GORDITAS|Joel.

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OS TO: GuadalupeRojas0409

¡QUE TE GUSTE MUCHO JOSELYNNNN!😈😘
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Joel Pimentel finalmente se había mudado a México.

No es que no le gustase, era más bien que comenzar una vida desde cero en un país donde sólo había hecho visitas esporádicas era un tanto...complicado. No conocía a nadie y se suponía que tendría una guía que la universidad le proporcionaría para conocer un poco la ciudad mientras terminaba de adaptarse pero empezaba a creer que...o lo habían engañado o se les había olvidado.

De todas maneras él no podía seguir encerrado en su departamento esperando a que mágicamente alguien apareciera para rescatarlo, tendría que arreglárselas él solo. Tomó su mochila, sus llaves y se encaminó a la puerta de su nueva casa rogándole mentalmente a Dios que se apiadase de él y no lo dejase perderse en un lugar tan inmenso.

Lo primero que vio al salir del edificio fue un pequeño puesto de comida rápida o por lo menos lo que él creía que era un puesto de comida rápida. Su estómago gruñó en protesta y él suspiró. Con la prisa de la mudanza ni siquiera había comido como se suponía que las personas tenían que hacerlo para mantenerse en condiciones saludables pero tampoco tenía demasiado tiempo como para darse el lujo de hacerlo con toda la calma del mundo.

Sin pensarlo avanzó hasta el local encontrándose de frente con una chica pelinegra pareciendo completamente atareada detrás de una cortina de humor proporcionada por la comida que estaba cocinándose en una enorme plancha delante de ella.

—Hola—saludó él tratando de parecer educado y automáticamente los ojos de la chica se abrieron de golpe. Lo observó en silencio pero no habló.—Eh... ¿Qué es eso...?—preguntó señalando frente a él.

Ella lo miró de nueva cuenta y dejó escapar un suspiro cargado de frustración.—¿Gorditas de nata?—respondió como si fuese la cosa más obvia del mundo.

—Ah...

—¿Eres extranjero, cierto?—preguntó la muchacha.

—Pues...sí y no.—ella pestañeó.

—Pues se nota un poco-demasiado que lo eres...

—Y... ¿Qué tengo que hacer para tener gorditas de masa?—ella negó con una mueca de diversión en el rostro.

—Nata, se llama nata.—Joel suspiró.

—Eso...—La chica rio y Joel la observó fijamente percatándose que tenía una linda risa.

—Pues...pedirlas...

—Claro, era muy obvio...—se dijo a sí mismo y luego negó un poco—¿Me puedes vender por favor un par de...de eso...?—Joselyn lo observó un tanto divertida tratando de no echarse a reír. Su abuela le había enseñado a ser amable y educada con los clientes.

Por muy perdidos, inocentes y desorientados que pareciesen.

Al menos era un extranjero lindo. Metió dos masitas calientes dentro de una bolsa de papel y a cambio Joel le entregó un billete.—Gracias—respondió él.—Oye...¿te puedo hacer una pregunta...?—Joselyn lo observó un momento.

—Ya me estás haciendo una pregunta...—comentó la chica. Joel rio en voz baja y automáticamente el sonido de su risa fue directamente al corazón de la chica. Así que además de guapo, tenía una linda risa. Negó un poco y Joel frunció los labios.

—¿No puedo...?—cuestionó. Ella suspiró.

—Sí, claro... ¿Cuál es tu otra pregunta?

—¿Por aquí pasan taxis...?—preguntó.—Pasa que soy nuevo en la ciudad y la verdad es que...no sé ni siquiera a donde ir...sólo quería salir a conocer la ciudad y...

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