Avanzó muy fuerte, haciendo que todo tiemble. Muchas botellas de bebidas terminaron rotas en el piso, pero eso no fue lo peor que hicimos.
La pasión seguía envolviéndolo, hasta el punto de no medirse. Estábamos ambos muy agitados, y ni siquiera veíamos. Nuestros ojos cerrados invitaban a nuestra mente a imaginar, creo que ahí estuvo el verdadero problema. Nos dejamos llevar demasiado.
Su fuerza era mucho más superior a la mía. Era increíblemente resistente a mi lado. Sólo quería adueñarse de mí, pero tanto empuje de su parte me partía al medio, entonces nuestros cuerpos danzaban de acá para allá, en el afán de encontrar una base en la cual estuviéramos cómodos. Ahí fue cuando se hizo presente la salvadora heladera.
Apoyé mi espalda en ella, y Julián siguió con su juego. Sin despegar nuestras bocas, bajó sus manos hasta la parte trasera de mi última prenda, y empezó a palpar la zona.
Pero, los movimientos no eran nada despacios, y el electrodoméstico no era tan resistente. Entre tanto choque y choque de haldera-pared, heladera-pared; algo le pasó al enchufe.
Todo explotó.
Pero... A fin de cuentas, lo había logrado. Ambos cumplimos con nuestros objetivos, ¿o no?
Julián: ¿todavía pensás que soy homosexual?
Yo: ¿todavía seguís con la idea de no hacerme el amor?
Y sí, tal vez me delaté. Pero, de una forma u otra, tenía que descifrarlo.
Julián: ah, ¿eso es lo que querías lograr?
Yo: en parte... Sí.
Julián: sos muy buena actriz, podrías dedicarte a eso -dijo caminando al lado contrario-
Yo: para algo voy a teatro, mi sol -lo seguí-
Julián: viendo y considerando que no vas a vestirte.
Me envolvió en un mantel blanco.
Yo: Juli...
Julián: ¿qué?
Yo: ¿ya no te gusto? -pregunté apoyando mis manos en sus hombros-
Mi plan seguía en marcha, no pensaba parar hasta conseguir la información.
Julián: te amo, hermosa -me besó- Pero ya fue suficiente por hoy -comentó en voz algo baja-
Yo: ¿por qué seguís frenándome? -me pegué más a él-
Julián: no volvás a hacerlo...
Yo: decime entonces.
Julián: ¿qué querés que te diga?
Sonó la puerta.
Julián: voy yo, ponete esta remera por lo menos -me dio una blanca lisa-
Y lo esperé ahí. Al parecer eran unos vecinos preguntando algo sobre los tíos de Julián, se marcharon y en segundos él volvió.
Yo: ¿listo?
Julián: sí.
Yo: esto me queda como un camisón, ¿vale no ponerme la pollera? -pregunté en el fallido intento de seguir con el juego, pero era todo en vano. Ya sabía lo que quería hacer-
Julián: como quieras -dijo prácticamente ignorándome, y fue hacia la heladera para arreglar lo de los cables-
Yo: estás descalzo, te puede dar la corriente.
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Historia de dos corazones.
FanfictionOriana y Julián, un hermoso y trágico pasado, un confuso presente, y si el destino lo quiere un indeterminado futuro. ¿Qué pasó, qué pasa y que pasará? Se conocieron siendo adolescentes, rebeldes y contradictores, vivieron un amor fugaz que dejó muc...