Papá sorpresa (Pte. II).-Joel Pimentel

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Alethia se quedó completamente quieta de pie en el umbral de la puerta con la vista clavada en la niña que descansaba sobre la cama moviendo las manos y los pies en todas direcciones como si estuviese realmente desesperada.

Daniela le lanzó una pequeña mirada a su mejor amiga que se encontraba en compañía de Joel y se apartó de la niña.—Hola, Joel—saludó la chica.

—Hola—murmuró el muchacho simplemente.

Era incapaz de apartar los ojos de la pequeña. ¡De su pequeña!

—Lo dejo...—susurró Daniela haciendo su camino hasta la puerta de la habitación de Alethia. La muchacha asintió en silencio y una vez que la puerta se cerró detrás de si dándoles a entender que estaban los tres solos Joel comenzó a avanzar lentamente hasta la cama.

Pestañeó un par de veces y llevó sus ojos hasta la madre de la pequeña que seguía sin emitir sonido alguno. El chico se sentó en la cama lentamente y se quedó completamente estático observándola.

—Hola, mi amor...—susurró inclinándose sobre el pequeño cuerpo de la bebé.

—Joel...—murmuró Alethia comenzando a acercarse a ellos.

—Es completamente...hermosa...y es...es mía...—inquirió el chico lentamente sin apartar sus ojos castaños de los de la niña que lo miraba fijamente.

—Joel...—lo llamó de nuevo pero Joel estaba completamente embelesado admirando la belleza de la pequeña que lo menos que le apetecía en ese momento era hablar con Alethia aunque sabía de ante mano que tenía que hacerlo.

Pero es momento era sólo para él y Jael. De nadie más.

Alethia se dio por vencido en el mismo momento en el que comprendió que nada de lo que ella dijese iba a hacer que Joel apartara los ojos de la niña. Era como sí ellos se estuviesen reconociendo el uno al otro y tenía que admitir que aquello realmente le gustaba. Avanzó lentamente hasta quedar a lado del bebé que seguía moviéndose como si estuviese incómoda. Soltó un gemido en el mismo momento en el que Joel la acarició y Alethia sonrió acariciando la pequeña frente del bebé.

Entonces se dio cuenta. Frunció el ceño y apartó la mano de Joel para quitarle la sabana de encima al cuerpo de su hija. —¿Qué haces?—cuestionó él pero ella no respondió. Le sacó la pequeña blusa blanca y comenzó a tocar su estómago bajo la atenta mirada del chico.--¿Qué pasa?—preguntó de nueva cuenta dándose cuenta que ella parecía un poco desesperada.

—Tiene fiebre y no está respirando de manera correcta—anunció tomándola entre sus brazos.

—¿Qué?—susurró Joel poniéndose de pie de nueva cuenta.

—¡Tiene fiebre, Joel!—decretó—Jale está hirviendo en fiebre.. .

(...)

—¿Por qué no nos dicen nada?—pregunto Alethia desesperada con las primeras lágrimas resbalando por sus mejillas.

Joel la observó en completo silencio. Realmente no entendía nada de lo que estaba pasando y el doctor todavía no se había dignado a aparecer para darles cualquier noticia –por mínima que fuese- sobre Jael.

Se sentía desesperado pero sabía que tenía que mantenerse tranquilo por su bebé. Alguno de los dos tenía que ser fuerte y ese era el rol que le había tocado.

—Ya van a venir...—susurró simplemente.

—Te juro que si le pasa algo a mi hija, yo...—él negó y se puso de pie en un salto. Se acercó a Alethia y la envolvió en un largo abrazo tratando de hacerla entender que todo estaría bien. Que la niña estaría bien.

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