ONE SHOTS|CNCO

Un ángel en el asfalto.-Zabdiel De Jesús.

OS dedicado para: pameplata
alsjdhslasjs la toalla, ah. Felicidades Pameee, espero te guste😘.
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Los días lluviosos con frío definitivamente eran los peores.

Como cada mañana ella tenía que caminar un poco para poder llegar a la universidad, odiaba que su auto hubiese dejado de funcionar de manera repentina. Era como una maldición que había caído sobre ella. Bueno, no es que en realidad fuese una maldición pero era algo muy similar.

Pamela se acomodó la bufanda y el gorro de lana que cubría su cabeza antes de salir al exterior de su casa. Y sí existía algo peor que los días lluviosos con frío, eran los días lluviosos con frío en los que tenía que ir a la universidad. Eso sí que era una maldición.

Inspiró profundamente y abrió la puerta para encontrarse de frente con una corriente de aire helado y húmedo acariciando sus mejillas. Negó un poco y volvió a cerrarla arrepintiéndose por completo de poner un pie fuera de la casa. Si no se moría congelada ese día realmente iba a ser un verdadero milagro.

Soltó el aire de sus pulmones de manera lenta observando como una fina capa de vapor se formaba frente a ella, suspiró y volvió a abrir la puerta para poder salir. Lo primero que vio fue sintió fue su cabello empapándose de poco con la lluvia helada. No estaba lloviendo tan fuerte pero aun así comenzó a temblar. Caminó tan rápido como sus piernas se los permitieron por la acera tratando de no chocar con nadie y de no caerse.

Hasta que lo vio. Sobre el asfalto.

Se encaminó rápidamente hasta llegar a la figura del muchacho que yacía tirado sobre el asfalto, parecía inconsciente y temblaba demasiado.

— ¿Estás...estás bien?—cuestionó ella.—Dios...parece que estás a punto de morir...—susurró más para sí misma que para él. El chico levantó un poco la mirada y automáticamente el corazón de Pamela se aceleró. A pesar de que la lluvia nublaba un poco su vista y de que ni siquiera había terminado de amanecer era capaz de apreciar el profundo café de los ojos del muchacho que la estaba observando fijamente sin pestañear.

—Tengo frío—respondió simplemente.

—Ya me di cuenta de eso—musitó ella ayudándolo a ponerse de pie. Se asombró demasiado al darse cuenta que ni siquiera era tan pesado. Pasó su brazo por detrás de su cuello y él soltó un jadeo.—¿Cómo te llamas?—cuestionó ella con el ceño fruncido.

—Zabdiel...

—Qué lindo nombre, Zabdiel—comentó ella.

—Es Hebreo...—respondió el chico sin dejar de jadear.—Está en la biblia...—agregó y ella lo miró un momento.

—¿Qué fue lo que te pasó?—preguntó lentamente. No tenía ningún tipo de golpe físico, por lo menos no a la vista pero era más que obvio que algo le había pasado.

—Me caí—anunció simplemente.

—De eso también ya me di cuenta—murmuró ella.—¿Vives cerca?—Zabdiel la miró un momento y negó.

—Realmente...realmente yo...no tengo...no tengo casa—susurró afligido. El corazón de la chica se aceleró de inmediato y negó débilmente.—Tengo frío...

—Sé que probablemente esto me va a costar el regaño más largo de mi vida por parte de mi madre pero no puedo dejarte aquí...—confesó—Voy a llevarte a mi casa...necesitas sacarte esa ropa mojada y resguardarte del frío...

—Tengo frío...—repitió el muchacho.

—Espero no te importe usar una bata de chica mientras tu ropa se seca...—susurró ella con el ceño fruncido.