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 Harry desanuda el cordelito que remarca su cintura, con una mano baja el hombro que aún tiene vestido y la tela cae como si fuese una falda. Harry se la retira con cuidado, dejando su cuerpo desnudo de cintura para arriba. En el tiempo que lleva ahí León ha ganado mucho peso, tiene los brazos más llenos y fuertes y el abdomen ya no se caracteriza por una profunda depresión que pone de relieve sus costillas, sino por una suave forma que deja ver músculos abdominales tersos y una capa de grasa leve y sana que los recubre, con una pequeña curvita en su vientre bajo.

—Siento curiosidad ¿Por qué siempre tapas tus ojos cuando me desnudo del todo y me haces a mí apartar la vista cuando lo haces tú? No debes responder si no quieres, pero...

—Porque me da miedo, mi señor —responde León con palabras concisas, no tartamudea, pero después de hablar le tiembla el labio y sus siguientes palabras salen más finas—. Siempre que he visto a un alfa ver a un omega desnudo o ser visto desnudo por un omega él... se ha descontrolado. Yo estaba desnudo cuando abusaron de mí aquellos alfas, quizá si no me hubiesen quitado la ropa antes ellos habrían podido controlarse. —masculla, cerrando los puños con impotencia al hablar.

Harry le toma las manos, la acaricia, extendiéndole los dedos para deshacer esos puños apretados como nudos que lo ahogan.

—La cantidad de ropa que lleves no mide lo seguro que estás con un alfa, León, la culpa de los toques indeseados no está quien no los desea, sino en el alfa a quien no le importa dañar a quien toca. Yo he visto a muchísimos omegas desnudos, he estado, también desnudo, incluso en celo, junto a ellos, y jamás he tocado nada que no tuviese permiso para tocar. Es difícil resistirse a los impulsos, sobre todo cuando son impulsos que tienen que ver con omegas, porque sería tan fácil hacer lo que quisiésemos... pero si fuésemos esa clase de bestias que no pueden decir no a lo que el celo les pide no tendríamos derecho a llamarnos humanos. León, si tú me hubieses permitido desnudarte no habría un solo peligro para ti, no porque yo tenga un autocontrol excelente, sino porque cualquier alfa puede frenarse delante de un omega y quien diga que no, miente.

León mira a Harry con los ojos entrecerrados, brillantes. El azul de su iris es apenas una anilla plateada que envuelve la gran pupila, donde Harry se refleja: arrodillado, acariciándole con sumo cuidado los brazos, el pecho y el abdomen con sus manos, haciéndolas desaparecer de su vista se vez en cuando le acaricia la espalda con toques que siente que le quitan la columna y lo dejan hecho un montón de piel temblorosa y sin entibo.

—Los alfas de mi raza —León jadea, Harry ha arrastrado un poco las rodillas para aproximarse más a él. Su boca no le ha rozado, pero su aliento se derrama de forma caliente sobre sus clavículas. —, ellos eran alfas... a medias, ya lo habrás oído. No tenían mucho instinto, ni fuerza, apenas podían oler las feromonas, por eso los omegas tenemos un aroma tan fuerte. Ellos jamás eran violentos o posesivos o celosos con los omegas, eran casi iguales a nosotros ¿Sabes? —explica el muchacho entre el orgullo y la lástima. Sus gentes eran pacíficas por naturaleza y siempre pensó que era algo bueno, pero ahora, lo considera una maldición. —Pero cuando los lobos pardos de Kaz atacaron sentí que veía a alfas por primera vez, a alfas de verdad. Eran tan fuertes, sus feromonas tan asfixiantes, su transformación era algo mucho más brutal y entendí que también tenían instintos y personalidades mucho más dominantes, cuando vi cómo nos trataban supuse que así era siempre entre omegas y alfas de verdad. Puedes desnudarme si quieres ¿Sabes? —León se lleva las manos a la cara, tapando sus ojos antes de que el lagrimeo se pueda convertir en un vergonzoso llanto. Ríe con sarcasmo y sus comisuras se levantan una sonrisa rota y dolorosa mientras habla. —Supongo que es una tontería ocultarme por si pierdes el control a estas alturas, de todos modos, cuando desperté después del celo estaba desnudo delante de esos dos alfas y seguro que los del bar me quitaron la ropa y me vieron y tocaron todos. No quiero que el recuerdo de desnudarme, de mostrarme vulnerable, frente a un alfa de verdad se lo queden ellos, así que... no sé, prefiero que lo tomes tú.

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