ONE SHOTS|CNCO

Memorias al altar.-Renato.

Primero que nada quiero decir que es un one shot es de Renato porque lo amo y es mi favorito. ¿Y por qué no? Aaaah, que, nah. Las lectoras dementes –pero de las dementes lindas xD- del grupo de Whatsapp hicieron un complot para que esto fuese posible, así que... ¡que lo disfruten chicas! 

Ahora que sí son lectoras de la trilogía de La chica de los patines y no han llegado a Hey Danna...salgan ahora mismo porque esto es un súper spoiler de la segunda parte de la trilogía, digamos que esta es la historia de Renato y Cindy.  

Un beso enorme y ahora si vayan a leer.

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Renato Francis era incapaz de apartar la mirada de la mujer vestida de blanco que avanzaba lentamente por el pasillo flanqueado de arreglos de florales en color blanco. Cindy le ofreció una enorme sonrisa que hizo que el corazón del hombre se acelerara y soltara un suspiro como si fuese un adolescente enamorado.

La gente solía decir que cuándo experimentabas una situación cercana a la muerte eras capaz ver pasar frente a tus ojos los sucesos más importantes de tu vida en un segundo como si se tratase de una especie de película. Y él lo estaba haciendo en ese mismo instante. Podría recordar con claridad la primera vez que le había visto en los pasillos de una casa hogar, hablaba animadamente con una niña rubia de ojos azules de no más de seis años y reía con ella. Él se habría quedado observándola por el resto del día pero tenía una entrevista importante con la directora del lugar.

Por un momento había estado tentado en acercase a ella y hablar un poco pero por más que intentó e intentó encontrar un buen tema de conversación o incluso cualquier tipo de excusa no lo había conseguido y finalmente se dio por vencido. Ese había sido el primer encuentro que habían tenido.

El segundo, ninguno de los dos se había dado cuenta pero el mismo día en el que había conocido a su nueva hija pasó. Mientras la chica se balanceaba sobre los patines siendo admirada por el resto de los niños, Cindy había estado sentada entre ellos evaluando el progreso de Danna incluso aunque sabía que ese sería el último día que compartirían juntas. Renato también la había observado junto a la madre superiora desde una distancia prudente, luego la había visto caer redonda al suelo y finalmente se había acercado. Pero para Cindy había aquel hombre además de ser el nuevo padre de Danna era un total desconocido.

El tercer encuentro no había sido para nada grato. Apenas habían intercambiado un par de frases en medio de una situación delirante y horrible. El corazón de Renato se había acelerado apenas la observó salir por las puertas del ascensor del hospital con una mueca de preocupación pintada en el rostro. Ahí había sido donde se había dado cuenta que ella le gustaba más de lo que él mismo pensaba. Se había mantenido sentada en una esquina de la sala de espera junto a ellos esperando por alguna noticia

— ¿Sabe que ella es una chica fuerte, cierto?—le dijo cuándo él se dejó caer en uno de los sillones de la sala de espera.

—Supongo que si—suspiró—Por cierto, ¿podrías dejar de hablarme de tú? Me haces sentir viejo—Cindy rio en voz baja.

—De acuerdo, Renato. —le ofreció una pequeña sonrisa.

Desde ese momento el contacto que ellos habían tenido aumentó gradualmente. Pequeños encuentros casuales en la pista, llamadas y mensajes de texto y finalmente habían tenido su primer cita. Al principio para Renato fue duro porque después de todo, ella era la entrenadora de su hija y no tenía ni la más remota idea de cómo es que ella iba a tomarlo cuándo se enterara. Para su fortuna, la chica parecía realmente madura y terminó aceptando la relación de su entrenadora y su padre.