Starkissed (uno).-Erick.

808 52 8
                                    


Me dejó caer encima de uno de los altos taburetes cerca de la barra de bebidas donde el barman juega con las botellas, lo observó medio segundo para comprender de golpe que si yo intentara hacer aquello alguna vez probablemente terminaría con las botellas hechas añicos y con los cristales incrustados en mis manos.

Si, digamos que si algún alma noble me pidiese que me describiera en una sola palabra, definitivamente era sería; torpeza.

Posó mis ojos en la barra de madera frente a mí y luego siento una potente mirada sobre mí, aparto mis ojos de inmediato para descubrir a un chico bastante peculiar sentado a mi lado contemplándome como si yo fuese la cosa más interesante en el lugar.

Su rostro se me hace demasiado familiar, pero no puedo entender porque. Seguramente es una de esas veces en las que vez a una persona y casualmente te lo vuelves a encontrar. Sería cool que eso pasará cuándo vas por la calle, ves al chico que probablemente sería el amor de tu vida y luego te resignas a no verlo jamás. Bien, me he desviado del tema. Sus ojos verdes se posan en los míos y una genuina sonrisa se instala en sus labios.

—Hola—me dice y no puedo evitar sentir mi piel estremecerse cuándo descubro que maneja un lindo acento cubano.

—Hola—respondo simplemente porque recuerdo que mamá siempre dijo que no debo hablar con extraños.

— ¿Te molesta si te hago compañía?—pregunta sin dejar de mirarme.

—Para nada—contesto simplemente al tiempo que elevo un poco mi mano para llamar la atención del barman.

—Soy Erick, por cierto—me dice en voz lo suficientemente alta como para que pueda escucharlo por encima de la música.

—Alex—le digo sin mirarlo.

—¿Esperas a alguien?—cuestiona apenas vuelvo a llevar mis ojos hasta sus hipnóticos ojos verdes.

—A mi mejor amiga, pero supongo que me ha plantado—recuerdo la imperdonable traición de Oriana y siento unas incontrolables ganas pegarle tan fuertemente que lo recuerde toda la vida—¿Tu esperas a alguien?—pregunto mirándolo.

—Mis amigos, pero supongo que tambien me han plantado—me dice encogiéndose de hombros. Le sonrío en respuesta cuándo caigo en cuenta que a los dos nos han plantado, el barman se acerca hasta mí y pido un refresco porque recién soy mayor de edad y jamás he ingerido bebidas alcohólicas; y definitivamente no está en mis planes hacerlo frente a una persona totalmente desconocida. De hecho, me siento una ridícula total por ir a un bar a tomar refresco, pero como ya dije, la torpeza es mi fuerte y ese es un acto de torpeza puro.

Erick de ojos verdes le pide otro refresco y lo miró de inmediato con los ojos desorbitados. ¡Dos torpes en un bar bebiendo refresco! Charlamos un poco de temas triviales, suficientemente interesantes para divertirnos un rato pero no tanto como para tornarse temas personales.

Cuándo he dedicado en verdad y luego de enviarle veintinueve mensajes de texto a la tonta de Oriana, dedico irme. Erick se ofrece a acompañarme a la salida del lugar y yo acepto porque el chico me ha caído de maravilla y su compañía es grata. Salimos del lugar a paso lento y una ráfaga de aire helado juguetea con mi cabello apenas nos detenemos en la acera para esperar un taxi.

—Jamás había conocido una chica como tú—me dice con media sonrisa.

No puedo evitar que mis torpes mejillas se sonrojen y automáticamente me siento patética. —¿Así de torpe?—bromeo a medias y él ríe.

—¡Así de divertida!—se acerca un poco a mí y yo lo miró a los ojos, ¿ya dije que son hipnotizan tés? Mi corazón se acelera cuándo lo observo pasar la punta de su lengua por sus labios y una extraña sensación de bochorno se instala en mi estómago.

ONE SHOTS|CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora