Three Kingdoms of Korea - Jeon Jungkook☑️

Parte 55: Una Nueva Era.

—Por favor, pasen y tomen lugar. El tema del cual los he citado es de extrema delicadeza.

Jeon Jungkooknestaba situado en la cabecera de la mesa, al frente y centro. Había sido una manzana desenfrenada para èl. Había evitado a toda costa estar cerca de Yon Sook, huido como un maldito ratero cuando le vio entrar en el comedor, cosa que; luego se arrepintió y se sintió un imbecil por parecer un crío de quince años.

El nunca huía de sus problemas. Pero ahora aparentaba que le tenía hasta miedo a una mujercita que su cara cabía en una mano de él.

Esa tarde Jung Hyung se había encargado de dirigir a los alcaldes hasta el, todo con suma discreción y miramientos. Nadie podría saber de esa reunión.

—Disculpe que intervenga en su introducción, su majestad —Hablo en alto y por encima de los murmullos cayandolos enseguida, el alcalde Kim Hyeron.

Un viejo de tercera edad que jamás ha demostrado simpatía a la corona, o a un estatus de pueblo en monarquía. —Pero, ¿Dónde está el Rey?.

—El no estará presente hoy en esta reunión. —Le contesto tranquilo y sentado en la cabecera de la larga mesa que había pedido traer a esa escondida habitación del palacio.

Todo estaba más que listo por cualquier inconveniente. Si su padre deseaba acechar el lugar, lo tenía todo más que calculado para poder contenerlo. Era lo más obvio, dado el caso, que su padre se buscará presentar en cualquier momento frente a los alcaldes en la llegada de una explicación.

Jungkook no era imbecil. Sabía que, cuando su padre fuera informado de su movimiento, iba a existir un disturbio en todo Busan.

—¿Y se puede saber porque no? —volvio a preguntar malhumorado. Ese hombre estaba blasfemiando y maldiciendo a todos los Jeon del mundo por haber tenido que viajar toda la madrugada en carreta y sin descanso alguno. Y ahora, le decía que no estaría el Rey presente. —A lo que entendí, y cito —de ajusto las gafas y observó detenidamente la carta que le enviaron — "... Es un asunto de estatuto mayor, por el cual, se requiere la urgente presencia de todos los alcaldes del país para el día consiguiente a este que es: mañana al medio día..." —se saco las gafas y miró sin comprensión al príncipe — cualquier problema que requiere tal urgencia, yo, al igual que todos mi compañeros y amigos, estamos de acuerdo que eso significa solo una cosa. —Su molestia evidente por un pueblo soberano era irrefutable, y ahora mismo, lo sacaba a la luz con garras y dientes directo a Jungkook —: Que es imprescindible la presencia del Rey, de lo contrario, creo que solo ha sido un capricho indecoroso de su parte, Laird.

Aún así, Jungkook no cambio de postura o se mostró molesto por la falta de respeto de ese hombre hacia él. Con calma le respondió.

—Si no me dejan hablar aunque sea por los motivos que les he traído, entonces será claramente, que creerán que se trata de una niñería de parte mía. —Se puso de pie y se ajusto el chaleco antes de invitar a todos que tomen asiento — solo les pido amablemente que escuchen lo que tengo que decir, y si les parece una burda broma. Tendrán todo el derecho de salir de aquí con todos los gastos pagados por la molestas causadas.

La mayoría, al contrario de ese hombre y uno que otro de los presentes, respetaban gratamente y admiraban al príncipe heredero.
Le habían conocido en alguna ocasión que tuvo que hacer recados de su padre para el pueblo, y descubrieron lo centrado, inteligente y hasta humilde que podría llegar a ser Jeon Jungkook.

Un guerrero de sangre y no solo de título. Por ello, la mayoría de sentó enseguida bajo la propuesta de Jungkook, y los que no quisieron, lo tuvieron que hacer a base de murmullos rabiosos e incomprendidos.

—Bien. Como ya les leyó el alcalde Kim Hyeron —lo miró mal —, les traje diciendo que era un asunto de estatus mayor, y así es. También como el mismo hombre lo menciono, el Rey no se encuentra y aparecerá en lo largo de la reunión. —Se empezó a pasear por la habitación mirando a los ojos a todos los hombres presentes, con firmeza y seguridad. El les podría dar el país y el reconocimiento que ellos de merecían. —Y el motivo es sobre él, es de lo que quiero hablar.