca sin saber muy bien qué decir, pero no le aparta la mirada a Aura en ningún momento. El joven omega le sonríe cálidamente, como si le hubieses perdonado hace ya mucho.
—Su majestad, lo que hizo estuvo mal, pero es muy noble de su parte que se disculpe. Un perdón no borra los errores, pero, aunque usted me asustó mucho en esos momento, puedo entenderlo. Usted siempre fue bueno conmigo, cuando empecé a trabajar en palacio, tuve mi primer celo y usted me ayudó a tranquilizarme... —Aura muerde su labio, desvía la mirada con una vergüenza propia de un oprobiado y niega, como si tuviese un recuerdo doloroso clavado cual espina en la lengua. —Lo que quiero decir es que sé que esos actos no le representan, fueron deslices en momentos muy emocionales, su majestad, está totalmente perdonado.
Fin del cap ¿Qué os ha parecido?
¿Como creéis que irá el lazo entre León y Harry?
¿Os gusta cómo ha evolucionado el personaje de Harry?
¿Qué os parece Aura?
¿Quién pensáis que está tras la muerte del rey?
Gracias por leerme <3
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Garras de omega [EN AMAZON]
RomanceLeón es el último lobo blanco sobre la tierra, un omega que se oculta en el imperio de aquellos que extinguieron a su raza. Él aún no ha presentado, así que logra pasar desapercibido, pero cuando llega su primer celo él queda vulnerable y al descubi...