After Party (Resaca) (Pte. II)-Richard Camacho.

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Dos semanas después...

—¿Es que de verdad nunca más vas a volver a hablar conmigo?—cuestionó Richard caminando detrás de Avril. Ella entornó sus ojos, se acomodó los auriculares –aunque en realidad no estaba escuchando música pero eso Richard no tenía por qué saberlo- y siguió con su camino.—Esta es una actitud completamente infantil, Avril...—replicó el muchacho.

Avril Recabarren dejó de caminar y se giró sobre sus talones para lanzarle una mala mirada.—¿Una actitud infantil?—cuestionó ella sin dejar de mirarlo a los ojos sacándose de un jalón los auriculares.—Le dijiste a Carlo en frente de toda la maldita escuela que estábamos casados... ¿Qué se supone que quieres que haga, Richard?—añadió entornando los ojos.

—No ignorarme al menos—respondió él cruzándose de brazos.

—¿Y pretendes que ande por ahí paseándome contigo de la mano?—cuestionó con molestia.—Nos casamos en una borrachera, por Dios. ¿Y sabes que es lo peor? Que ni siquiera fue en Las Vegas...—musitó girándose de nuevo para seguir con su camino.

—No...—le dijo él caminando a su lado—pero creo que al menos como mi esposa que eres deberías dirigirme una mirada o yo que sé...hablarme, lanzarme bolitas de papel, pedirme prestada una pluma, un dólar...lo que sea—reprochó—No ignorarme cómo has hecho las últimas dos semanas...

—¿Por qué tendría que pedirte un dólar?—se quejó.—El punto es que no quiero tener que lidiar contigo. ¿Eso es difícil de entender? Yo creo que no—respondió.

—El vienes comienza el campamento...—anunció el rubio.

—Pues felicidades, Richard. Espero que te diviertas mucho con tus amigos...—le espetó de mala gana.

—Quiero que vengas conmigo—decidió. Avril se frenó de golpe y se giró lentamente para mirarlo. Probablemente era una especie de broma de mal gusto que él le estaba jugando, esperaba verlo con esa sonrisa exasperante que de alguna manera le gustaba y esa chispa juguetona en los ojos pero nada de eso estaba presente.

En su lugar, los ojos de Richard parecían contemplarla con determinación y no había atisbo alguno de sonrisa. La piel de la chica se erizó de golpe y negó rotundamente.

—¡Estás loco!—replicó antes de volver a caminar. Y eso hubiese hecho de no ser por la mano de Richard envolviéndose en su antebrazo derecho e impidiendo su paso. Lo observó un momento antes de mirarlo a los ojos.

—Lo digo en serio, Avril...—murmuró.—Eres mi esposa y todo el mundo espera vernos juntos en el campamento...

—¿Te volviste loco, Richard?—se quejó—¿Cómo se te puede si quiera ocurrir que...?—negó.

—Avril...por favor, es un campamento y para tu información Matt y Lisa también vienen...—susurró.—Por dios, vamos...no seas aguafiestas—replicó cruzándose de brazos, luego volvió a bajarlos bajo la atenta mirada de Avril y comenzó a juguetear con sus manos—Escucha...creo que podríamos intentar conocernos ¿mejor, no lo crees?—cuestionó.—Es decir, poder ser amigos al menos...si ya estamos casados creo que por lo menos podríamos...ya sabes...ser amigos...

Ella se quedó completamente quieta observándole fijamente, apartó la mirada un momento y luego dejó que todo el aire que estaba conteniendo en sus pulmones.—¿De verdad...?—susurró.

Richard se relajó un poco y asintió firmemente.—Estoy completamente seguro que cuando todo esto termine nosotros podremos ser grandes amigos y nos reiremos sobre todo lo que vivimos cuando estuvimos casados y de las consecuencias tan...peculiares que trajo una borrachera de sábado por la noche...

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