Three Kingdoms of Korea - Jeon Jungkook☑️

Parte 21.

¿Y se preguntaran?, que decía la carta, ¿era sobre lo que descubrimos?, ¿era sobre mi padre?, ¿las alianzas?, ó ¿quizás todo junto?. Pues no lo sabia. no sabia con que propósito, que sabia esa persona o personas, que yo sabia, ni siquiera había entendido como llego eso a manos de Mina. Cuando desperté muy apenas y recordaba que había caído al suelo de la impresión. Y posiblemente no fue solamente por la carta y por la frialdad de mi cuerpo al leerla. No había comido nada en todo el día, y eso me había afectado de una manera poco aceptable y necesaria. Desmayarme solo atrajo de nuevo la atención de los demás hacia mi, y yo misma debía de obligarme a pasar desapercibida para que nadie mas se de cuenta de lo que ocurre. Nadie me siga los pasos, pero llamando la atención solo ocurre todo lo contrario.

Cuando desperté era el día siguiente, Mina no había ido a descansar de lo sustada que estaba al verme caer, aparte de que teníamos que hablar urgentemente de la carta, donde la encontró, que haríamos al respecto, quien podría ser el que la mando. Teniamos que mover nuestras piezas con mayor sensatez y mas que nada; cuidado. Todos aquí eran enemigos en potencia y solo se veian pasos en falso en nuestro futuro. Sin emabrgo ella no había sido la única que decidio quedarse a mi despertar. Cuando abri mis ojos, estaba ella, la reyna, mi hermana y Laird Jung Hyung. Solo faltaba el rey, mi mama y Jungkook para completarnos todos.

-¡Desperto!- Mina fue la primera en darse cuenta que ya había terminado mi siesta. Laird Jung Hyung y su madre hablaban en voz baja y entre murmuros, ambos con rotros serios y de una conversación que parece importante y Yang Mi fingía que tejia en la sillita a mi costado pero miraba de reojo a Jung Hyung.

Todos voltearon la cabeza al mismo tiempo, fue tan rápido y tan sincronizados que me mareo el echo que un segundo antes cada uno estaba en sus cosas, y dos después los tres arriba de mi.

—¿Como estas, Yon Sook?, ¿te sientes mejor—pregunto la Reyna con una sonrisa amable.

—¡Acaso quieres matarnos de sustos!, no sabes lo preocupada que estaba Yoonie- —¿Yoonie?, ni siquiera tuve tiempo para procesar que Yang Mi ahora me estaba hablando con apodos. Lo único que tenía en mi cabeza era sacar a todos de mi habitación y hablar a solas con Mina. El Larid Jung Hyung, el único que no me infesto de respuestas también fue el único que ni se acercó con rapidez a revisar si estaba bien o no. Solo me miró desde su posición, pero ahora mirándome atento, sus ojos negros tan fijos y una media sonrisa en la cara como su estuviera contento de verme sana y salva. Tan atractivo.

—Estoy bien. Solo fue un desliz por no comer —me senté en la cama mirando a todos lados y después terminando mi cara en Mina. ¿Y la carta? Ella me dio una mirada que no entendí pero que no iba a preguntarle justo ahora. Decidí levantarme de la cama.

—De echo que bueno que estés despertado. Te hará bien ir a comer con nosotros en el comedor.

Ir a comer con la familia real no estaba en mis planes ni más lejanos. Hice una mueca de cansancio como si no estuviera del todo dispuesta a bajar a comer, y lista para idear una mentira sobre que lo mejor sería comer en mi habitación por si las dudas. Solo que no pudo ni abrir la boca en lo que Yang Mi salto emocionadisima de la silla y rápidamente fue al pequeño armario a buscar un vestido para ponerme. Me mire la ropa. Solo traía puesto un camisón. Me sonroej mientras le miraba de reojo al Laird que seguía mirándome. Yo solo me tape lo más que pude con las sábanas y espere a que Yang Mi trajera un vestido.

—Pero si aquí no tienes más que basura. —apreté los labios y la mire con reproche. Solo que me de uno u ya, no tiene que criticarme la ropa —iré a la habitación por uno de los míos. Seguro que te queda divino. —de dos zancadas largas cruzó el resto de la habitación y salió dando un portazo rápido en todo el lugar. ¿Ahora que le pico?, yo no quería sus vestidos, no quería sus apodos ni su amabilidad. No se que quería, pero tampoco me importaba saberlo. Solo la ignorarla como siempre hasta que me deje de molestar.