Parte 42: Un Secreto Descubierto

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—Hola. —Con una sonrisa triste sobre sus labios, Jimin cerró la puerta tras de él, mirando la pálida y ojerosa mujer que tenía en frente.

Tuvo que tragarse el sollozo colgado de su garganta que lo tenía atado con fuerza contra sí. ¿Cómo era posible? Hacía solamente unas horas en las que aquella mujer animada, sonreía y reía en una velada que se suponía que era para hablar acerca de su próxima vida juntos. Jimin había planeado poner fecha para su boda, y ahora, sólo tenía a su mujer yacía en una cama, postrada con un vendaje en su hombro y la cara hundida del cansancio.

—Quería hablar sobre lo que ocurrió, pero ahora creo que lo mejor es que deberías descansar, mi amor. —Jimin se acercó a ella y le tomó la mano entre la suyas con exquisita suavidad, mientras le acariciaba con los dedos los nudillos tiernamente.

—Hay tantas cosas, Jimin. Tantas cosas que hablar, que lo último que debería considerar, es dormir ahora mismo. —Le respondió tristemente, objetando por llevar su mirada cansada al otro extremo de la habitación hasta el gran ventanal de armadura de madura y puertas abiertas que dejaron para que ella recibiera aire puro.

Jimin era lo último que tenía en su vida que era igual que antes, y ahora, también había caído bajo esa cárcel de incertidumbre y de pesar en el que ella estaba envuelta.

Después de esa platica, ya nada sería igual. Ya no sería solo Yon Sook viviendo un tiempo en aquel lugar. Ahora Jimin se enteraría y entendería que había más que eso, un peligro anónimo que los ahogaba sin conocer tan siquiera la mano que los empujaba al frío, sin fondo, y terrorífico océano.

—Por favor siéntate a mi lado. —Imploro ella —Hay que hablar de algo importante.

El se acercó con una mueca afligida en el rostro.

—Yon Sook, no se que esta pasando en este sitio pero... —Jimin se sentó en la cama con cuidado en la orilla sin dejar de tomarle la mano, y la miró con tanto pesar, que eso terminó por romper a llorar a Yon Sook. —Mi amor...

—Oh, Jimin... —Gimió al sentir como Jimin la miraba conociéndola mejor que nadie en esa tierra podía — No sabes lo que he tenido que soportar aquí —Yon Sook se estaba rompiendo lentamente frente a los ojos de su amado. Tomando con fuerza sus manos las alejo de él para llevar una a la cara y tratar de retener con fuerza los gritos de agonía y los sollozos a mares que tenía en la garganta.

Había pasado miedo. Soledad. Tristeza. Abandono. Traición. Había quedado en completo desnuda ante esa casa. Y nadie le había podido dar una mano. Nadie podía entender lo que ella llegó a sentir.

—Por eso, cariño. Lo mejor que hagamos es que te lleve conmigo, así estarás a salvo y podremos casarnos, aún si tu padre no lo requiere. Podríamos irnos al pueblo y casarnos, luego te llevaré a Pionyang conmigo. Te prom...

—No puedo hacer eso, Jimin.

Ofuscado, se alejo de ella y frunció el entrecejo —¿Porque no? ¿Es por tu familia?. Entiendo que no es lo mas tradicional, pero no dejaré que sigas viviendo en este lugar y si te llevo conmigo solo así, sin casarnos, la gente empezará hablar mal y....

—No, no lo entiendes. —Con los ojos hinchados miro con dureza a Jimin, culpandolo de su ignorancia, de no saberlo, de creer que alto tan tonto en esos momentos podía preocuparla, pero al mismo tiempo, envidiado que el viva en la ilusa idea de que sus problemas son algo tan efímero como "el que dirán" o su familia que ya no quiere. —Hay algo mucho más grande, mucho más fuerte, no me puedo ir hasta resolverlo.

El se iba a volver loco.

—¿Que cosa entonces, Yon Sook? ¿Es por Jeon Jungkook? Es eso —grito aireado por el dolor de que ella le escondía cosas. Ella lo miró con los ojos bien abiertos sin poder responderle.

Three Kingdoms of Korea - Jeon Jungkook☑️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora