Capítulo 49 - "El fin"

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Dedicado a Sofi Martin~

Ya era el horario de su partida, diecisiete y treinta horas, el sol no brillaba para nada, aunque mis ojos un poco sí. No de la esperanza, sino de la misma culpa. Ya había pasado toda una noche y yo recién comprendía que mi hijo no la pasaría nada bien sin una figura paterna a su lado. Pero ya era tarde, y aunque tenía esa única razón para frenarlo y decirle la verdad, también se hacían presentes miles de fundamentos sobre por qué debería dejarlo ir.

Me encerré una vez más en mi habitación y me hice por quinta vez un test de embarazo. Positivo, otra vez. Y es que aún tenía la ilusión de que todo fuera falso. Pero no, justo lo que te hace mal es real, y eso que te hace tan bien es una mentira.

Vivimos la vida que queremos vivir y sufrimos lo que queremos sufrir, pero... ¿Qué pasaría si la vida que te tocó es una mierda y por más que quieras vivirla bien no logrés hacer que todo te chupe un huevo? Nosotros decidimos, sí, pero a veces para decidir tenés que ser madura. Fui una pendeja, me dejé llevar por los opiniones de esa Oriana egocéntrica y narcisista. ¿Como no pude haber visto las cosas pensando en mi bebé? Solamente vi qué nos hacía bien a Julián y a mí. ¿Pero y nuestro hijo? Qué imbécil fui. ¿Por qué tanto egoísmo?

Me levanté del suelo y luego de recuperarme del mareo que me dio me dirigí a mi baño así lavarme la cara.

¿Qué voy que hacer? En ese mismo momento que reaccioné él ya se estaba yendo para no volver. Mientras Julián hacia cola para subir a su respectivo avión yo intentaba aclarar las dudas que se hacían presentes en mi cabeza. Mientras él enfocaba su mente en olvidarme y seguir con su vida, yo me concentraba para lograr procesar y decidir si sacarlo a él de la mía. Mientras él mostraba sus documentos y ese pasaporte con pasaje de ida pero no de vuelta, yo enroscaba mis manos en mi cabello, llorando, gritando, odiando todo. Mientras él ya pensaba en lo que le esperaba, yo pensaba en lo que me mataría. Mientras él proyectaba no regresar, yo reflexionaba seriamente en si lo que estaba haciendo era lo correcto. Por momentos pensé en detenerlo y, por otros, sólo dejar las cosas como estaban y permitir que se aleje como tanto lo planeé. En oportunidades me veía al espejo y me odiaba por no haberle dicho la verdad y, en situaciones, me veía como una luchadora por haber resistido.

Y es que es muy horroroso derramar lágrimas y no saber bien por qué, o por quién. ¿Es por mí? ¿Es por Julián? ¿Es por nuestro hijo? ¿O es por un poco de ambos?

¿Por qué sufro de esta manera, quedándome perpleja y sin lograr mover articulación alguna, paralizándome, dejando el peso de todo sobre mis pies, sabiendo que ellos no podrán resistir? Me agobiaba el hecho de no poder desplazarme, ¿qué me sucedía?

¿Será que entre olvidar como se respiraba en paz también se me borró el recuerdo de cómo sobrevivir en conjunto?

Mis lágrimas caían mientras mi corazón ya de a poco también olvidaba como latir, sí, sentía que me moría de a poco, que con cada exhalación me destruía un paso más, que las lágrimas eran sangre en vez de salada agua, que mis párpados ya no resistirían una noche más.

Estaba absolutamente inmóvil, enmudecida, y tal vez con algo de ceguera. Mi mundo entero se venía abajo cuando el reloj marcaba las cinco y cuarenta y cinco minutos, justo cuando el motor de la aero nave se encendía. Estaban a punto de despegar, y yo estaba al borde de colapsar en mí misma.

Parpadeé y casi por milagro, al abrir los ojos, sentí como mi alma volvía a mi cuerpo. De un gran impulso logré moverme con rapidez y de a poco mi cuerpo iba recuperando la temperatura que había perdido. En un intento de volver a hacer entrar el oxígeno a mi garganta, el aire quedó atascado en ella, como una piedra dura y pesada llena de angustia. ¿Qué se supone que estoy por hacer? Momentos cruciales en los que no carecía ni de un segundo para pensarlo. ¿Debería... Llamada entrante. Julián. ¿Qué mierda hago?

Historia de dos corazones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora