《De cero; Christopher》

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—Repítemelo otra vez.—pidió Joel sin dejar de mirarlo.

—¡Que quiero quitarme el tatuaje!—repitió el castaño dejando escapar todo el aire de sus pulmones.

—De acuerdo...—susurró.—Y supongo que la razón por la cual te quieres quitar ese tatuaje es porque Hazel sigue rondando por ahí en tus pensamientos cada vez que lo ves y esta es de alguna manera una forma de terminar con todo lo que pasó con ella...

—No puedo seguir así...—murmuró el muchacho cerrando sus ojos un momento.—Todo lo que viví con Hazel...no sé como manejarlo y ahora comprendo porque mi madre me dijo que tal vez hacernos el mismo tatuaje era una locura...—le explicó.—En ese entonces me pareció que era una increíble idea...

—Bueno...en realidad no es el mismo tatuaje...—señaló Joel.—Tú tienes una llave y ella un corazón...es algo así como que tú tienes la llave de su corazón...—agregó risueño.

—¡Que gracioso eres!—se quejó el castaño.—Joel, lo digo en serio...

—Bueno...tal vez puedes quitártelo con láser en varias sesiones o cubrirlo con uno más grande ¿no crees...? Yo he visto que muchas personas lo hacen y los resultados son increíbles...—anunció.—Si quieres yo te puedo acompañar...

—¿Harías eso por mí?—cuestionó Christopher sin dejar de sonreírle.

—¡Pues claro que sí!—respondió de inmediato.

—Gracias...—susurró.

—La verdad es que si yo fuese tú...no me lo sacaría...

(...)

El pulso de Christopher realmente no daba para más. Seguramente de un momento a otro terminaría desmayado pero en ese momento todo lo que quería era que el tiempo se pasara volando y terminar rápido con todo de una buena vez. Sus nervios cada momento aumentaban más y más y por más que intentaba controlarse le era un poco complicado conseguirlo.

—¿Puedes dejar de moverte...?—cuestionó Joel hojeando una revista sin prestarle demasiada atención a su amigo. Christopher suspiró.

—¿Crees que el láser duela?—preguntó un tanto temeroso.

Joel apartó la mirada de su revista y rio en voz baja.—No lo creo...—hizo una pausa.—Lo cierto es que he escuchado que dicen que cuando el tratamiento termina...te queda una cicatriz espantosa...—añadió haciendo que el corazón de Christopher se detuviese un momento.—¡Es una broma!—añadió en medio de una risita divertida.

—¡Eres el peor amigo del mundo, eh! Créeme...—se quejó lanzándole una mala mirada.

—Vélez Christopher...—anunció la voz de un chico lleno de tatuajes. Christopher lo contempló un momento antes de ponerse de pie para poder entrar en la habitación. Sus nervios iban en aumento con cada segundo que pasaba pero tenía que ser valiente. Supuso.—Recuéstate aquí por favor y descubre tu brazo apoyándolo en el reposabrazos...—le indicó.—Por hoy vamos a hacer la primera fase que es algo así como un estudio para determinar qué es lo que vamos a hacer porque el maestro no está pero te atenderá otra experta...la siguiente vez que vengas será cuando comenzaremos con el tratamiento ¿estás de acuerdo?—inquirió el muchacho lanzándole una mirada cansada.

Christopher asintió y luego se quedó en silencio cuando el muchacho se marchó dejándolo solo. Se recostó tal y como le había indicado y llevó sus ojos hasta las paredes del lugar repletas de diseños de diferentes tatuajes de formas, tañamos y colores.

—Lamento la tardanza...—anunció una voz detrás de él. Christopher se incorporó encima de la silla reclinable y su corazón dejó de latir cuando se encontró con una muchacha rubia que él conocía a la perfección.—¿Chris...topher?—murmuró.

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