Soñé.-Erick. B Colón.

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Abro los ojos apenas el maldito despertador comienza a llenar el aire dentro de mi habitación. Me froto los ojos desesperadamente para terminar de despabilarme y suelto un largo suspiro de frustración. Aquí vamos con un día más. Se supone que una chica que recién acaba de cumplir los diecisiete años debería estar disfrutando del verano con sus amigos, no trabajando como recepcionista en un hotel. En realidad tengo la suerte de que el hotel sea del padre de Aranza.

—¡Adrianna!—me saluda Aranza, mi mejor amiga con su enorme y entusiasta sonrisa. Me sorprende el hecho de que sean tan sólo las ocho de la mañana y ella parezca recién salida de una sesión completa de spa, toda relajada y más fresca que nunca. Debe ser magia. Y debería ser un delito verse así por las mañanas.

—Hola—murmuro un segundo antes de que mis labios estén sobre el vaso térmico con café.

—¡No me lo vas a creer!—chilla emocionada acercándose hasta mí. Luego me empuja ligeramente para apartarme del ordenador. La contemplo con una ceja enarcada pero no le tomo importancia porque en este momento mi organismo está pidiendo a gritos un poco de cafeína. Aranza parece no darse cuenta de ello y continúa con lo suyo como sí de repente estuviese en un frenesí.—Aquí está—anuncia apartándose un poco del ordenador.—Mira ahí—señala con su fino dedo al ordenador. Mis ojos siguen la dirección en la que señala y suelto un suspiro.

—¿La lista de las reservaciones para hoy?—cuestiono fugazmente. La mirada que mi mejor amiga me ofrece me da a entender que soy una tonta por no ver lo mismo que ella mira. Sus cejas se fruncen y luego niega.

—Mira justo ahí—me inclino sobre el ordenador y mi corazón se acelera cuando encuentro en la lista de las reservaciones varios nombres bastante familiares.

—No me jodas—suelto un grito entusiasmado y varias personas que están en el lobby giran sus cabezas en dirección nuestra. Con las mejillas ardiendo les ofrezco una sonrisa a modo de disculpa y luego de que mi mejor amiga termine de burlarse de mi me mira entusiasta.

—Creo que este debe ser el mejor jodido trabajo del mundo—expone con media sonrisa.

—Tú ni siquiera trabajas aquí—le recuerdo y ella me fulmina con la mirada de inmediato.

—No podemos hacernos simplemente de la vista gorda, tenemos que ir a verlos—mis alarmas internas de inmediato se encienden, no puedo negar que la idea de conocer a los integrantes de CNCO me agrada, es más me es totalmente tentadora, pero sé que eso sería meterme en un enorme lío y significaría definitivamente mi despido. La sonrisa maliciosa que Aranza está ofreciéndome no es buena, hemos sido amigas desde tercer grado y con el paso del tiempo aprendí a descifrar esa sonrisa, y la verdad, es que no depara nada bueno. Dejo de sonreír y niego de inmediato.

—¿Te volviste loca, no?—cuestiono mirándola con una ceja enarcada—Sí, no sé si quiera porque estoy preguntándotelo cuando es más que obvio que te volviste completamente loca—le digo en voz baja—No podemos hacer eso, Ary—señaló simplemente.

—¡Tengo un plan increíble!—me dice efusivamente.

—Cualquiera que sea tu plan, no quiero participar—suspiro—cada vez que tú dices que tienes un plan increíble, terminamos metidas un lío del tamaño del océano pacifico—señalo con ironía. Mi mejor amiga finge indignación y luego ríe.

—El hecho de que haya fallado un par de veces no significa que esta vez vaya a ser el caso—se mofa cruzando sus brazos por encima de su pecho.

—¿Un par de veces? ¿Y la vez que dijiste que era buena idea colarnos a la noche de chicos de tu hermano y terminamos encerradas en el armario casi sin poder respirar? ¿O que hay de la vez que se te ocurrió un plan increíble cómo hacer que todo el equipo de americano de la preparatoria lavaran autos con el torso desnudo y terminamos en la delegación acusadas de exhibicionismo?

ONE SHOTS|CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora