Quisiera.-Christopher B. Vélez.

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—¡Vamos! Todo lo que tienes que hacer es ir hasta ella y decírselo—le aconsejó Richard palmeando su espalda. Christopher soltó un suspiro y se acomodó las gafas de montura negra, volvió a posar su mirada castaña en la figura de la chica sentada contra el enorme y grueso tronco leyendo un libro, o por lo menos lo que parecía ser un libro.

—No puedo hacerlo—se encogió de hombros.—Soy demasiado cobarde como para sí quiera darle un simple hola—Richard rio.

—Bueno, afortunadamente me tienes a mí—se mofó el muchacho con media sonrisa.

—Vaya, que gran alivio—respondió irónicamente.—Richard, en serio.

—Haber, Christopher—protestó el chic cruzándose de brazos—has estado enamorado de Allison desde que tienes uso de razón, porque si mal no recuerdo ustedes se conocen desde que estaban dentro de la panza de sus respectivas madres, pero parece que para ti eso no es suficiente, ¿Qué más quieres por dios? ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para ir y decirle de una maldita vez que te cae la baba cada vez que la tienes cerca?—Christopher miro a su amigo, negó un poco y luego soltó un largo suspiro.

—Cuando lo dices así....

—¡No busques excusas, maldita sea! Levanta tu estúpido trasero de ese estúpido tronco y ve a decírselo. Entiendo que Allison siempre está rodeada de personas, pero este es el maldito campamento. No estamos en la universidad. Así que deja de comportarte como un cobarde y anda con ella.—demandó el moreno mirándolo con una ceja enarcada.

—Richard....—advirtió el castaño.

—Escucha, tengo que desempacar, pero estoy muy seguro que vas a poder encontrar las palabras adecuadas y el momento oportuno para ir con ella y decídelo, Chris. No puedes seguir así, tienes que amarte de valor—demandó mirándole.

—Lo encontraré, lo prometo—decidió el muchacho. Su mejor amigo comenzó a alejarse en dirección a la cabaña que compartían y él se quedó quieto, volvió a llevar su vista en Allison que seguía leyendo cómodamente con la espalda apoyada en un enorme tronco sonrió.

Aspiró profundamente y se puso de pie, sintió el valor reunirse en el centro de su pecho, como si algo lo hubiese golpeado, dio el primer paso y luego volvió a quedarse quieto apenas se dio cuenta que un chico estaba charlando con ella y ella le sonreía.

Su corazón se estrujo dentro de su pecho y soltó un suspiro de frustración.

No, definitivamente aquel no era el momento oportuno, ni en sueño lo era.

(...)

—¡Vamos todos a la fogata!—gritó el líder caminando en dirección al círculo formado de troncos donde en la parte central un montón de troncos delgados ardían en llamas amarillas que majestuosamente danzaban.

Allison tenía que ser la persona más tímida sobre el planeta. Esa misma tarde se había sentado debajo de un enorme árbol concentrándose en contemplar disimuladamente a Christopher y a Richard intercambiar unas cuantas frases. Le era totalmente imposible saber de qué era lo que sus dos amigos discutían, pero por el rostro soñado de Christopher, seguramente era de una chica.

Su corazón se apretujo dentro de su pecho ante el mero pensamiento de Christopher con otra chica. Ella había estado enamorada de él desde que tenía uso de razón, podría recordar la monumental cantidad de veces en la que se había dormido pensando en él. Lo amaba con todas y cada una de las fibras de su cuerpo, lo amaba tanto que a veces le dolía.

No era que ella fuera fea, al contrario muchos chicos gustaban de ella, pero ninguno de ellos era Christopher Vélez. Toda su vida la había pasado rechazando todas y cada una de las ofertas de potenciales citas que un sinfín de chicos le habían hecho, pero ella simplemente no podía. No cuando sus pensamientos y su corazón lo ocupaba aquel niño que en cuarto grado le había pegado un chicle rosa en el cabello.

ONE SHOTS|CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora