LIII

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Suspiró con cansancio para tomar con la punta de sus dedos índice y corazón un poco de crema para colocarla con delicadeza en su cuello con la intención de bajar la irritación que sentía por haber rasgado tan fuerte con sus uñas aquella zona después de esa desastrosa tarde que prefería olvidar. Afortunadamente había notado el daño en su piel a tiempo por lo que la enfermera del campamento pudo tratarlo antes de que se creará una infección.

El día del accidente se había quedado llorando en el baño después de haberse dado una ducha larga, al menos una hora después Taeyong llegando preocupado para tocar la puerta y preguntarle si estaba bien, pues no había aparecido en la hora del almuerzo y el profesor de la siguiente actividad ya había preguntado por él; tuvo que salir y mentirle, diciendo que se había caído al suelo en el bosque y se había hecho aquella herida en su cuello, argumentando que se debió bañar porque se había ensuciado incluso si había olvidado que su ropa perfectamente limpia estaba a la vista, a pesar de eso su novio no preguntó más y lo llevo a la enfermería porque la herida en su cuello parecía grave, la mujer dándole aquella crema.

Ya eran al menos las ocho, varios días después de su encuentro con el profesor (quien afortunadamente parecía empeñado en tratarlo como los demás) y era el único que se encontraba en su cabaña junto a Taeyong, quien leía un libro en la cama de arriba de la litera. Taeil había partido a Corea del Sur porque Johnny había tenido un accidente automovilístico por lo que en ese momento probablemente ya debía estar en el hospital, Kun a pesar de haber querido quedarse en la cabaña con ambos había salido ya que Yangyang había insistido que lo acompañara en la fogata con malvaviscos que habían formado fuera los alumnos.

Dejó la crema a un lado y se recostó en su cama, tapando su rostro con su antebrazo intentando pensar en cualquier cosa excepto en lo traumático que había sido aquel día en que su profesor beso su cuello de aquella manera tan asquerosa que revolvía sus entrañas y que su mente parecía querer recordárselo a cada momento, como si fuera un castigo por no haber hecho nada por evitarlo cuando perfectamente pudo hacerlo.

La punta de sus dedos escosieron con la necesidad de tallar nuevamente su cuello para aliviar esa molestia pero se contuvo porque si lo hacía entonces la herida empeoraría y no tendría una excusa lo suficientemente buena para decir que no era él quien se estaba autolesionando, aún así sus ojos no evitaron humedecerse y su garganta se encogía por el deseo de gritar hasta sacar todos aquellos sentimientos de dentro de él.

Pero se contuvo, porque nadie debía saber lo que pasó, él regresaría a Corea del Sur en una semana y todo estaría bien.

Sintió la cama moverse encima de él y abrió los ojos quitando su antebrazo de encima de ellos, entonces encontrando los grandes ojos de Taeyong mirarlo con preocupación desde la cama de arriba haciéndolo sentir culpable.

Bien era cierto que desde aquel suceso había estado ignorando a su novio: sólo hablaba cuando este le preguntaba algo porque la culpa por haber permitido que otro hombre lo tocará de esa manera era demasiada y era asfixiante. Sentía que lo había traicionado, que no lo merecía porque Taeyong lo trataba tan bien mientras él estaba ahí, no pudiendo hacer nada cuando alguien más lo había tocado y besado.

—¿Está todo bien?— Preguntó con un puchero en sus labios.

—S-Sí— Respondió sin poder evitar tartamudear al hacerlo.

—¿Acaso estás enojado conmigo?— Cuestionó sus cejas frunciendose tristes, él sintiendo su corazón doler porque era justo lo que menos estaría sintiendo.

—No— Murmuró con culpa—. No, nunca lo estaría.

—Entonces, ¿por qué no me quieres hablar?— Preguntó mordiendo su labio inferior—. Yo, ¿h-hice algo mal?

Flawless Drama © | TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora