Capítulo 32 - "Mi mayor error"

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Dedicado a Juli Romero~

Inconsciente estaba yo, absolutamente ciega, no vi lo que en realidad ocultaban esas miradas.

Leandro sí despertó, así como se fue indignado. Yo hablé con Julián, pero otra vez quedó callado. Candela no quiso marcharse, al parecer tenía un asunto pendiente. Ella estaba allí, un poco lejos, casi llegando a la calle. Mi hermana salió y al acto se acercó a saludarme, justo cuando a él le gritaba algo así como...

-¡Con esto no me protegés, me dejás más expuesta!¿Qué parte no entendés?

Y ahí fue cuando tocó mi hombro.

Titi: ¿es verdad lo que dicen?

Yo: ah bueno, ¿siempre te enterás de todo vos?

Titi: ¡obvio! Los dos más... -la miré en intento de frenar lo que estaba por decir, cambió la palabra- ¿Baboseables...? de la escuela peleándose por una chica.

Yo: ajá.

Titi: ¡y esa chica sos vos!

Yo: a ver, hermanita, lo de recién no fue una situación para nada cómoda. Dejá tus pensamientos de pendeja de lado, porque posta...

Titi: ¿de qué me hablás? ¡Boluda es genial! Igual, no vine a pelear, así que aflojale a los nervios.

Yo: decime, Tiziana -pronuncié prestándole toda mi atención-

Titi: punto uno, si no querés que te reten podrías ir yendo ya.

Yo: les digo que salí más tarde.

Titi: okay. Punto dos, tu noviecito se te escapó.

Tenía razón, ya no estaba a mi lado. Volteé y lo vi doblando la esquina, no sé muy bien para qué, iba apurado, creo que con alguien.

Titi: y último y más importante, punto tres; para mañana necesito tres autógrafos más.

Yo: dudo que los tengás.

Titi: ¿por?

Yo: esto cada vez se complica más, Titi. En un rato voy, ¿sí? Deciles que tenía...

Titi: ajá, horas extras, bien. Confirmame lo de los... -comencé a caminar dirección contraria a ella-

Yo: ya te dije que es poco probable -grité-

Titi: okay, chau.

Yo: nos vemos -y seguí avanzando, hasta llegar al borde de la cuadra. Me pegué a la pared-

Claramente, solo no estaba. Me deslicé de una manera lenta por la construcción de ladrillos, así acercar mi rostro por el costado, ahí vi a su acompañante. Recién empezaba la charla.

Candela: no puedo creerlo, te juro que te súper aplaudo -y lo hizo- Muy bien, la niña se enamoró, que bueno, sí -¿estaba siendo irónica? No lograba descifrar el fin de sus palabras- Me mata porque ella sigue pensando que... Dios mío, pobre, ¿en algún punto no te da pena?

Julián: no sé de que me hablás.

Candela: ya me enteré, lindo -puso sus manos en los hombros de mi novio- Las cosas acá vuelan, ¿sabías?

Historia de dos corazones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora