Extra 5: QUERIDA LEYRE.

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Camila Horvat era capaz de recordar la primera vez que había visto a Zabdiel. Era capaz de recordar la manera en la que su corazón se había estremecido y como su piel se había erizado desde la primera que vez que sus ojos se conectaron. Lo podía recodar perfectamente bien y ahora le parecía tan lejano que por un segundo sintió unas incontrolables ganas de echarse a llorar.

¿Cuánto había cambiado su vida desde entonces? Se preguntó mientras se sentaba en el retrete con los nervios a flor de piel. Si esa prueba resultaba positiva como su hermana creía entonces Camila estaba metida en el mayor lío de su vida. ¿Cómo rayos ella iba a ser mamá? Bueno, en realidad sí sabía como pero prefería ahorrarse los detalles, suficiente tenía ya con la incertidumbre que la estaba embargando en ese momento y volvió a sentir esas ganas de llorar que no la dejaban en paz desde hacía unos días ya.

Ella no podía estar embarazada.

Tenía dos opciones. O aguantaban el súper regaño que seguramente Renato les daría a ella y a Zabdiel. O terminaban siendo los culpables de la muerte del hombre.

Suspiro resignada a pasar los siguientes veinte años tras las rejas y se puso de pie aferrándose al pequeño y delgado tuvo que se rehusó a mirar. Se moría de los nervios.

—¿Qué es lo que pasa? ¿Qué dice?—cuestionó Danna acariciando la cabeza de Leyre que descansaba sobre su estómago.

—¡No tengo idea! No quiero ver, no quiero saber, me muero de los nervios—inquirió a toda prisa y la castaña la observó un segundo.

—¡Cami! ¿Entonces como rayos piensas decírselo a Zabdiel si esa prueba sale positiva? Porque no es por parecer mala onda como dice Ariana pero él tiene que saber. No puedes negarle el derecho de saber que será padre—le explicó y Camila la miró un momento.

—Siento que esto ya lo viví—susurró señalando a Leire. La niña la miró un momento y se rio divertida.

—¿Sabes que no es algo que puedas ocultar mucho tiempo, cierto?—le preguntó su hermana en voz baja.

—Dios mío, Renato ahora si va a morirse de un coraje o algo parecido—Danna rio.

—Vamos, déjame verla. No puede ser tan malo—agregó lanzándole una mirada confiada que sólo hizo que el corazón de Camila se volviese a estremecer de inmediato ante la idea.

El miedo que sentía en ese momento era palpable. Era tan intenso que si alguien venía a intentar cortarlo con un cuchillo seguro que lo lograba. Suspiró profundamente tratando de llenar de aire sus pulmones y despejar su mente pero no funcionó en absoluto. Le tendió el pequeño cilindro blanco a Danna y ella lo observó un momento. El corazón de Camila latió descontroladamente y sintió que en cualquier momento iba a desmayarse.

—¿Qué es lo que dice, Allye?—chilló impacientemente. Danna suspiró y la observó un segundo en silencio que Camila quiso pegarle por hacerlo tan dramático todo.

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