Dedicado a Mel Seminario~
Sonreía, eso era todo. No podía evitar que se forme una curva de alegría mientras él me besaba, mis latidos se aceleraban cada vez que sus labios rozaban los míos, y cada tironeo me hacía volar hacia lo más alto de mi imaginación, en donde lo único que veía era una ilógica fantasía. Me hacía volar, y un poco más que eso. Me hacía sentir completamente querida. Me agarraba con firmeza, sin soltarme ni por un segundo, y eso me encantaba, me hacía sentir segura.
Me hacía experimentar eso que nunca experimenté, me hacía soñar despierta.
Julián: sos hermosa -me susurró
Yo: -reí- vos sos hermoso -y lo besé-
Julián: te amo.
¿Había escuchado bien? Dicho esto empezó a besarme de nuevo, pero esta vez me sujetó de la cintura.
Yo: ¿fue cierto? ¿Serrano dijo "te amo"? -pregunté graciosa-
Julián: sí, escuchaste bien; me enamoré de una pendeja.
Yo: -reí- me decís de nuevo así y...
Julián: ¿y?
Yo: nada. Corre sangre.
Julián: que violencia, che -y me dejó un " pico"- ¿para tanto?
Yo: shi -dije con voz de nena-
Julian: -rió y luego volvió a acercarse para darme otro beso, esta vez más corto. Al separarnos me dijo con un hilo de voz- Igual te digo una cosa...
Yo: ¿qué? -pregunté-
Julián: sos MI pendeja.
Yo: obvio -lo besé-
Julián: ¿qué? -preguntó sonriendo entre medio de los besos que le dejaba-
Yo: que obvio que soy tuya, tarado. Odio decirlo, pero esa es la verdad; soy solamente tuya, mi rey -le confesé, mirándolo a los ojos fijamente-
Julián: odiaría escuchar lo contrario.
Se lo escuchaba muy agitado, y quizá algo caliente cuando una de sus manos bajó por mis bordes lentamente, hasta llegar a mi pierna. Mi piel se erizó al instante al sentir el contacto con la suya. La acarició por unos segundos, antes de elevarla y enredarla alrededor de su cintura. Sentí las mariposas alborotarse en mi estómago con el mínimo contacto de su pelvis chocando con la mía. Lentamente elevé la otra pierna, cruzándola en su cintura también. Mi espalda chocó contra un pizarrón levemente, descansando allí.
Yo: esto es demasiado -Le dije en el nefasto intento de tomar algo de aire-
Julián: decime cuando quierás que frene.
Y al advertirme esto, los besos se aceleraron.
Yo: está bien -dije cuando apenas pude-
Julián se adentraba en mi boca como buscando algo con desesperación mientras me apretaba el abdomen, todo en sentido de apoderarse de mí, demostrándome que él es mi único dueño. Lentamente, bajó sus besos a la zona de mi hombro, y sentí más mariposas en mi estómago. ¿Cómo conseguía enloquecerme tanto con el más mínimo contacto?
Sus labios succionaban mi cuello lentamente, mientras yo apretaba mis ojos, intentando ahogar el más mínimo gemido que pudiera escaparse de mi boca. Mis manos tironeaban su cabello ferozmente con cada succión. Sentía mi corazón querer escapar de su lugar.
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Historia de dos corazones.
Fiksi PenggemarOriana y Julián, un hermoso y trágico pasado, un confuso presente, y si el destino lo quiere un indeterminado futuro. ¿Qué pasó, qué pasa y que pasará? Se conocieron siendo adolescentes, rebeldes y contradictores, vivieron un amor fugaz que dejó muc...