Polaroid.-(Richard).

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—Repite conmigo...—lo instruyó su hermano mayor.—Mi nombre es Richard Camacho, tengo veintidós años y estoy completamente feliz de que nos mudemos a Miami...—Richard entornó sus ojos con fastidio y volvió a posar su mirada en la ventanilla del auto.

La manera en la que pasaban los arboles detrás del cristal le daba un efecto de película. —No estoy feliz.—respondió sin apartar su mirada un solo centímetro del cristal del auto.

El chico soltó un largo suspiro y negó un poco.—Ya sé que para ti puede ser bastante malo todo esto, significa que estás dejando todo atrás pero tienes que comprender, Richard...que nuestros padres hacen esto por nosotros...—le recordó.—Para que aquí tengamos una mejor vida...

—Me gustaba mi vida antes...—admitió.

—A mí también me gustaba nuestra vida pero tienes que admitir que tener una vida limitada no está bueno...—le explicó.

—Supongo...era jodida pero era...buena...—se quedó en silencio.—Aunque los dos sabemos que si nos mudamos no es precisamente por eso...

—Esta también será muy buena, créeme. Vas a ver que en muy poco tiempo vas a tener amigos y todo lo demás, quien quita y aquí podrías encontrar una novia linda...—Richard apartó la mirada finalmente y lo se quedó en silencio contemplándolo fijamente.

Hablar de novias y chicas era definitivamente el peor tema que Yashua podía haber tocado. Los recuerdos de Celeste todavía rondaban en su cabeza y estaba completamente seguro que seguirían ahí por el resto de su vida: ella se había ido, sí pero también se había llevado con ella la mitad de su corazón o tal vez se lo había llevado completo y por más que intentase volver a comenzar esos recuerdos estarían con él para siempre.

—No lo creo...—respondió en voz baja.

—Richard...han pasado tres largos años desde la muerte de Celeste y entiendo que todavía te duele pero también es cierto que has cambiado demasiado en este tiempo...—susurró sin apartar la mirada de la carretera por la que circulaban. El paisaje que se imponía ante ellos era realmente majestuoso y lindo: lo que no era lindo era tocar el tema de Celeste.—Y solo para aclarar: nada de lo que pasó fue tu culpa y tampoco nos estamos mudando por algo que tenga relación, papá y mamá querían darnos una mejor vida y todos estamos dispuestos a hacerlo así que...

—Los escuché hablando el otro día.—soltó y automáticamente el muchacho se quedó en silencio total.—Creo que tienes que entender que nada en mi vida va a volver a ser igual después de Celeste...—le espetó entornando sus ojos.

—La amabas...pero ella murió y lo que tú tienes que hacer es seguir con tu vida...es obvio que las cosas no van a ser iguales de ningún modo pero...porque eso es lo que a Celeste le hubiese gustado...no verte derrotado dos años después...

—La vi morir. Por mi culpa.—murmuró.—¿Por qué no cambiamos de tema?—cuestionó llevando su mano izquierda hasta el botón de la radio. Prefería escuchar a cualquier persona pretendiendo cantar en la radio que seguir escuchando a su hermano; porque sabía que tenía razón en cada una de sus palabras aunque tampoco es que pensase admitirlo en voz alta. Prefería de ese modo.

Ser indolente es lo mejor, Richard. Se recordó a sí mismo. No entregas absolutamente nada y el dolor es eso...absolutamente nada.

—Como digas, sólo espero en verdad que cuando el amor te llega sepas verlo y no lo dejes ir...

—Aja, claro...

(...)

La casa era enorme y era linda, tenía que admitirlo. Una casa de dos plantas con un enorme jardín trasero –con árboles gigantes y de aspecto bastantes viejos- y uno delantero donde los arbustos parecían perfectamente cuidados; estaba más que claro que quien fue la persona responsable de ello amaba lo que hacía. Era linda pero definitivamente esa no se sentía como su hogar.

ONE SHOTS|CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora