CNCOwner; aquí encontrarás una colección completa de imaginas/One shots sobre Richard, Zabdiel, Joel, Erick y Christopher.
Todos estamos hechos de pequeños fragmentos de libros que hemos leído en algún lado.
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—¡Jodido infierno, Hanna!—se queja la chica lanzándole una mala mirada a su mejor amiga.—Te dije que esto no era una buena idea...
—¿Por qué no?—cuestiona.—Vamos, Mayumi. Son vacaciones. Se supone que uno en las vacaciones tiene que hacer cosas divertidas, no solamente quedarse encerrada en la casa perdiendo el tiempo en cosas que ni siquiera son divertidas…
—Fuck.—replica y Hanna se echa a reír de inmediato.
—Mira…caminaremos hasta la barra de bebidas, pediremos un buen trago y después pasaremos el rato.—le espeta sin más.—¡Somos mujeres empoderadas!
—La verdad es que hubiese preferido hacer cualquier otra cosa en lugar de venir a un bar…pero bueno, supongo que ponerme a quejarme no es que me sirva de mucho…
—¡Exactamente!
—Estúpida.—decide sin más.
Hanna vuelve a reírse pero no detiene sus pasos hasta que ambas atraviesan el umbral de la puerta del bar. La música moderna inunda sus tímpanos mientras avanzan hasta la barra de bebidas.—Hola.—saluda su mejor amiga.—Queremos dos margaritas, por favor.—anuncia.
—Identificaciones, por favor.—pide el joven detrás de la barra mientras enarca una ceja. Hanna entorna sus ojos.
—Dios mío no puedo terminarme de creer que hasta en el estúpido bar de mi tío me pidan mi estúpida identificación, esto tiene que ser una buena estúpida broma…—se queja mientras rebusca entre su bolsa una identificación inexistente.
—¿El señor Braulio es su tío?—pregunta el muchacho atrayendo su atención.
—El mismo, sip.—asiente.
—Creo que ha habido una confusión.—se disculpa de inmediato.—En un momento les sirvo sus margaritas…—responde antes de marcharse. Hanna lleva sus ojos hasta los de su mejor amiga que la mira casi con la boca abierta.
—Eres una maldita.—decide.
—Cuando quieras.—responde ella con una sonrisa victoriosa tirando de la comisura de sus labios.—Toma asiento y deja de mirarme como si fuese lo más lindo que has visto en tu vida…
—Ay, no.—refunfuña tomando asiento a su lado.
—¿Qué?
—Mira disimuladamente hacia la izquierda.—pide. Hanna es rápida en girar su cabeza ciento ochenta grados y Mayumi jadea.—Dios, Han. Te dije que miraras disimuladamente y fuiste más rápida que la niña del exorcista…—se queja.
—Son Christopher y Erick.—anuncia.—Joder, este es nuestro día de suerte…—anuncia.
—¿Suerte para quién?—replica de inmediato.—Yo no le nombraría suerte de ninguna maldita manera...
