Parte 36: J...

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Al fin el día había llegado

Hoy se esperanzaba una aparición próxima de un candidato a Rey, que de enemigos tenía de sobra. De sonrisas falsas tenia para todos, y que de mentiras era el perfecto soberano del gobierno de ellas mismas. Jeon Jungkook, llegaba al palacio hoy, obteniendo una preciosa entrada triunfal, que seguramente, iba a poner a su padre de todos los colores, todas las sensaciones y también, de todas las ideas posibles de como deshacerse de su hijo menor.

Hoy era el día. No solo de la aparición de Jungkook. Si no, de todos los planes en general.

Había una cierta... y sinceramente dispensable, maniobra entre nosotros dos. Tal vez, yo no era la chica mas inteligente y manipuladora del mundo, y si me comparaba con Jungkook posiblemente no llegaba a los talones de la sincera y genuina forma en que el manejaba cada situación a su entero antojo. Jungkook sabía como lucir tranquilo, serio, indiferente, altanero y superior que tu por una careta falsa ene l exterior. Sin embargo, lo que exista dentro suyo, tanto en su cabeza como en su corazón, era algo completamente distinto.

Tu veías lo que el te dejaba mirar, no lo que tu pensabas que habías en quebrantado de él. Y esa era nuestra mejor fuerte.

Si relacionábamos nuestras circunstancias con un juego de ajedrez, Jungkook era la Reyna, y yo, solo un simple peón. Pero un peón fuerte, un peón que sabe donde moverse, y solo se entromete, cuando la jugada lo requiere, y cuando la Reyna lo necesita. Este plan no era de aliados como habíamos acordado, este plan, era de hacer ganar a Jungkook, para que así pueda tener oportunidad de ganar yo.

Ya lo había visto, ya me había dado cuenta que su perfecta labia perdurable y diseñosa suya, había dado su efecto un tiempo y el momento necesario para hacerme pensar y creer que era verdad. Eso que ambos estábamos unidos como un unánime, que ambos éramos la Reyna, y buscábamos a toda costa, resguardar y proteger a nuestro Rey. Sin embargo, como todas las mentiras caen, como todas las mascaras se quitan y como toda tormenta que se va. Yo me di cuenta, que sus palabras de equidad, no eran mas que una simple falacia adornada de cuentos y esperanzas, para que yo me uniera a él. Pero, no hay que pensar que yo me moleste por ello, porque no fue así. Fue hoy en la madrugada, que no conciliaba el sueño, que me di cuenta cual era en realidad el juego, y quien era quien, dentro de este tablero que se llamaba la horripilante actuación, de un gobierno sin amor. Estaba leyendo un libro, del caballero ladron, Lupin. Que me di cuenta, que Jungkook estaba jugando conmigo también, y en vez de enfurecerme, tirar el libro a un lado con rabia y soltar todas las malas palabras existentes en mi vocabulario no antes dichas, decidí por otra parte solo reírme.

Acepte que el que traía la batuta de este plan, era él. Y que yo debía de moverme por donde el quisiera que lo hiciese.

Tenía todo sentido del mundo aquello.

Ya que ¿Quién en realidad podría garantizarme que mi padre estaba vivo aun?, ¿Quién?. Ni el super poderoso, invulnerable, metódico, analítico, soberano, frio, y incalculable Jeon Jungkook, podía tener la completa certeza que mi padre estaba con bien y que le encontraríamos cuando todo esto se haya terminado.

Pero sin el, debía admitir, mis oportunidades de encontrarlo, pasaban de un cero, a un uno por ciento, y si podía sostenerme con uñas y dientes y no soltar esas diminutas y escasas esperanzas del poder hallar a mi padre. Lo iba a hacer.

De eso, no existía la menor duda.

Por eso me deje usar a su antojo. Decidí que Jungkook podía decir que saltara en un pierna delante del Rey y lo entretuviera por dos horas sin parar, y yo iba hacerlo. Decidí que si Jeon Jungkook quería que yo fuera una chica sumisa, una descuidada hermana, una buena hija, o una ignorante pueblerina.

Three Kingdoms of Korea - Jeon Jungkook☑️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora