XIX

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Esa fue la semana de exámenes más difícil que había tenido, y no por el hecho de que los exámenes fueran difíciles si no por el hecho de que era incapaz de concentrarse cuando en su cabeza habían mil pensamientos a la vez.

No se le hacía difícil admitir que la ausencia del tailandés le afectaba mucho, se había convertido en alguien importante para él.

Finalmente comprendía el porque Ten nunca había hablado de algo serio con él. El día de la pelea con Yerim, justo en la hora del almuerzo, no pudo evitar seguir al tailandés cuando observó a este salir de la cafetería, ignorando que su prima le había jalado el brazo diciéndole que Ten debía ser el que se disculpara. Se culpó a si mismo cuando se escondió en una de las paredes, escuchando a Chittaphon hablar con quien no tardó en saber que era Winwin.

No pensó en descubrir tantas cosas a la vez, y que su estómago dolería tanto al escuchar por su propia boca, que Ten estaba enamorado de Sicheng.

Cuando los escucho en silencio, y se dio cuenta de que Ten estaba por marcharse, rápidamente entró nuevamente a la escuela deseando que no haya sido visto. Regresando a la cafetería con sus manos temblando y sus ojos picando.

Sabía que siempre había sido el juguete de Ten, nunca había pensado en lo contrario, pero le dolía saber la razón por la que lo era.

Sintió pena por el tailandés, pero sintió más pena por él mismo, porque a pesar de saber toda la verdad, la semana siguiente seguía buscando la mirada de Ten en clase, o esperando a que llegará a la biblioteca como lo hacían antes, como si nada hubiera pasado.

A pesar de que todo eso tuviera su mente le había ido muy bien en los exámenes como de costumbre, sacando las mejores notas junto a Kun.

Ya era viernes, por fin el último día de exámenes así que tomó todos los libros que había tomado para estudiar, dispuesto a devolverlos y también ayudarle a la señora Ahn ya que en aquella época regresaban muchos libros y la anciana no podía sola.

—Hola, señora Ahn— La saludo en cuanto entró, haciendo una reverencia—. Vengo a devolver estos libros y a ayudarla.

—Hola cariño, muchas gracias— Lo saludó la mujer, dándole un pellizco a sus mejillas—. Aquí hay algunos libros que vinieron a dejar unos muchachos, de verdad no saben que deben acomodarlos...

—No se preocupe, yo lo hago— Le sonrió y comenzó a organizar los libros por secciones.

Afortunadamente no eran tantos, y estaban en secciones cerca de la entrada, los de cálculo, filosofía, biología, etcétera. Cuando termino, le avisó a la mujer que iría a descansar un poco esta asintiendo, permitiéndole caminar hacía su lugar especial, parando en seco cuando lo vio ahí.

Ten estaba sentado en el suelo con sus piernas extendidas, llevaba un hoodie grande de color negro con la capucha puesta, unos pantalones ajustados de mezclilla, con sus audífonos puestos y supuestamente durmiendo, pues respiraba con calma y tenía sus ojos cerrados. Automáticamente retrocedió un paso, dispuesto a irse y dejarlo descansar pero accidentalmente chocó contra una silla, haciendo que esta se caiga y así provocando que el tailandés se despierte de un sobresalto.

—A-Ah yo y-ya me iba— Intenta decir, señalando atrás mientras retrocedía lentamente.

Ten sonrió levemente, negando con la cabeza.

—Siéntate, te estaba esperando a tí— Le pide.

—Yo-

—Taeyong— Insiste.

Suspiro, sabiendo que no tenía opción, sentadose a un lado de él un poco alejado, mientras jugaba con sus manos sin saber que hacer o que decir.

Flawless Drama © | TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora