Parte 41

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Primero.

Me quede inerte donde estaba, como si no pudiera mover ninguna extremidad de mi cuerpo. Al instante deje de menear la copa inmediatamente y me quede sin pensar, el corazón inmediatamente se paralizo un momento cuando escuche el terrible grito de agonía de algún sitio del palacio.

Segundo.

Cuando puede volver el corazón a latir en mi pecho, y mi cabeza empieza a funcionar de vuelta, lo primero que pienso al ver a todas las personas que están ahí sentadas, es que algo va mal.

Y con eso es a que Yon Sook no está ahí conmigo.

Por lo que en tercer punto ocurre.

Dee un salto me paro de la mesa y desaparezco de la vista de todos aquellos a la velocidad de un halcón. En el camino, saco mi espada de hierro del cinturón y la daga de mano de la bota al caminar dejando a todos aún más paralizados en su lugar.

La cena incomoda, cambió a ser una cena catastrófica de puro terror en todos los presentes.

Una sombra de la nada y a medio camino me hace mirar de reojo detrás de mi, listo para atacar. Pero al final, es Jung Hyung, con su espada en la mano. Con la mirada perdida, los ojos vacíos y los labios apretados en una mueca de seriedad bañada con miedo.

(...)

El lugar de la cena es el centro del bonito, acomodado y bien cortado césped del jardín de narcisos y arboles tan grandes que apenas se le ve la punta de pierde. Los troncos de ellos fueron adornados con antorchas encendidas, iluminando un circulo alrededor de la zona céntrica, donde se encontraba una mesa de madera de pino con un mantel color caoba encima. Dos platos humeantes de algún olor a estofado delicioso, y una jarra de vino junto con unas flores silvestres acomodadas por el mismo encargado de toda la decoración del lugar.

Jimin se había responsabilizado de la decoración y de la comida. El deseaba poder tener una noche para solo ellos dos. Donde el simbolismo del amor que el aun creía que se profesaban, estaría vigente aquella noche de luna y estrellas.

—¡Oh!, mira esto —Yon Sook se había vestido con uno de sus trajes mas bonitos de veladas. Uno de sus propios vestidos. Los que antes usaba en Pionyang para ver a Jimin. Los que si son de ella y concordaban con su estilo de moda simple y humilde, de ella.

—¿Te ha gustado?. —Jimin empezó a sonreír al ver la cara de alegría de Yon Sook. Carraspeo antes de mirarla a los ojos.

Eso era lo que buscaba cuando busco sus flores favoritas entre la maleza. Cuando pidió que les prepararan su cena preferida que tanto le encantada a su novia. Y cuando coloco armoniosamente las antorchas para darle un aire romántico al sitio donde cenarían.

—¡Es precioso!, oh Jimin. —Gimio alegre observando cada detalle y tocando con sus dedos los pétalos de flores de la mesa. — He creído que sería una cena simple, no me he vestí para la ocasión, —Se volteo y lo miro con ojos apenados —debería ir a cambiarme. No tardare mucho, ¿de acuerdo?.

—No tienes que irte a ninguna parte, amor. —Jimin rio, algo divertido de la reacción, por lo que, se acerco cuidadosamente a ella y la guio tomándola de la mano hasta la mesa. Con caballerosidad le arrastro la silla hacía atrás, y cuando se había sentado, se acerco a su oído y le susurro ocasionando un remolino de sensaciones en la piel de su novia. —Recuérdalo. Estas conmigo, tu Jimin.

—Claro.... —Yon Sook agacho la cabeza y suspiro largamente en lo que el se sentaba del otro lado de la mesa. Tomó una bocada de aire y la dejo salir lentamente.

Se había ilusionado al ver la cena romántica resplandecer frente a sus ojos como una imagen de novela victoriana. Se había dejado llevar por el momento, había embellecido su corazón ante el calor de las antorchar cómodamente recostadas sobre los troncos de abedules, y se había entumecido los ojos mirando enamoradiza la mesa preparada humildemente por Jimin.

Three Kingdoms of Korea - Jeon Jungkook☑️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora