Cincuenta y seis;

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Ana

Me desperté con el primer sonido de la alarma, un poco desubicada. Se me habría olvidado quitarla la noche anterior, porque era uno de mayo y no teníamos insti. Y vamos, lo tenía clarísimo. No era algo que dudara, porque había estado deseando tener aquél pequeño break desde el mismísimo lunes. 

Lo de Mimi y Miriam me había desestabilizado un poco, no iba a mentir. Me alegraba de tener el apoyo de Mireya y de saber que si quería aislarme un poco del tema de conversación, no tenía por qué pasarme todas las horas del día entre las Doblas y los demás. Por lo menos tenía más opciones, cosa que nunca antes se había dado.

Me desperecé y me incorporé poco a poco, era demasiado temprano como para levantarme, pero una visita al baño y un vaso de agua no me vendrían mal. Buscando mis zapatillas de estar por casa sin encender la luz para no desvelarme completamente, salí al pasillo. Me metí en el baño y luego bajé a la cocina a por agua. Mi casa estaba en completo silencio, como la mayoría del tiempo, a decir verdad. Que mi madre se hubiera instalado con nosotros otra vez no significaba que hubiera más movimiento, realmente. Ella también trabajaba muchas horas, al fin y al cabo.

Al volver a la cama, revisé el móvil un segundo. Sabía que aquella acción tenía el potencial de despertarme por completo, pero igualmente me arriesgué. Eran las siete y diez, y el grupo que tenía con mis amigos estaba petado. Al parecer habían hablado hasta tarde, pero ninguno de ellos había salido de fiesta. Estaban barajando la posibilidad de salir aquél viernes, porque las dos semanas siguientes serían puramente para dedicarnos a los exámenes finales. Luego hablaban de organizar una barbacoa aquél mismo miércoles, aprovechando el buen tiempo. Concretamente, querían celebrarla en el jardín de las Doblas. Me pareció bien, y aunque yo nunca me negaba a organizar un buen evento, agradecí que ellas llevaran las riendas: no me apetecía para nada tener que invitar a Miriam a mi casa, una vez más.

Disimular era fácil cuando nadie más sabía de mis sentimientos, pero después del evento de recaudación de fondos y la explosión de verdad que tuvo lugar, las cartas estaban sobre la mesa. O bueno, tal vez ya no; porque yo me había encargado de hacerlas desaparecer de allí y seguir con mi vida en el intento de deshacerme de mis sentimientos hacia Mimi, a base de distancia y nuevas amistades. Estaba mucho mejor, pero mi posición seguía siendo una muy complicada.

En cuanto a la barbacoa, tenía que ir. Me apetecía pasar un rato con Ruth, después de la conversación del otro día; y los chicos siempre conseguían subirme el ánimo. Claro que entre los presentes también estaría Miriam, y el jardín de las Doblas no era especialmente grande como para poder evitarla, pero lo iba a intentar. Cuanto antes me acostumbrara a verlas juntas, mejor sería para mí y para mi corazón. 


Maleantes 😈✌⚡🍻

Chicos perdonad, que me dormí temprano

Contad conmigo 🥰



☽ ☾


—No me puedo creer que estemos todos —soltó Mimi sonriente, cuando me vio llegar junto a Roi.

Yo tampoco pensaba que estaríamos todos juntos a la hora de hacer la compra, pero ahí estábamos, al completo. Las Doblas y Ricky nos esperaban en la puerta del super que había a metros de su casa. Ambas llevaban gafas de sol y pantalón corto; y la verdad era que con motivo, porque el calor no era poco. Llevaban la misma camiseta corta pero en distinto color, lo cuál siempre solía ser un indicativo de que las cosas iban bien entre ellas.

Game Over 🌙 || MIRIAM²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora