Capítulo 26 - "Te deseo, Julián"

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Lo piden, lo tienen. Capítulo dedicado especialmente a Sofi Martín y Euge Fortunato. Gracias por la inspiración de ayer, las amo. También, no tan especialmente, para Loli la feta Ingrassia y Karu Di Caro, las quiero mucho mucho❤ Espero los comentarios de todas e.e~

En pocos minutos ya estábamos allí, unos apartamentos un poco alejados del centro, no eran de tantos pisos y el color del ladrillo naranja ya estaba desgastado. Era un edificio de poco lujo, pero cómodo. Aunque al ingresar me di con que era mucho más de lo que aparentaba.

Yo: ¿seguro este es el departamento de tus tíos?

Julián: sí, ¿por? Son bastante chetitos, así como vos -elevé las cejas- joda joda.

Yo: ¿sabés que no?

Julián: no te preocupés, no te estoy llevando a un telo -aclaró riendo-

Yo: ¡sos un imbécil! -lo golpeé-

Julián: solamente decía, así no hayan males entendidos.

Yo: conociéndote, fue medio de más el comentario. No sé, cualquiera lo tomaría como sarcástico.

Julián: ¿qué estás insinuando, Sabatini? -me pegó contra la pared

Yo: que ya llegamos a tu piso, Serrano -avancé, cruzando la puerta del ascensor- Deberías considerar callarte a veces.

Julián: ¿te molestó lo que dije? -sacó las llaves-

Yo: ponele.

Julián: okay, voy a intentarlo -sonrió, y después giró el picaporte para abrir la puerta y así poder entrar al hogar-

Bastante bien decorado.

Yo: ah, posta que son chetos tus tíos.

Julián: así de bien sufro acá -y se tiró al sillón con los pies descalsos y la camisa con algunos botones desprendidos-

Yo: no seás desagradable.

Julián: ¿desagradable?

Yo: comportate, no estás solo.

Julián: ay, perdón -dijo con voz afeminada, y luego se sentó bien-

Yo: ¿en dónde puedo dejar mi mochila?

Julián: em... -tomó pie- a ver, dame -la tomó entre sus manos y comenzó a caminar- la podemos dejar en... ¡La puta madre!

Yo: ¿qué pasó? -me acerqué preocupada-

Julián: pisé... No sé, parece que tiraron... ¿Dulce de leche? -largué una carcajada-

Yo: eso te pasa por repugnante, ¡andá ya a ponerte algo en los pies!

Lanzó mi mochila a una mesa ratona y agachó sus brazos así quitar sus sucias medias.

Julián: que suerte la mía -se dirigió al lavadero para ponerlas a lavar, lo seguí-

Yo: si me hubieras hecho caso desde un principio...

Julián: bueno, perdón mamá, no se repite.

Yo: -reí- Sos un tarado.

Julián: hace un calor acá adentro.

Yo: ¿de qué calor me hablás? Estoy muriendo de frío -y froté mis brazos para tomar más temperatura-

Historia de dos corazones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora